En la muy gaditana calle Sagasta la noche del domingo ha sido de fiesta. Que no haya sido una buena jornada para la izquierda en las elecciones autonómicas ha quedado en un segundo plano porque la fuerza andalucista liderada por Teresa Rodríguez ha conseguido llegar al Parlamento andaluz. Un partido que ha llegado a estos comicios con la esperanza de cerrar con éxito un periplo tortuoso por una ruptura dolorosa con Podemos e IU. “Andalucía ya tiene un partido para defenderse”, destaca Rodríguez. Estará en el Hospital de las Cinco Llagas con dos diputadas, la propia Teresa y la número uno por Sevilla, Maribel Mora.
Luchar contra la derecha y contra esa izquierda del PSOE con la que no se reconocen eran dos premisas en la campaña del partido. Eran conscientes de que entre los votantes podía haber confusión con la marca de Por Andalucía y se encomendaron a la figura de Teresa Rodríguez, que ha ido ganando terreno en los debates televisivos gracias a esa línea de política cercana a la ciudadanía y a su naturalidad ante las cámaras. Absolutamente centrada en ofrecer una imagen de defensamde Andalucía ante partidos de ámbito estatal.
La noche del domingo, tras confirmarse esos dos diputados obtenidos, ha realizado un análisis “con humildad”. Ha hecho hincapié en el objetivo conseguido de tener “un nuevo espacio andalucista, que quiere que esta tierra sea también soberana y que tenga voz propia. Hemos hecho nacer una semilla y somos la única fuerza con representación parlamentaria cuyos escaños no cotizan en ninguna sede de Madrid”.
Ya durante la campaña había dejado claro que uno de los grandes objetivos era cerrar el paso a la extrema derecha, representada en Vox, y se alegra de ello: “Andalucía tiene la dignidad suficiente para no haberse tragado a Macarena Olona. Hemos pinchado el globo de la extrema derecha y eso para nosotros es una tranquilidad. Han pegado un macarenazo pero grande”.
Asegura que “veníamos de una situación muy difícil, nos habían echado del grupo parlamentario dejándonos en un apartheid político”. Tiende la mano a la izquierda y considera que “ahora se inicia una nueva etapa para entendernos con la otra izquierda desde nuestro espacio. Para algunos fue prioritario buscar un enemigo interno, pero nosotros no entramos en eso”
Destaca el valor de lo conseguido al recordar que “hemos hecho una campaña con una mano atada a la espalda, sin recursos económicos y lo hemos suplido con una militancia entusiasmada”.