Álvaro Plaza, el científico con la vista puesta en que nadie la pierda
Cuando Álvaro Plaza Reyes (Puerto Real-Cádiz, 1989) comenzaba a plantearse qué iba a ser en la vida, tenía una ligera noción de que su formación estaría ligada a la ciencia, o las ciencias. Con esa premisa, Álvaro fue creciendo, y su progresión fue tal que con poco más de 20 años se vio en el Instituto Karolinska de Estocolmo, donde en poco tiempo paso a ser doctor.
La historia de este doctor en Aplicaciones de Células Madre en Medicina Degenerativa y Biología del Desarrollo está íntimamente ligada a la vista, que es precisamente lo que quiere devolver a mucha gente gracias a su trabajo. En un lugar de Suecia famoso por entregar el Nobel de Medicina, Álvaro se ha especializado en la investigación en células madre que algún día formarán parte de un ensayo clínico para corregir la degeneración macular asociada a la edad, entre otras patologías. Esto significa que su labor puede hacer que muchas personas recuperen la visión.
Regreso a su tierra
Ahora ha vuelto a Andalucía y forma parte del equipo del Centro Andaluz de Biología Molecular y Medicina Regenerativa (CABIMER), un centro de investigación dedicado al ámbito de la biomedicina, que desarrolla tanto investigación básica como aplicada desde Sevilla. Allí opera mediante una beca de contratación para doctor en investigación, conocida como PAIDI, un programa de la Consejería de Transformación Económica, Industria y Universidades destinado a captar personal cualificado para trabajar en suelo andaluz. En resumen, se trataba de que volviesen a Andalucía los cerebros que un día tuvieron que marcharse por falta de oportunidades o valoración en su tierra.
El regreso se ha producido después de pasar nueve años en Estocolmo para sacar adelante un máster en el Karolinska. Era una buena posibilidad de hacer el doctorado en un centro de referencia mundial, mientras que en España le pedían unas notas mucho más altas por un sueldo mucho menor. Así que se lanzó.
Desde el colegio
Pero la relación de Álvaro con la ciencia comenzó en las aulas de su colegio. Aunque siempre le han gustado las ciencias, en la ESO tuvo a un profesor “que me inició en la chispa de estudiar en la rama de las ciencias”. Fue en la rama de Biotecnología de Bachillerato. Luego, formó parte de una de las primeras promociones de Biotecnología en la Universidad Pablo de Olavide, donde comenzaría su idilio con las células madre.
Ahora se ha quedado en Andalucía, de la que afirma que “estamos a la cabeza en España en este campo junto a Cataluña, las comunidades que más han invertido en células madre”. De hecho, en suelo andaluz hay referentes a tener en cuenta, como la Red Andaluza de Diseño y Traslación de Terapias Avanzadas (RAdytTA), que se ha mostrado esencial para trasladar toda esta tecnología al campo de la medicina.
Un trabajo “prometedor”
Ahora, entre los 200 científicos aproximadamente que a diario manejan los microscopios del CABIMER, Álvaro tiene el objetivo principal de encontrar células madre que traten la ceguera en general, dolencias como la retinosis pigmentaría, de modo que se pueda revertir la situación que sufren las personas que pierden la vista en la niñez o adolescencia.
Es “un trabajo prometedor” que puede dar frutos en unos diez años, un espacio de tiempo muy corto en términos de investigación, y eso que intenta “traer aquí toda la tecnología de Estocolmo, donde nos llevan mucha ventaja, sobre todo, en inversión”. Si todo va según lo previsto, pronto podrá comenzar su ensayo clínico. Y si funciona, millones de personas en todo el mundo se beneficiarán de sus estudios. De eso se trata.
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