Cuando en diciembre se firmó el plan estratégico entre Sepi, Navantia y sindicatos parecía que la carga de trabajo en los astilleros de Puerto Real estaba garantizada por muchos años. Estaban incluidos un buque de investigación subacuática y dos buques logísticos para el Ejército de Tierra, que serían construidos en Puerto Real. Pero pasan los meses, la empresa no acaba de confirmarlo y los trabajadores puertorrealeños se han echado a la calle.
Lo hacen porque en el mes de abril está previsto que esté terminado el cuarto petrolero realizado en la factoría gaditana y, oficialmente, ya no hay más encargos de barcos. Sí está confirmada la construcción de una plataforma eólica encargada desde Noruega, pero los sindicatos consideran que es insuficiente como carga de trabajo.
Por eso se han celebrado ya varias asambleas en el dique de Puerto Real y el pasado miércoles se celebró una jornada completa de huelga. Quieren alzar la voz para que la empresa reaccione y aclare qué va a suceder con esos barcos que, teóricamente, se deben construir en la factoría y que de momento nadie confirma.
¿Empezar a construir barcos en 2022?
“La cosa está mal. A partir de mayo no hay trabajo. En abril o mayo se entregará el último petrolero, que se está terminando ahora, y en septiembre quizá se pueda empezar la plataforma eólica. No han cumplido con lo firmado hace un mes y medio. Hay barcos incluidos en el plan estratégico, pero no han dado presupuesto para ello y las últimas previsiones era retrasarlo un año más. Eso supondría no empezar hasta el año 2022 si todo va bien, y con las circunstancias políticas actuales puede ir a peor. Hasta principios de 2022 no habría un barco y los astilleros viven de hacer barcos. Las plataformas son un complemento ideal, es diversificar la industria, pero no da trabajo para todos y no es a lo que se tiene que dedicar un centro naval”, denuncia Antonio Noria, presidente del comité de empresa de Navantia en Puerto Real.
Fuentes de la empresa afirman al respecto que el astillero tiene el cuarto petrolero por entregar, el encargo de la subestación para Noruega y esperan que en breve plazo se confirmen los barcos previstos para el Ministerio de Defensa, aunque sin fecha.
Sin embargo, entre los trabajadores hay mucha preocupación. Noria lamenta que la empresa “simplemente no contestan. Nosotros llevamos dos semanas celebrando asambleas y haciendo movilizaciones y no nos han dado ninguna respuesta. Hay una línea política en la empresa pública que es lamentable. Nuestro centro ha dado, durante los tres años y algo que ha estado con los cuatro petroleros, más de 3.500 puestos de trabajo dentro del sector. En la bahía de Cádiz no hay otra empresa que lo dé. El mejor plan de empleo que puede haber es dar trabajo a los astilleros”.
Entre lo civil y lo militar
La construcción de cinco corbetas para Arabia Saudí por parte del astillero de San Fernando supuso una explosión de optimismo en el sector naval de la bahía gaditana, pero desde Puerto Real siempre se ha denunciado que no se acuda a la construcción civil de barcos y ahora lo recuerda Antonio Noria.
“Cuando miramos los presupuestos en el plan de inversiones de la empresa vemos que, mientras que en la ría de Ferrol y Cartagena hay más de 4.000 millones, en Cádiz no llega a 400. El abandono de la construcción civil es muy importante para nosotros. Se ha perdido la oportunidad de entrar en el mercado de los cruceros en alianza con astilleros franceses. No se apuesta por los barcos civiles y este país no tiene presupuesto ni el Ministerio de Defensa tiene necesidades para que todos los centros se dediquen a la actividad militar. Por lo tanto, tenemos que sospechar que las intenciones son otras para el astillero de Puerto Real y no nos vamos a quedar de brazos cruzados”, advierte el dirigente sindical.
Los pasos a seguir en el apartado de las reivindicaciones se irán tomando cada semana con las asambleas y reuniones previstas. El astillero de Puerto Real ha pasado de de tener una plantilla fija de 5.000 personas a primeros de los años 80 a tener 500. Y ese número bajará porque en el plan estratégico se recoge un plan de salidas anticipadas que será de aplicación a todos los centros de Navantia y que afectará, de forma obligatoria, a aquellos trabajadores en activo que cumplan o hayan cumplido 61 años a partir del 1 de enero de 2019 y hasta el 31 de diciembre de 2022.
“Cuando termine el plan a finales de 2021 podemos quedarnos con la mitad de la plantilla, que ya es corta. Esperemos que sí cumplan con las entradas de gente joven. Pero lo fundamental, al margen de estar firmado, es que tiene que haber barcos. Queremos diálogo con la empresa y empezar la ingeniería de esos barcos previstos. Es algo viable y con eso tendríamos el compromiso de que el barco se va a hacer”, afirma Antonio Noria.