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Solidaridad desbordada de Rota con los evacuados afganos: una iniciativa popular contra la indiferencia

No han visto nunca sus caras, no conocen sus apellidos ni cuánto tiempo estarán en Rota, pero a los roteños les da igual. Desde que supieron que unos 800 afganos iban a llegar a la base aérea se puso en marcha un movimiento solidario improvisado que ha desbordado todas las previsiones.

No se podía imaginar la roteña Leticia Armstrong cuando empezó a mandar mensajes a sus amigos y conocidos para pedir productos de primera necesidad para los evacuados de Afganistán que iba a ser el inicio de una cadena imparable. “Cuando me enteré que llegaban los de Afganistán a la base envié un mensaje a mi familia y a mis amigos para ayudar. La mejor forma era donar juguetes o ropas para hacérselos llegar a través de compañeros estadounidenses que viven en Rota. Ellos no nos pedían ningún tipo de ayuda, pero dentro de la base hicieron un voluntariado y en las reuniones que hicieron ya se habló de la necesidad de reunir productos básicos”.

Sobre todo son mujeres y niños los que han llegado a la base estadounidense de Rota y la intención es hacerles su estancia lo más llevadera posible. En este momento se encuentran acomodados en un recinto cerrado precintado, dentro de las carpas levantadas en el campo de beisbol de la base. Llegaron el viernes, pero son muchos los lugareños que trabajan sin descanso pensando en ellos desde el inicio de la semana.

La Iglesia del Carmen es el punto de recogida principal. Y hay que remarcar que se trata de una iniciativa ciudadana porque aunque la Delegación de Servicios Sociales del Ayuntamiento se comprometió a coordinar los trabajos, la ayuda municipal ha sido escasa, según explican las personas que llevan una semana recopilando el material.

“Lo hemos hecho por demostrar amor a esas personas que vienen huyendo de esa situación y que se vea que sigue habiendo gente buena en el mundo. No nos importan razas ni colores y nunca sabemos lo que nos puede pasar. Me ha sorprendido muchísimo y nunca me habría imaginado que iba a llegar tanta gente a colaborar”, reconoce Leticia.

La Hermandad del Amor y la del Santo Entierro han llevado adelante la iniciativa y han contado con la ayuda de los taxistas de Rota, de la empresa de transportes Ferris y muchos particulares roteños y estadounidenses. “Primero nos pidieron ropa y juguetes, después compresas, y pañales y leche para los bebés. Desde la base nos han dicho que ya no se puede mandar nada más y lo que ha quedado sin mandar quedará guardado por si llega un nuevo aviso. Han colaborado también muchos comercios, hoteles y supermercados. Nos han llamado desde toda España y algunos pedidos han llegado directamente a la iglesia a través de Amazon”, explica José Manuel Sánchez, otro de los voluntarios.

Estar un rato en la Iglesia del Carmen es ver la llegada constante de personas y de familias cargadas de bolsas y de cajas. “Queremos ayudar a estas personas que están pasando por estas dificultades y de alguna manera inculcar esos valores a nuestros hijos para que el día de mañana también sean solidarios como intentamos ser sus padres”, explica Ángel Vázquez, un veraneante que se siente implicado como cualquier roteño.

“El corazón que tienen las personas es tan grande que provoca que se revolucione esto de esta manera”, dice emocionada Valle, una de las coordinadoras. Funcionarios del Gobierno de Estados Unidos, militares españoles, la Cruz Roja y los voluntarios de la base están velando por el bienestar de los recién llegados, pero han aparecido unos colaboradores con los que no se contaba.

“Llamaba gente de Sevilla, Madrid o Málaga. Una señora se nos ofreció a venir desde Almería y parando por diferentes ciudades recogiendo cosas. Nos ha impactado ver cómo tanta gente se ha volcado, es para estar orgullosos”, remarca José Esteban Peña, otro de los voluntarios. Laura, exmilitar, no se ha sorprendido por la reacción de su pueblo. “A mí siempre me ha gustado ayudar y ésta ha sido una oportunidad muy grande de colaborar. El pueblo de Rota siempre ha sido muy solidario y no conocer a las personas a las que se ayuda no es un impedimento”.