Localizar a las víctimas del franquismo en un pueblo de la bahía gaditana como objetivo. Pero no único. La asociación memorialista de San Fernando (Cádiz) busca también a los familiares de los ejecutados. Hasta ahora tienen pistas sobre el paradero de una veintena de descendientes de las más de 200 personas a las que el terror golpista segó la vida en el municipio.
Por el carácter militar de la población, en 1936, el resto puede andar desperdigado en cualquier punto del país. De ahí el llamamiento de la Asociación por la Recuperación de la Memoria Democrática, Social y Política de San Fernando (AMEDE) “a familiares que pudieran tener algún deudo en la fosa común del cementerio”. Un mensaje en botellas virtuales que tiran por tres vías: páginas en redes sociales como Facebook o Twitter y el correo electrónico familiaresfosasanfernando@gmail.com como buzón.
En las intervenciones arqueológicas sobre fosas del franquismo con un número elevado de individuos suele estar presente esa doble dificultad: conocer todos los asesinados, con nombre y apellidos, y encontrar a todas sus familias. Las ejecuciones sumarias de los rebeldes tras el alzamiento militar que provocó la guerra civil y la estrategia de ocultar los cuerpos dieron un excelente resultado a los verdugos. Casi 80 años después de los crímenes, España es tras Camboya el segundo país del mundo con más desaparecidos forzados.
No es una historia única por tanto. Las víctimas, arrojadas como perros a la tierra, en ocasiones cubiertas de cal viva, quedaron al albur del tiempo y el olvido. Los descendientes, huérfanos de todo duelo, existieron bajo el combate desigual de la desmemoria. Es un relato reincidente. La costumbre del silencio. Una rémora social que recibe el mensaje unánime de los partidos políticos encargados de la tramitación parlamentaria de la ley de Memoria Democrática de Andalucía. Lo que no es tan común es la convocatoria pública a los descendientes.
Una población “eminentemente militar”
“Dado el carácter eminentemente militar de la población de San Fernando ya en 1936, con una fuerte presencia de la Armada, y por las circunstancias económicas, sociales y políticas del golpe de Estado y la posguerra que condujeron a gran parte de la población al exilio, es razonable pensar que muchas de las familias de los represaliados de los que se busca recuperar sus restos puedan hallarse en distintas regiones del territorio nacional”, escriben desde la asociación memorialista al proyecto Todos (…) los nombres.
Quieren “colaboración”, llegar a las víctimas y sus familiares. Y para eso el colectivo tomó forma con su fundación a principios del presente año. El presidente es desde entonces Juan Manuel Fernández Roldán, nieto del que fuera último alcalde durante la Segunda República, Cayetano Roldán, muerto a tiros por franquistas en la madrugada del 29 de octubre del 36.
La asociación ha servido para sumar fuerzas y activar un proceso en el que, de una forma u otra, llevaban años trabajando: abrir la fosa del Cementerio Municipal de San Fernando. Ya han solicitado el proyecto a la dirección general de Memoria Democrática de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, para el que pretenden la colaboración del servicio de Memoria Histórica y Democrática de la Diputación de Cádiz y del Ayuntamiento isleño.
La labor arqueológica y antropológica determinará, llegado el caso, qué volumen tiene el enterramiento ilegal. No se sabe a ciencia cierta cuántos de los más de 200 asesinados están ahí sepultados. O si un puñado de ellos reposaría en otro camposanto, el de San Carlos, conocido como cementerio de los ingleses.
Por esto, en los últimos meses los integrantes de la asociación se han dividido en grupos de trabajo. Unos para elaborar un informe histórico para delimitar con la mayor exactitud posible la dimensión de la tumba. Otro fin es determinar la relación de víctimas de la represión franquista que pudieran hallarse inhumadas en ella de forma anónima hasta el momento. Y un equipo más “inmerso en la búsqueda de posibles familiares que pudieran tener algún deudo en esta fosa común”. Hasta el momento, aparecieron descendientes de uno de cada diez. Por eso, en San Fernando se buscan familiares de víctimas del franquismo.