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El cierre en falso de la crisis del PP de Sevilla: su número 2 no renuncia

La secretaria general del PP de Sevilla, Virginia Pérez, que había pactado una dimisión en diferido con el presidente de la organización, Juan Bueno, tras la mediación de la dirección regional del partido en el enfrentamiento entre los dos cargos y sus fieles, ha dejado sin efecto su intención de renunciar en septiembre coincidiendo con la “reestructuración” que se iba a negociar estos meses.

El motivo ha sido que ella plasmó en un escrito “confidencial” para Juan Bueno su compromiso de renunciar a sus funciones de la secretaría general, pero para ella era clave que ese contenido no trascendiera, cosa que ha ocurrido y culpa directamente a su destinatario. Y es que pese a su intención de marcharse “por el bien del partido”, Virginia Pérez no estaba dispuesta a que Juan Bueno le marcara los tiempos y menos a que trascendiera como una derrota de ella en el pulso que mantienen desde hace meses en la agrupación del partido de la provincia más populosa de Andalucía, con el congreso nacional de las siglas en el horizonte.

En un escrito remitido a la agencia Europa Press, Virginia Pérez se siente “traicionada” por la confianza depositada en el presidente: “Para mí, la carta personal que entregué a Juan Bueno que ratificaba parte de un compromiso verbal, queda sin efecto porque estaba sujeta a unas condiciones de confidencialidad que se han roto (...). Yo he respetado de forma escrupulosa las citadas condiciones, hasta el punto de no haber sido trasladadas a mi círculo más cercano y familiar”.

“Entendí que podía fiarme de la palabra de Juan Bueno”

Dado por roto este pacto, sí tiene previsto poner su cargo a disposición del comité ejecutivo provincial, cuya convocatoria “extraordinaria y urgente” para destituirla fue parada el pasado miércoles por Juan Bueno cuando ella se presentó con medio centenar de firmas exigiendo que se tomara la decisión por votación secreta, lo que hacía vislumbrar un resultado muy ajustado entre uno y otro frente.

Por un lado, el liderado por Juan Bueno, con rostros clásicos del PP de Sevilla como los diputados electos Juan Ignacio Zoido y Ricardo Tarno; el senador electo y alcalde de Tomares José Luis Sanz; y el edil de la capital hispalense Gregorio Serrano. Por otro, el que encabeza Virginia Pérez, en su día puesta por el presidente del PP-A Juan Manuel Moreno para controlar una agrupación que se le ha resistido siempre, y otros críticos con la dirección provincial, como el también concejal del Ayuntamiento de Sevilla Beltrán Pérez. Con los primeros, la secretaria general del PP, Dolores del Cospedal. Con los segundo, el que fuera presidente del PP-A Javier Arenas. Y de hecho, este pulso escenifica la tensión entre los dos por el control de la federación que más compromisarios pone para el congreso nacional.

La propia Virginia Pérez ha explicado que ella prometió “verbalmente” dejar sus funciones “en beneficio de la unidad”, pero que Juan Bueno no se fiaba y le pidió “que le diera una carta confidencial exclusivamente para su uso personal en la que se expresara este compromiso”. Por eso, no le perdona lo ocurrido: “Entendí que podía fiarme de la palabra y la caballerosidad de Juan Bueno. Obviamente me equivoqué”.