Los moderados de Ciudadanos, ante el pacto andaluz: “Podemos quedar aplastados entre PP y Vox”

El Partido Popular, Ciudadanos y Vox consumaron el jueves un acuerdo para controlar la Mesa del Parlamento andaluz en la sesión constitutiva de la undécima legislatura. Se abre un nuevo ciclo político sin el PSOE andaluz como referente de Gobierno después de 36 años y medio en el poder. 24 horas después, todas las formaciones intensificaron su presión sobre el partido naranja por vincularse políticamente a la extrema derecha. No sólo las fuerzas de izquierda, que acusan al grupo de Albert Rivera de “facilitar la entrada de los ultraconservadores en la primera institución autonómica de España”.

Ciudadanos también siente la presión interna de los suyos y de su aliado en Andalucía, el PP, que se siente más cómodo en su alianza a tres con Vox. Los populares ya reclaman abiertamente a la formación naranja que asuma su condición de socio preferente en los futuros procesos electorales de 2019 (municipales, autonómicas, europeas y generales). “El modelo de cambio en Andalucía es exportable al conjunto de España”, dicen. En la formación de Rivera tienen serias dudas al respecto: PP, Ciudadanos y Vox pertenecen al mismo espectro político y compiten por el mismo espectro electoral. “La negociación en Andalucía demuestra que la asimilación de PP a Vox es más fácil que de PP a Ciudadanos porque, hasta ahora, nosotros no hemos querido ser más que ellos, sino ser distintos”, explican fuentes del partido naranja.

La resaca de la sesión constitutiva del viernes ha sido mucho más placentera para el PP que para Ciudadanos. Los primeros se congratulan del éxito en el reparto de sillones en la Mesa del Parlamento. “Aún habrá tiras y aflojas con Vox para formar Gobierno, pero el cambio ya es irreversible. Ahora sería más difícil explicar que se echan atrás”, dice un alto dirigente popular. PP y Cs se han hecho con cuatro de los siete sillones del órgano de decisión de la Cámara, de modo que ni siquiera necesitarán a Vox para tramitar sus leyes.

Ciudadanos, en cambio, se ha despertado bajo la lupa de todas las fuerzas políticas y de la opinión pública. La equidistancia de Albert Rivera entre la derecha y la izquierda española se ha visto comprometida tras la constitución del Parlamento andaluz. No son sólo sus adversarios políticos quienes cuestionan su perfil centrista, también hay dirigentes entre sus filas que demuestran una notoria “incomodidad” por la cada vez más visible presencia de Vox en su órbita de acción política. El propio líder andaluz de Cs, Juan Marín, tuerce el gesto cada vez que le preguntan por su dependencia palpable de los votos de la ultraderecha. PP y Cs suman 47 diputados y siguen necesitando el apoyo de la extrema derecha para formar Gobierno en Andalucía. “Corremos el riesgo de quedar aplastados como un sandwich entre PP y Vox. Ellos están cómodos juntos y toda la presión cae sobre nosotros”, dice un dirigente naranja.

Presión internacional

A las pocas horas de consumarse el pacto a tres en el Parlamento andaluz, la prensa internacional cargó duramente contra el partido de Albert Rivera, cuestionando su perfil de liberal moderado tras constatar su alianza con la extrema derecha española. El diario conservador norteamericano Financial Times destaca el intento “frustrado” de Ciudadanos por no verse retratado en una alianza con la “extrema derecha”, y advierte el riesgo que corre Rivera al haberse cerrado la puerta a los votos que le llegaban del PSOE.

Pero más dura ha sido la prensa europea, sobre todo las principales cabeceras de Francia. Rivera se codea en Bruselas con sus “socios” de la Alianza de Liberales y Demócratas por Europa (ALDE) y usa como referente político al presidente francés, Emmanuel Macron. Pero la prensa gala ha interpretado el pacto de Ciudadanos con el PP y Vox en el Parlamento andaluz como un “escarmiento a la derecha”. Le Monde titula: “En Andalucía, la extrema derecha hace posible la mayoría”, con una imagen de la diputada almeriense de Ciudadanos, Marta Bosquet, recién designada presidenta de la Cámara con los votos de PP y Vox. El periódico Libération coincide con esta lectura: “La derecha y la extrema derecha se dan la mano para gobernar Andalucía”.

Un periodista de este rotativo, Jean Quatremer, va más un paso más allá al concluir que la alianza prevista entre Macron y Rivera en el Parlamento europeo, de cara a las próximas elecciones comunitarias, es difícil de defender después de que la formación naranja se haya ligado políticamente a la extrema derecha en España. De menor tirada, el diario L'independant pone el acento en Manuel Valls, para rescatar que Ciudadanos, aliado del ex primer ministro de Francia, “ha pactado con la extrema derecha en Andalucía”.

Rivera quiere estar en la misma foto que Macron, mientras el líder nacional de Vox, Santiago Abascal, aspira a concurrir a las europeas junto a los euroescéptivos y ultraconservadores, la francesa Marine Le Pen y el italiano Matteo Salvini, que compiten en las urnas contra liberales y democristianos. 

En Andalucía, Ciudadanos se esfuerza en desmentir una alianza con Vox, insiste en que su único acuerdo de Gobierno es con el PP. Pero son los populares quienes, poco a poco, ceden una mayor presencia de la extrema derecha en esta ecuación política que va a propiciar el desalojo del PSOE del Palacio de San Telmo. El líder del PP andaluz y aspirante a presidir el nuevo Gobierno regional, Juanma Moreno, ya ha admitido que su investidura se negocia entre la dirección nacional de su partido y la de Vox. Moreno asegura que el partido de extrema derecha tendrá “una enorme capacidad de influencia” en el Parlamento andaluz, y que las tres fuerzas “con políticas en común” deben esforzarse para estrechar una alianza a tres -PP, Cs y Vox-, no sólo en el Gobierno autonómico, sino en los ayuntamientos, en el resto de comunidades, en Bruselas y en la Moncloa, dice, en alusión al próximo ciclo electoral que se inicia en mayo de 2019.

El presidente del PP andaluz espera ser investido en la tercera semana de enero, a más tardar. La negociación de su nombramiento se está gestando en Madrid, entre la dirección nacional de su partido y la de Vox. El partido de Santiago Abascal hace cada día más visible su posición de fuerza en la negociación de PP y Ciudadanos para formar Gobierno en Andalucía, mientras el equipo de Rivera sigue haciendo malabarismos para mirar hacia otro lado y fija dos líneas rojas: no permitirá que Vox “toque una coma” del programa de Gobierno con 90 medidas ya pactado con el PP; y no aceptará que el grupo de extrema derecha entre en el Ejecutivo andaluz. Vox ya ha aclarado que no tiene intención de formar parte del gabinete de Moreno. Si cambia de opinión a lo largo de la legislatura, Ciudadanos ha prometido abandonar el Gobierno de inmediato.