Los plazos para nombrar candidatos para las elecciones municipales se agotan. En Granada, encabezar la candidatura del PP-A casi garantiza la alcaldía tras tres mayorías absolutas y ser el partido más votado en la ciudad en todo el ciclo de los últimos cuatro años: generales, autonómicas y europeas. Pese a que estas últimas y algunas encuestas arrojaban un pleno fragmentado en el que irrumpía Podemos y donde UPyD e IU ganaban fuerza, si el Gobierno de Mariano Rajoy aprueba su reforma electoral, sin duda Granada sería uno de los lugares donde el PP-A se aseguraría el poder.
La cuestión está en quién encabezará la lista en mayo de 2015, y tiene que resolverse entre dos hombres que han sido estrechos colaboradores en las tres mayorías absolutas recientes del partido: el actual alcalde, José Torres Hurtado, y el presidente del PP-A en la provincia y de la Diputación de Granada, Sebastián Pérez. El enconamiento entre ambos llegó a tal punto que la ministra Ana Pastor, tras una reunión con ambos a cuenta de la llegada del AVE, llegó a pedir públicamente “acuerdo institucional” en la ciudad.
El último episodio de esta rivalidad ha sido la reciente enfermedad de José Torres Hurtado. El pasado mes de junio, el veterano regidor tuvo que ser ingresado de urgencias en el Hospital Virgen de las Nieves por unos mareos que resultaron ser un ictus. Pese a que se presentó en su forma más leve y no le ha dejado secuelas, lo mantuvo apartado de su cargo durante dos meses y disparó las especulaciones sobre su sucesión. Sus colaboradores más inmediatos y él mismo han solventado la situación con reapariciones sorpresa, algunas en actos del partido, en las que reiteraba su intención de ser candidato en 2015. Cuando faltan pocas semanas para que sea la dirección regional -o la nacional- la que decida, y con movimientos en listas electorales que van más allá de la ciudad, José Torres Hurtado y Sebastián Pérez miden sus fortalezas y debilidades.
José Torres Hurtado
A FAVOR
Popularidad y experiencia: el veterano regidor ha encadenado tres mayorías absolutas, algo de lo que pueden presumir pocos alcaldes de capitales de provincia de toda España. Presume de su propia cercanía en actos públicos y en declaraciones que, si bien pueden coger desprevenidos a sus propios colaboradores, le hacen ganarse la fama de “persona llana y sencilla” de la que presume por la ciudad. Experiencia no le falta, ni ante los electores ni en la fontanería interna de las instituciones y de su partido. Ha sido diputado nacional y autonómico, senador y delegado del Gobierno en Andalucía durante la segunda legislatura de José María Aznar.
Sin escándalos: archivada completamente la denuncia contra él que presentó por el PSOE por su presunta implicación en el caso Palacio de Hielo y absuelto su antiguo concejal de Urbanismo, Luis García Royo, por este mismo caso, presenta un expediente impoluto. De hecho, y al contrario que muchos otros políticos, ha conseguido que sea limpieza en los tribunales lo sea también de imagen, y no se le asocia a ningún escándalo de los que han salpicado al Ayuntamiento de Granada.
EN CONTRA:
La edad (y la salud): el próximo 15 de octubre, cumplirá 68 años. Si fuese el candidato, lo sitúa con 72 a finales del mandato 2015-2019. El ictus del que se acaba de recuperar, aunque leve, ha puesto en duda también su estado de salud. Su rival, mucho más joven, aún no ha cumplido los 50.
El desgaste: inevitable tras 12 años en el poder. Ha acumulado diversos focos de descontento en la ciudad. El alcalde es, además, un político que no teme a las polémicas ni es amigo de lo políticamente correcto, un arma de doble filo que a veces le da grandes réditos -nadie podrá negar que habla claro- pero otras solivianta incluso a los suyos. Su fracaso más sonoro es el de la estación de tren. Fio gran parte de su crédito político al proyecto de trasladar estación del futuro AVE a la Plaza Europa en lugar de mantenerla en su actual ubicación de la Avenida de Andaluces. La campaña institucional, en forma de anuncios en radio, televisión y periódicos, vendía un proyecto más barato que la estación proyectada por el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero en su día, diseñada por Rafael Moneo. Sin embargo, a quien debía convencer era a su propio partido, que ante la escasez de fondos ha decidido mantener la ubicación actual y nunca llegó a considerar el proyecto del regidor.
Sebastián Pérez
A FAVOR:
El partido… provincial. Durante el último año la provincia de Granada ha visto como el PP-A dinamitaba sus propias mayorías de 2011 destituyendo alcaldes a los que concejales de su propio grupo municipal hacían mociones en contra o incluso llevaban a los tribunales. Alfacar, Otura o Atarfe -donde salpican escándalos urbanísticos del PSOE- han sido escenarios de una limpieza en la que Sebastián Pérez ha colocado a dirigentes fieles que le aseguran el control de la provincia. Ha conseguido que las preocupaciones de la segunda línea -que representan los diputados provinciales José Robles y José Torrente, ya fuera hoy del partido del ex alcalde de Otura Ignacio Fernández-Sanz- estén más centradas en sucederle al frente del partido o de la Diputación de Granada, algo para lo que necesitan que sea alcalde de la capital.
Sin mancha. La oposición ha intentado lanzar contra él su sueldo de senador, el número de asesores de la Diputación de Granada -40 cargos de libre designación nombrados desde que él es presidente- y diversos asuntos más, sin resultado. Para empezar, porque no hay nada ilegal, o no ha podido demostrarse. Y, al contrario que José Torres Hurtado, que entra a todas las polémicas, sabe evitar quemarse en intercambios de declaraciones con el PSOE-A.
EN CONTRA:
El partido… regional y municipal. Juan Manuel Moreno llegó a la dirección del PP-A contra la opinión de los presidentes provinciales, y uno de ellos era Sebastián Pérez. El actual líder de los populares, por débil que sea su mandato, ha reiterado una y otra vez su apoyo a los actuales ocho alcaldes de las capitales de provincia. Por otro lado, el equipo de José Torres Hurtado -del que hasta poco él mismo formaba parte- y la vieja guardia del PP-A de Granada capital no quieren a Sebastián Pérez como alcalde. Claro que en este último caso, tampoco querían a su rival. En las elecciones municipales 2011, el ya fallecido ex alcalde Gabriel Díaz Berbel se dio de baja del partido entre fuertes críticas a ambos.
La imagen. Es conocido en Granada, pero menos que su rival… y no precisamente mejor. Su perfil público es más institucional, algo que él mismo cultivó cuando sus ambiciones se limitaban a la Diputación de Granada, con más poder real pero menos expuesta. Lleva meses usando el poderío económico y mediático de esta para intentar venderse como alguien cercano y preocupado por el día a día de los más desfavorecidos, con medidas como arreglar la carretera para que un menor dependiente pudiese ir a clase en el municipio de Benalúa de Guadix.