Cita a ciegas con la ciencia
Como en muchas citas de pareja, hubo quien se retrasó. Como en alguna que otra primera cita, hubo quien dio un plantón y dejó con cara de circunstancias a quien esperaba. Y como en las speed dating –citas rápidas- hubo quien conectó desde el primer momento. Diez parejas citadas en una cafetería para conocerse y conversar, cada cinco minutos, unos con otros. Pero las citas no eran sentimentales sino científicas: citas de diez ciudadanos con diez investigadores de la Universidad de Córdoba con el objetivo de enamorarse de la ciencia.
Esta ha sido la original manera que ha tenido la Unidad de Cultura Científica de la universidad de poner en contacto a la gente de la calle con sus investigadores, una Cita con la Ciencia para difundir su tarea profesional en un cara a cara donde la curiosidad de unos y los conocimientos de otros dan lugar a auténticos flechazos por la ciencia.
Diez mesas ocupadas en una cafetería a media tarde, un café o refresco para tomar entre conversaciones y un reloj que cada cinco minutos marca el cambio de pareja. Al final de cada cita, los científicos puntúan en secreto la curiosidad y las ganas de saber de sus acompañantes, y éstos hacen lo propio con los conocimientos y las formas de explicar su labor de los investigadores. El resultado: la pareja con más conexión de la velada, entre quienes más capacidad de comunicación, interés y sentido crítico hayan mostrado.
Y si en una primera cita normal encontrar tema de conversación puede que conlleve sus dificultades, ese obstáculo ya estaba salvado de entrada en estos particulares encuentros. Porque aquí, mesa a mesa, se pudieron escuchar charlas sobre Genética, Ingeniería Hidráulica, Estudios Árabes e Islámicos, Producción Vegetal, Psicología, Química Orgánica, Biotecnología de las Plantas, Biología Celular o Ingeniería Química, cada una de las especialidades de los investigadores de la Universidad.
Conversaciones que, a preguntas de cada curioso ciudadano, bajaban del laboratorio a la calle para conocer la aplicación práctica de esas materias. Conocimientos convertidos en utilidades a ojos de los ciudadanos que acuden a estas citas para aprender y movidos por la curiosidad de tratar cara a cara con los científicos, en lo que se convierten en unas pequeñas masterclass particulares y donde más de uno se sorprende de la labor de su cita.
Porque al final, en cada una de esos encuentros se habla de avances en la detección del cáncer, del poder del agua y cómo corre bajo la ciudad, de amor en un poema árabe del siglo XIII o de cómo analizar con sentido crítico los discursos de los políticos. Y sí, también y como no podía ser de otra manera en una primera cita, de las relaciones de pareja. Lecciones de ciencia para enamorar.