Un ciudadano alemán ha denunciado a dos policías locales de Níjar (Almería) por las supuestas agresiones que sufrió de su mano la noche del Jueves Santo, del 17 al 18 de abril. Según su relato, fue tirado al suelo en la terraza de un bar y, después de ser arrastrado calle abajo, fue golpeado antes de llegar a la comisaría de policía y en el interior. El parte médico del servicio de Urgencias confirma una perforación del tímpano izquierdo y una hemorragia nasal. En ese documento el paciente ya asegura haber sido agredido por la policía. Otros tres partes corroboran el diagnóstico del primero. La Policía Local, por su parte, también ha denunciado a este ciudadano por alteración grave del orden público y atentado contra la autoridad. El asunto está siendo investigado por el Juzgado de Instrucción número 5 de Almería y ha motivado que un parlamentario del Bundestag y miembro de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa haya pedido explicaciones al Ayuntamiento de Níjar.
El parte del servicio de Urgencias, firmado a las 2.54 de la madrugada, documenta una perforación del tímpano izquierdo de origen traumático. También explica que existen restos de una hemorragia nasal y una contusión. A las 15.54 del día siguiente, el detenido acudió de nuevo al servicio de Urgencias, donde fue atendido por otro médico al que describe nuevos síntomas: “Disminución de audición. Sensación de mareo. Disminución de sensibilidad en el primer dedo de la mano izquierda. Dolor a nivel de hueso propio de la nariz. Erosión en piel e inflamación de ambas muñecas”. La exploración del oído revela también restos de sangrado. El tercer y el cuarto parte, elaborados en el Hospital El Toyo y el Hospital Torrecárdenas (Almería) las tardes del 19 y del 20 de abril confirman la contusión nasal y la perforación del tímpano izquierdo que, según el denunciante, se habría producido como consecuencia de un golpe propinado mientras se encontraba en la comisaría de Policía. La denuncia fue interpuesta el 19 de abril ante el juzgado de guardia y señala a dos agentes por su número de identificación, aunque tanto en el documento como en la narración oral el implicado relata que participaron “dos o tres policías más”.
El relato de Törsten (nombre ficticio) arranca con el paso de la procesión por la céntrica Plaza de la Glorieta, alrededor de las dos de la madrugada del jueves 17 de abril al viernes 18. Desde una terraza en la que tomaba una cerveza junto a su mujer y otra pareja, Törsten (que tiene 55 años y lleva varios en España) realizó “un comentario malo sobre la procesión”; otras fuentes aseguran que fue algo más que un comentario: increpaciones, aspavientos y, según la Policía Local, insultos hacia los asistentes. Según la versión del alemán, fue entonces cuando un agente le invitó a callar de forma agresiva y le pidió la documentación, que en ese momento no llevaba con él. Törsten asegura que entonces fue tirado al suelo por varios agentes que le esposaron y que luego le arrastraron por la calleja que une la plaza con las dependencias policiales. Estos agentes le habrían dado varios puñetazos durante el recorrido hasta la comisaría. Una vez en el interior, fue sentado en una silla con las manos esposadas: “Yo estaba sangrando y seguían pegándome. Uno de los policías me preguntó si tenía SIDA porque tenían miedo de tanta sangre”. Cerca de una hora más tarde, el agente que le detuvo se levantó de la mesa donde rellenaba unos documentos y le propinó un golpe seco a la altura de la oreja izquierda, según narra. Posteriormente, Törsten fue llevado a Urgencias y, de allí, ante la Guardia Civil.
“Si un pueblo tiene el poder de quitarte la palabra cuando pasa una procesión, póngame una multa; otra cosa es torturarte durante una noche en la comisaría”
El inspector jefe de la Policía Local, José Gázquez, explica que en la detención de esta persona fue necesario emplear la fuerza (“él se encara y atenta contra el policía, y hay que reducirlo, con la dificultad que eso conlleva”), pero asegura que desconoce el alcance de las lesiones del denunciante alemán y cuándo se habrían producido. Solo abrirá un expediente contra el agente si el juzgado le condena, aunque admite que dispone de un “informe detallado de los hechos”, en el que no aprecia infracción alguna. No existen cámaras en el interior de la comisaría porque esta es provisional. “Es un poco difícil explicar cómo se rompe el tímpano. Yo no me resistí. Solo tuve un comportamiento defensivo, puse las manos delante de la cara cuando me estaban pegando”, explica Törsten, que resume así su visión del incidente: “Si un pueblo tiene el poder de quitarte la palabra cuando pasa una procesión, pónganme una multa; otra cosa es torturarte durante una noche en la comisaría”.
No es la primera queja que los vecinos han presentado por supuestas agresiones de la policía. En el Pleno celebrado el 16 de septiembre de 2013, IU y PSOE pidieron la convocatoria de la Junta Local de Seguridad, después que vendedores ambulantes de la playa de San José denunciaran el supuesto abuso policial. Entonces no obtuvieron respuesta del alcalde (Antonio Jesús Rodríguez Segura, del PP); hoy, el inspector jefe califica aquel episodio de “batalla campal”, y asegura que dos policías locales tuvieron que refugiarse para evitar ser linchados.
A raíz del caso de Törsten, Andrej Hunko, miembro del Parlamento alemán y de la asamblea parlamentaria del Consejo de Europa, envió una carta al alcalde de Níjar el 30 de mayo, en la que se hace eco de “varios casos de intervenciones desproporcionadas de la Policía Local” y le pide información sobre “los pasos que ha dado o va a dar para impedir y esclarecer tales sucesos”. El alcalde no ha respondido a las llamadas de este diario. En el Pleno celebrado el 2 de mayo de este año, el representante de IU aseguró que había “comprobado” la “existencia de rechazo y hasta miedo” por parte de la población por las actuaciones desproporcionadas de algunos agentes, y el alcalde alegó que el asunto está siendo investigado por la justicia.