El embrollo que empezó con el mosaico de una gitanilla en la casa del Obispo va sumando actores. Los últimos son los vecinos. El ayuntamiento de Málaga ha dirigido una carta a los propietarios de inmuebles del Centro donde el artista urbano Invader plantó un mosaico, y les ha exigido que lo retiren advirtiéndoles de que, en caso contrario, lo hará el consistorio a costa de cada uno de ellos, que no pidieron que nadie les pusiese una figurita de ocho bits en sus fachadas. Dos mil setecientos tres euros con treinta y siete céntimos (2.703,37 €) cobraría el ayuntamiento a cada uno si, llegado el caso, tuviera que retirarlas.
La advertencia del ayuntamiento fue adelantada este martes por La Opinión de Málaga, que publicó la carta que había recibido un propietario. Esa misma advertencia la han recibido los dueños o comunidades de propietarios de los quince inmuebles sobre los que Invader colocó sus teselas, hace ahora un año, y que están catalogados como Bien de Interés Cultural por estar situados en el Centro Histórico. El ayuntamiento les exige que retiren los mosaicos porque “alteran la constitución original del edificio protegido”, vulnerando las obligaciones de conservación. Les da 15 días para que aleguen, antes de dictar resolución definitiva.
La carta del ayuntamiento ha causado revuelo porque pretende cargar a los vecinos la cuenta de un supuesto estropicio, que empezó siendo una intervención moderna y desenfadada. Sin embargo, tampoco está claro qué alternativas tendría el consistorio. No es propietario de los inmuebles, por lo que no puede retirar los mosaicos sin pedir permiso, y devolver las fachadas a su estado original a su costa podría constituir una suerte de prevaricación administrativa, porque la ley carga al propietario con la obligación de conservar y mantener el bien.
“Resulta evidente la obligación de la Administración Urbanística Municipal de exigir a los propietarios de los bienes protegidos la eliminación de los mosaicos colocados en los mismos”, dice el escrito remitido a los propietarios. Algo así dio a entender el alcalde Francisco de la Torre este martes, cuando dijo que deben hacerlo como cualquier otro propietario al que plantan un supuesto graffitti en su fachada.
“Sorpresa” de la Junta, que había criticado la pasividad del ayuntamiento
“Sorpresa” de la Junta, que había criticado la pasividad del ayuntamientoAl ayuntamiento le presiona la Junta de Andalucía, y por eso basa su exigencia a los propietarios en que ha recibido tres requerimientos de la Delegación de Cultura instando a recuperar el estado original de los edificios. En marzo, la administración autonómica acusó al ayuntamiento de adoptar una “actitud pasiva y negligente” y le pidió que dejara de “esconderse”. En octubre del año pasado, le pidió que dejase de “hacerse el sueco”. En diciembre le llamó “remolón”.
Sin embargo, la delegada territorial de Cultura, Turismo y Deporte, Monsalud Bautista, mostró este martes su “sorpresa” por que hubiese exigido a los vecinos la retirada de los mosaicos. Según Bautista, “es notorio el malestar que hay entre vecinos y comerciantes del conjunto histórico ya que ante una actuación sin autorización encargada presuntamente por un organismo dependiente del Ayuntamiento de Málaga ahora tienen que responder ellos”. El ayuntamiento, obviamente, no admite esta responsabilidad.
Además, la delegada territorial sumó una nueva advertencia: retirar los mosaicos a estas alturas puede no ser la mejor idea, porque el Juzgado de Instrucción número 6 de Málaga instruye unas diligencias en las que se trata de esclarecer si ha habido delito contra el patrimonio histórico. Retirar las teselas podría equivaler a destruir elementos probatorios. En resumen, la Junta pidió hace dos meses al ayuntamiento que retirara los mosaicos, pero ahora parece decir que cuidado con hacerlo y que, si acaso, lo pague el ayuntamiento.
El Seprona investiga quién es Invader
El Seprona investiga quién es InvaderEn paralelo, cuestión está siendo investigada en un Juzgado de Instrucción, después de que la Fiscalía de Medio Ambiente interpusiera una querella contra Invader y contra Fernando Francés, director del Centro de Arte Contemporáneo. De Francés se sospecha que planificó la colocación de los mosaicos con Invader, que tenía previsto exponer en el CAC. Por eso declarará como investigado el próximo 11 de junio. Con Invader, la cuestión es más compleja: la Fiscalía ha mandado al Seprona que investigue la identidad del artista, que ha desarrollado toda su trayectoria bajo el anonimato.
Con este paso del ayuntamiento, los propietarios se suman a un elenco de protagonistas en el que ya figuraban el artista desconocido Invader, la Fiscalía (que interpuso una querella), el Seprona de la Guardia Civil (que trata de desenmascarar a Invader), el director de un museo público gestionado de forma privada (que pudo planificar la intervención), el Obispado (que pidió que retiraran una gitana de su palacio), la Junta de Andalucía y el ayuntamiento.
Además, el requerimiento dirigido a los propietarios da otra pista de por dónde puede continuar la trama, puesto que sugiere que ellos son también los nuevos dueños de los mosaicos en virtud del derecho de accesión. Y los mosaicos de Invader, ya se sabe, valen un buen pellizco.