La crisis global: una crisis de crisis
Hoy en día se debate mucho sobre la “crisis global”, una crisis de crisis: agroalimentaria, climática, de la democracia, de la producción, de valores y ahora también la crisis del coronavirus. Esta crisis es lo que en la Economía Feminista se define como el “conflicto capital – vida” para indicar la necesidad de poner la vida en el centro frente a un sistema biocida.
El desarrollo capitalista ha provocado un crecimiento exponencial en la explotación de los recursos y en el consumismo. Ya somos testigos de catástrofes ambientales sin precedentes causadas por el ser humano.
En este contexto entendemos que la fractura se refleja también en aspectos sociales y culturales. En el imaginario colectivo la economía ocupa una posición muy relevante que se encarga del bienestar, pero se basa en la división colonial y sexual del trabajo y la explotación de la naturaleza.
Una mirada global desde la economía feminista y el ecofeminismo
Para poder hacer frente a las problemáticas actuales, la economía tiene que dialogar con las propuestas de la economía feminista y el ecofeminismo.
Para empezar, la economía feminista es “un conjunto de reivindicaciones feministas frente al sistema económico”, construyendo un marco conceptual que pueda visibilizar las desigualdades y ofrecer nuevas herramientas para responder a las necesidades reales de las personas. Además, contribuye a visibilizar la desvalorización sistemática del trabajo de los cuidados y de reproducción de la fuerza de trabajo.
Por otro lado, el ecofeminismo es una convergencia de los feminismos y de la ecología: uno plantea la igualdad, el otro considera los problemas del agotamiento de los recursos y de la contaminación. Las muchas formas de construir propuestas alternativas nos sugieren hablar de Ecofeminismos, que permiten un diálogo entre diferentes epistemologías, como la rural y la urbana, y fomentan la protección del territorio y de los bienes comunes. Desde los ecofeminismos se denuncia un sistema patriarcal/capitalista que en menos de dos siglos ha conseguido devastar la biodiversidad de nuestro planeta, y que a la vez ejerce unas perversas violencias contras las mujeres.
La crisis en el contexto español
Las consecuencias del sistema capitalista están causando un fuerte impacto, y los sujetos con mayor riesgo de pobreza y exclusión social en situaciones de crisis, como la actual, son las mujeres.
Pobreza y desigualdad de género están estrictamente conectados, en Andalucía es particularmente evidente. El 50 % de las personas solteras con hij@s se encuentran en situación de riesgo de pobreza, y más del 80% de estos sujetos son mujeres. España sigue la tendencia, con un 53,3 % y casi el 90% de los casos son mujeres.
¿Por qué ocurre este fenómeno? En la mayoría de los casos las mujeres se encargan de los cuidados sin ningún tipo de remuneración. Gracias a los estudios feministas sabemos que la denominada “brecha de género” tiene que ver con que las mujeres son las personas que han desempeñado ese papel a lo largo de la historia, y por tanto sufriendo hasta hoy en día las consecuencias.
Las mujeres han conseguido salir del hogar y tener una remuneración, pero los hombres no se han hecho cargo de los cuidados, lo que imposibilita cerrar el círculo vicioso dentro del cual unas mujeres oprimidas explotan a otras mujeres, que a su vez están dejando a su prole a cargo de otras mujeres, para ocuparse de los cuidados de familiares de mujeres más ricas.
Los principales ámbitos donde las contratan están conectados con aquellos representados por las tareas naturalizadas con el papel femenino, pero también en la agroindustria de manera temporal porque se consideran mano de obra menos problemática. En este sentido, se puede comprender cómo el sistema está ejerciendo varias formas de violencia contra las mujeres para que sus negocios salgan rentables.
Reflexiones finales
Es fundamental cambiar el paradigma económico para incluir los cuidados como elemento central en el análisis económico. Sin esto, ninguna “nueva normalidad” será justa. La economía feminista nos ofrece varias propuestas bajo el marco de la economía de los cuidados. La equiparación de los permisos por nacimiento y la reducción de la jornada laboral máxima son sólo algunas.
Por otro lado, el modelo económico actual es responsable del deterioro ambiental. Desde la perspectiva ecofeminista se quiere denunciar la falsa autonomía del sistema también respeto a la naturaleza. Propone la transformación de la realidad mediante la ruptura con la estructura de pensamiento dicotómico patriarcal, construyendo a la vez una perspectiva alternativa.
Asimismo, ambos enfoques están presentando propuestas a nivel local para la transformación social. En el contexto andaluz, surgen iniciativas que incluyen mercados locales agroecológicos, jornadas de educación de género y/o ecológica, talleres, intercambios de ropa, etc. En otras palabras, colectivos feministas que tratan de poner la vida en el centro.