“Mis perras claro que ladran, no son mudas, pero no creemos que esté demostrado que le puedan provocar lesiones a nadie, ni mucho menos hacer tanto ruido como para que sea delito contra el medio ambiente”. Nicolás García se toma con humor su situación, aunque después de cinco años sigue sin darle mucho crédito. Acaba de recurrir la sentencia del Juzgado de lo Penal número 2 de Granada que los ha condenado a él y a su esposa, Inmaculada Rodríguez, a 21 meses de prisión más una indemnización de 3.000 euros a su antiguo vecino en el municipio de Vegas del Genil, por el ruido generado por los ladridos de sus dos mascotas, Nala y Greta.
La familia García Rodríguez, que incluye a los cuatro hijos del matrimonio, ha recurrido ante la Audiencia de Granada la sentencia pidiendo que se repita el juicio o se anule el ya existente, por entender que no se admitieron a trámite las “numerosas pruebas” presentadas por su defensa durante el mismo. Además, una de los cuatro hijos del matrimonio ha lanzado una campaña en change.org que pide revocar la condena, que han apoyado personajes como el cantante Melendi o el presentador de televisión Frank Cuesta y que lleva 75.000 firmas.
Nicolás explica a eldiario.es que “el juez no quiso admitir las mediciones de ruido que encargué hacer en mi casa porque no les daba credibilidad al haberlas pagado nosotros... pero es que no se encargó ninguna de oficio, sobre todo porque para comprobar si de verdad las perras hacían tanto ruido, habrían tenido que hacerse desde la casa del vecino denunciante”.
Las denuncias comenzaron en 2010 y han provocado una larga polémica, que empezó a nivel local, en Vegas del Genil, donde residía la familia hasta 2012, se convirtió en noticia nacional hace más de un año cuando se supo la acusación en juicio penal, y ahora con la condena y la recogida de firmas para pedir que se anule la condena.
Una raza tranquila
La familia no es la única que recurre ante la Audiencia. El vecino denunciante –al que el primer juicio reconoce lesiones producidas por los ladridos de las perras en él, su pareja y una de sus hijas– reclama una indemnización mayor, sin precisar cifras, aunque ya pidió 18.000 euros cuando comenzó el trámite judicial.
La Fiscalía pide que la condena de cárcel se aumente hasta 7 años para Nicolás y otros 7 para Inmaculada, por considerarlos culpables de un delito contra el Medio Ambiente. Con 21 meses no están obligados a ingresar en prisión porque ninguno de ellos tienen antecedentes, pero una condena mayor de dos años sí podría llevarlos a la celda.
Nicolás explica que le parece “muy absurdo” que se haya llegado hasta este punto. “Desde 2012, que ya nos parecía vivir una situación de acoso, nos trasladamos a Granada, en pleno centro de la ciudad. Tenemos al lado un instituto y casas de vecinos en el resto de costados: estamos rodeados. Si mis perras hiciesen tanto ruido como el que hace falta para que sea verdad lo que dicen la sentencia o el recurso del fiscal, no podríamos vivir aquí. Tendríamos el triple de denuncias”, alega.
Sostiene, además, que “precisamente elegimos a Nala cuando la adoptamos, por ser de una raza con fama de tranquila. Nuestros cuatro hijos eran pequeños y nosotros dos nunca habíamos tenido perro, así que nos recomendaron adoptar una labrador retriever, que está considerada una de las razas más tranquilas que existen, de las que menos ladran”. Nala, de 13 años, es la madre de Greta, de siete, que fue la mayor de una camada que la familia mantuvo, aunque repartió entre conocidos al resto de hermanos “porque los niños insistieron”.
“Sólo pedimos lo que consideramos un juicio justo. Contratamos a un veterinario y a una adiestradora que evaluaron a las perras, a un técnico que midió el sonido, hicimos varias grabaciones dentro de nuestra casa para que se midiesen los índices... nada de eso se ha admitido. De hecho, en la sentencia el juez admite que los DVD con los vídeos se extraviaron en el juzgado y él no ha llegado a verlos. La Policía Local hizo 18 visitas a mi casa certificando que las perras no hacían ruido. No sé qué más hacer”, indica.
Si la Audiencia no les da la razón, “no descartamos nada, aunque el abogado nos dice que tengamos paciencia y no pensemos todavía en los siguientes pasos. La recogida de firmas nos hace pensar en llegar a pedir el indulto si llega el caso, porque pensar en ir a la cárcel por esto... pero eso será si llega el momento, confiamos en que la Justicia nos acabe dando la razón”.