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De la Andalucía desigual a la Andalucía Vaciada (1996-2021)

Carlos Parejo

12 de noviembre de 2021 21:18 h

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En el año 1996, el Plan de Ordenación del Territorio de Andalucía diagnosticaba un “modelo de desarrollo desigual. Las áreas desfavorecidas coincidían con la mayoría de los municipios de montaña y zonas semiáridas, como son: Sierra Morena; buena parte de las sierras subbéticas de Cádiz, Sevilla, Córdoba y Jaén; las sierras penibéticas y el sureste árido.

Esta situación no ha cambiado mucho en los últimos treinta años, pero sí lo ha hecho el estado de la cuestión. Ahora, se habla del problema de la “Andalucía vaciada”, que se prolonga por todo del sur de la Península Ibérica, ocurriendo así el mismo fenómeno que en otras comunidades autónomas españolas. Las denominadas entonces “áreas marginales” de Andalucía han pasado a ser ahora “ámbitos con serios riesgos de despoblación”.

Si tenemos en cuenta el criterio de la Unión Europea, se trata de unidades territoriales con una densidad de población inferior a los 12,5 habitantes por km². Se incluirían aquí los agrosistemas de las dehesas, los dedicados al monocultivo olivarero y los típicos de las zonas semiáridas, como ya se indicó en este otro artículo.

Detrás de esto, se encuentran los territorios que no están siendo capaces de estabilizar sus poblaciones o, al menos, hacer que crezcan ligeramente. Esto es debido también al relativo fracaso de las políticas de fomento económico aplicadas.

Sectores generadores de rentas y empleos, como son la agricultura de montaña, la ganadería extensiva y de reses bravas, además de la minería y otras actividades extractivas; continúan su proceso de decadencia y reconversión. Solamente se libran de ello las producciones primarias originales como son la agricultura y la ganadería ecológica y, sobre todo, el turismo.

En los últimos años se han dedicado cuantiosos fondos a las denominadas Iniciativas de Turismo Sostenible y a los Planes de Desarrollo Sostenible en Espacios Protegidos. Los nuevos planes coinciden en el apoyo al turismo rural y de naturaleza, al turismo cultural, a las actividades artesanas y a la mejora de producciones locales originales, como son las de las dehesas (mayoritarias en Sierra Morena), vinos y anisados, y chacinería, entre otros.

Nuestros gobernantes se plantean ahora, como objetivo principal, mejorar la calidad de vida de los habitantes de los territorios andaluces con mayores riegos de despoblación, para frenar así su sangría migratoria.

Este año 2021, la Junta de Andalucía, ha puesto en marcha una línea de ayudas a municipios de menos de 20.000 habitantes que tengan problemas de despoblación. Esta ayuda está destinada a equipamientos o maquinaria que sean necesarios para la prestación de servicios públicos, obras en edificios municipales, estudios de inversión relacionados con planes de desarrollo local o inversiones para incentivar la actividad económica y la generación de empleo, especialmente en los sectores estratégicos endógenos.

Algunas diputaciones provinciales han creado “oficinas contra la despoblación” de ámbito comarcal, como por ejemplo las del Andévalo, Cuenca Minera y Sierra de Aracena en la provincia de Huelva; y de ámbito provincial como son las de Málaga y Sevilla. Estas oficinas están siendo demandadas en el resto de provincias y zonas comarcales.

Entre los objetivos de este tipo de oficinas figuran:

-         Gestionar las ayudas de organismos como el Gobierno de España y la Junta de Andalucía en materia de reto demográfico.

-         Gestionar ayudas en materia de equipamientos públicos e infraestructuras, adaptadas a la baja demanda y dispersión de los pequeños núcleos habitados de sus respectivas comarcas o provincias, dirigidas a:

1.     Subsanar situaciones deficitarias en materia de equipamientos sociales (educativos, sanitarios, etc.).

2.     Mejorar sus infraestructuras básicas (ciclos del agua, energía y residuos).

3.     Mejorar sus redes de comunicaciones (red de senderos, carreteras de débil intensidad de tráfico, etc.).

4.     Romper la brecha digital de las telecomunicaciones con respecto a las áreas urbanas (red de banda ancha 4 y 5G).

5.     Resolver las carencias de servicios básicos como son cajeros automáticos, farmacias, veterinarios, etc.

6.     Apoyar iniciativas innovadoras de empleo (agricultura ecológica, turismo...).

En definitiva, en Andalucía empieza a ser cada vez más necesario la toma de medidas para luchar contra la despoblación en zonas rurales, de modo que es probable que en los próximos meses comiencen a crearse las llamadas “oficinas contra la despoblación” en las zonas comarcales y provincias que aún no la tienen, además de continuar con las ayudas destinadas a algunos municipios, con el fin de frenar la brecha demográfica a la que se enfrenta no solo Andalucía, también el resto de España. 

En el año 1996, el Plan de Ordenación del Territorio de Andalucía diagnosticaba un “modelo de desarrollo desigual. Las áreas desfavorecidas coincidían con la mayoría de los municipios de montaña y zonas semiáridas, como son: Sierra Morena; buena parte de las sierras subbéticas de Cádiz, Sevilla, Córdoba y Jaén; las sierras penibéticas y el sureste árido.

Esta situación no ha cambiado mucho en los últimos treinta años, pero sí lo ha hecho el estado de la cuestión. Ahora, se habla del problema de la “Andalucía vaciada”, que se prolonga por todo del sur de la Península Ibérica, ocurriendo así el mismo fenómeno que en otras comunidades autónomas españolas. Las denominadas entonces “áreas marginales” de Andalucía han pasado a ser ahora “ámbitos con serios riesgos de despoblación”.