El 31 de octubre, Reino Unido se separará de la Unión Europea y aún nadie es capaz de garantizar que exista un acuerdo entre las partes para minimizar el impacto económico y político que dicha medida puede tener. “Votamos a favor de permanecer en la UE y esta sigue siendo la posición preferida del Gobierno”, asegura sin demasiada esperanza Joseph García, el viceministro principal de Gibraltar, días antes de comenzar reuniones con otros empresarios y colectivos sociales.
A pesar de ello, manifestó que en las próximas semanas las autoridades gibraltareñas recordarán la importancia de prepararse para un escenario de Brexit sin acuerdo mediante reuniones con empresarios y colectivos civiles y a través de una campaña informativa en la prensa local y en las redes sociales.
Los gibraltareños no estuvieron de acuerdo con el Brexit, como demostraron en el referéndum con más de un noventa por ciento a favor de permanecer en la Unión Europea: “Para Gibraltar, el Brexit es una estupidez histórica del Reino Unido”, protesta Fabian Picardo, ministro principal de Gibraltar que, a regañadientes, está intentando hacer los deberes para que el impacto económico y social sea menor que el que vaticinan los peores augurios.
En caso de una salida sin acuerdo, el Gobierno gibraltareño ha insistido durante el presente mes de agosto en que las empresas radicadas en Gibraltar entre en contacto con sus proveedores para garantizar que no se rompa la cadena de suministro que ponga en peligro los abastecimientos locales. Hasta ese punto suenan las alarmas en Main Street, la Calle Real que es la arteria principal de la vida económica de la comunidad gibraltareña. En especial, las reuniones que hasta ahora ha celebrado el gobierno calpense se han centrado en los importadores de alimentos, puesto que Gibraltar no forma parte de la unión aduanera de la UE y estos productos podrían verse restringidos.
La prensa británica publicó, semanas atrás, un retrato apocalíptico de la situación en la que quedaría el Peñón tras un Brexit duro: “No esperamos colas de cuatro horas. No esperamos ningún problema con el suministro de medicamentos, la llegada a Gibraltar de productos alimenticios y otros bienes. No prevemos ningún problema con la eliminación de residuos. Pero esos son los supuestos de planificación para los que nos hemos preparado responsablemente. Por eso estamos preparados para el resultado que no queremos ver y que esperamos que se detenga por todos los medios necesarios”, explicó el Gobierno local mediante un comunicado que intentaba quitar hierro a las peores previsiones.
Más allá de los aciagos resultados de aquella consulta, los 30.000 habitantes de esta Roca caliza saben que su pasado y su presente se encuentran ligados al Reino Unido. Así que lo más probable es que el futuro también lo esté, aunque España haya pretendido aprovechar este proceso para hacer valer su reivindicación de retrocesión de la soberanía del Peñón.
A los llanitos –ese es el gentilicio que habitualmente reciben--, les consta que el Brexit le va a costar caro pero su memoria histórica aún les lleva a cuando la Verja estuvo cerrada entre 1969 y 1982 a las personas y hasta 1985 no se permitió el paso de mercancías y vehículos, tal y como ahora pretende Vox que vuelva a ocurrir, a contracorriente de lo que opinan la mayoría de los campogibraltareños de este lado de la frontera: “Que la frontera esté abierta tampoco quiere decir que se pueda transitar cómodamente –recuerda Picardo--. A lo largo de los últimos 35 años, la frontera ha parecido a veces el Checkpoint Charlie de Berlín, no sólo durante la etapa de Margallo como ministro de Asuntos Exteriores, sino cuando Cesar Braña, gobernador de Cádiz con el PSOE durante los años 90. El paso fronterizo es una cosa complicada porque estamos hablando de dos jurisdicciones diferentes, un arbitraje que hay que señalar para garantizar la fluidez en la frontera. Aún hoy, sin el Brexit, en cualquier momento nos encontramos con media hora más de cola porque una persona, por motivos no muy claros, impide que pasemos los automovilistas”.
El artículo 184
Picardo echa en falta que el Gobierno español, en este caso, hubiera echado un cable para aliviar la presión que sufrirá Gibraltar en este proceso. Se refiere, sin duda, a los acuerdos comunitarios que propiciaron la vía verde al Brexit a finales de 2018. Durante los días previos a la reunión de los 27, España amenazó con vetar el proceso si no se aceptaba –como se aceptó—que para la negociar cualquier acuerdo de la UE que se aplique a Gibraltar se exigirá “el acuerdo previo de España, con lo que se garantiza que los ámbitos de negociación futura sean de nuestro interés y acordes con nuestra política con Gibraltar”.
“No estamos hablando ya de una aplicación sino de una verdadera elaboración política hacia Gibraltar que incluya la dimensión europea. Se refiere específicamente a la obligación de respetar la integridad territorial de los estados, uno de los fundamentos más importantes de la reclamación de España durante las últimas horas”, reconoció Pedro Sánchez en aquella ocasión, en donde el presidente actualmente en funciones reconoció que por primera vez la historia se ha logrado una declaración conjunta del Consejo de Europa y la Comisión Europea en la que se descarta que el artículo 184, “el artículo en discordia que teníamos el Gobierno de España con el Reino Unido, sea aplicable al contenido de la relación de futuro, incluida el ámbito territorial”. A juicio de Sánchez, que se excluya a Gibraltar de la negociación general entre la Unión Europea y Reino Unido, “permitirá a España tener una negociación directa”.
En el Peñón ya están acostumbrados al juego de ajedrez de la diplomacia española, que lleva 300 años remando en el mismo sentido sin demasiado éxito. Les hubiera gustado, por una vez, un gesto de generosidad por parte del Gobierno español pero en el fondo tampoco esperaban otra cosa. Lo que esperan es que el Reino Unido sea fiel a sus compromisos y es ahí donde se centran las perspectivas del ejecutivo de Fabian Picardo que encima se enfrentará este año a unas nuevas elecciones legislativas: “Gibraltar tiene una mirada claramente dirigida hacia el mercado del Reino Unido. Creo que vamos a poder lidiar el toro del Brexit y que, al fin del día, este proceso no va a conllevar gran perdida. Creo que geoestratégicamente el Brexit tampoco va a perjudicar a Gibraltar, en su conjunto. Los que siempre van a perder, como siempre, los ciudadanos de a pie”.
El Brexit en juego
Sin embargo, las consecuencias negativas ya están llegando al Peñón. La caída de la libra, desde el primer día, provocó que el cambio con el euro fuese a la baja y el poder adquisitivo de quienes trabajaban en Gibraltar se desplomase desde el mercado de La Línea a la costosa urbanización de Sotogrande, en San Roque. También se ha resentido ya uno de los principales balones de oxígeno de su economía, las grandes empresas de juego on line que se habían establecido en la Roca y que, a partir del anuncio del Brexit, han levantado sus instalaciones, sus centros informativos, y los han trasladado a Malta, como es el caso de Bet365, la firma líder de las apuestas deportivas, que ya contaba con presencia allí pero que ha reforzado su infraestructura. Otro tanto podría ocurrir con 888 Holdings, otra de las empresas fuertes del sector. El ejecutivo de Fabian Picardo recuerda, en cualquier caso, que al margen de lo británicos que se consideren históricamente los malteses, el Peñón es la única jurisdicción que, hoy por hoy, “garantiza el acceso al mercado de juego online del Reino Unido”.
Se calcula que esta industria virtual supone un 40 por ciento del PIB actual del Peñón, por no hablar del empleo, que podría situarse en torno a la cuarta parte del mercado laboral de Gibraltar. Cabe recordar que tras las privatizaciones de Margaret Thatcher, Gibraltar encontró en las empresas off-shore y en el contrabando de tabaco una salida a dicha asfixia económica. Ahora, las primeras ya no constituyen propiamente dicho un paraíso fiscal mediante una legislación cada vez más estricta y han aumentado las tasas de exportación tabaquera, lo que hace presagiar una reducción en esos trasiegos ilícitos. Quizá la alternativa pueda buscarla en la reciente visita que distintos congresistas de Estados Unidos giraron a Gibraltar. A fin de cuentas, no falta quien vea la mano de la Casa Blanca en el Brexit británico.
Hoy por hoy, el 70 por ciento de los trabajadores de esas empresas on-line –alrededor de 3.000—residen en el Campo de Gibraltar. Y si se van a Malta dejarán de hacerlo, con lo cual el efecto negativo que puede tener todo ello sobre municipios tan depauperados como La Línea, puede ser terrible: “Se nos ocurrió que con la retirada de las empresas de juego on line a partir del Brexit –explica Juan Franco, alcalde de La Línea--, podríamos proponerle una colocalización en La Línea, con una fiscalidad especial y sin necesidad de moverse. Hubiera sido una situación ideal. El Gobierno de Gibraltar gana, las empresas ganan, el gobierno de España gana. Pero en lugar de concedernos esa posibilidad, se ha establecido dicha fiscalidad especial pero para Ceuta y Melilla. Ahora, ya nadie va a ganar aquí. Los que van a perder son muchos trabajadores de la zona, quedándose en el paro”.
De momento, BETFRED, SUERTIA y LUCKIA ya han anunciado que operarán desde Ceuta y CODERE –una empresa británica cuya sede central está en Gibraltar-- hará otro tanto desde Melilla. ¿Qué buscan? Garantizar que podrán seguir operando en la Unión Europea desde territorios comunitarios, aunque estén en el norte de Africa.
El informe Yellow Hammer
El proceso de desconexión se basa en el llamado informe Yellow Hammer, cuyas previsiones no eran demasiado halagüeñas para los llanitos. Los datos están desfasados, aseguran desde Convent Place, la residencia del gobierno gibraltareño que se apresta a la ejecución de algunas medidas domésticas que consideran necesarias: “Ya hemos encargado todos los trabajos necesarios en el puerto de Gibraltar para tener aún más capacidad de contingencia en el tráfico marítimo. No prevemos que esto sea necesario, pero como gobierno responsable, queríamos asegurarnos de que estuviera disponible. Estos trabajos se completarán a tiempo para la nueva fecha potencial de un Brexit sin acuerdo”.
El flujo de personas, vehículos y mercancías en la frontera constituyen otras de sus prioridades, dado que dicho paso condiciona la vida cotidiana del Peñón y de la comarca vecina. Y de manera muy especial, en lo que se refiere a los alimentos, los medicamentos y los residuos.
“No queremos un Brexit sin acuerdo. Creemos que es malo para Gibraltar. Sin embargo, ahora estamos preparados para ello. Las cuestiones planteadas en la filtración de una versión desfasada de ”Yellow Hammer“ ya han sido tratadas en detalle y de manera responsable. Se trata de supuestos basados en los ”peores escenarios hipotéticos“ que habíamos elaborado nosotros mismos. Como Gobierno responsable, planificamos para los peores escenarios, aunque confiamos en que no ocurrirán”, zanja el socialdemócrata Fabian Picardo que sigue sin creer en la caída en picado de la autonomía y la competitividad de la pequeña comunidad que preside.
Por su parte, su segundo de a bordo, el liberal Joseph García, vaticina que “estar fuera de la UE, sobre todo si no existe un acuerdo de retirada, no es un lecho de rosas y se producirán algunos trastornos. Un Brexit sin acuerdo es malo para Gibraltar y es malo para el Reino Unido y la UE. Insto a todas las partes a que trabajen para evitar un escenario así. Pero si un Brexit sin acuerdo acontece, estamos preparados para ello”.
García asumió oficialmente el encargo de llevar a cabo este proceso técnico y a ello se apresta en estos días: “Además, la gente tiene que entender que, en Gibraltar, el hecho de que el Gobierno haya acometido todo lo posible de manera responsable no significa que las cosas no vayan a ser diferentes. La gente tendrá que acostumbrarse a vivir fuera de la UE, algo que creemos que no es ventajoso para nosotros, especialmente si nos quedamos fuera el 31 de octubre sin acuerdo”.
En el DAFO de Gibraltar, se subrayan más las oportunidades que las debilidades. Su gobierno, de hecho, subraya que no forma parte de la Unión Aduanera de la UE: “No tenemos industria manufacturera, agricultura ni sector pesquero. Esto significa que, en términos generales, nos encontramos en una mejor situación que el Reino Unido respecto a la magnitud del cambio que podemos esperar”.
“Sin embargo, los bienes perecederos que transitan la Unión Europea estarían sujetos a un régimen diferente una vez que estuviésemos fuera de la UE. Esto afectaría principalmente a los bienes perecederos procedentes del Reino Unido. Dichos bienes deberían entrar en la UE a través de un Punto de Inspección Fronterizo y más adelante salir de la UE a través de otro Punto de Inspección Fronterizo situado en o cerca de Gibraltar. El efecto de este proceso ha sido objeto de discusión durante varios meses y se han identificado soluciones sobre las que se continúa trabajando”.