La portada de mañana
Acceder
16 grandes ciudades no están en el sistema VioGén
El Gobierno estudia excluir a los ultraderechistas de la acusación popular
OPINIÓN | 'Este año tampoco', por Antón Losada

Córdoba inicia el camino para cambiar los nombres franquistas de sus calles

Córdoba ha iniciado el camino para sustituir el nombre de calles franquistas. La Comisión Municipal de Memoria Histórica que ha trabajado sobre este ámbito en los últimos seis meses, con representación de los distintos grupos políticos y de los vecinos, ha aprobado un dictamen en el que se acuerda la sustitución del nombre de calles y zonas de la ciudad.

Ese dictamen, ha aprobado la retirada del nombre de algunas calles, además de los trabajos sobre las fosas comunes de 4.000 represaliados ubicadas en los cementerios de San Rafael y de La Salud y la dignificación de las víctimas, con la unanimidad de los representantes de la Comisión, incluidos los grupos políticos de PSOE, IU, Ganemos, PP, Ciudadanos y Unión Cordobesa.

Dentro de esa unanimidad se encuentra la sustitución del nombre de cinco calles en la capital cordobesa por su relación con el franquismo y en atención a la Ley Andaluza de Memoria Democrática, que obliga a eliminar del callejero toda reminiscencia en homenaje al régimen. Así, se prevé retirar el nombre de Joaquín Benjumea, Joaquín López Huici, Fernando Fernández Martínez, Glorieta de los Artilleros y, en la barriada de Alcolea, la del General Franco.

Además, también ha salido adelante la retirada del nombre de otra decena de calles, aunque sin el voto a favor de PP, Ciudadanos y Unión Cordobesa, unos votos que, de repetirse en el Pleno municipal que acuerde estos cambios, tampoco serán suficientes para impedirlos. Entre esta decena de nombres se encuentran lo de Antonio Cañero –que da nombre a un barrio de la ciudad-, José Cruz Conde, una de las vías comerciales del centro de la capital cordobesa, el Conde Vallellano,  que tiene una avenida principal, o José María Pemán.

Junto a ellos, también se borrarán del callejero cordobés las calles Cronista Rey Díaz, Periodista Aguilera, Periodista García Prieto, Periodista Quesada Chacón y la de los poetas Antonio y Francisco Arévalo. Y, además, se ha propuesto la retirada de las placas y símbolos que contienen el yugo y las flechas, así como de la Cruz a los Caídos que se sitúa en la Plaza de la Constitución de la capital.

Sobre la exhumación de las fosas comunes, la comisión municipal también ha acordado el inicio de los mismos, proponiendo que se haga un censo de las familias afectadas y las primeras catas de las fosas que se encuentran en los cementerios. Allí se creen que están los restos de 4.000 personas represaliadas durante la Guerra Civil y el franquismo, cuyos familiares llevan años solicitando a las administraciones que se recuperen los cuerpos de sus seres queridos. Para ello, se insta al propio Ayuntamiento a que trabaje de manera conjunta con la Oficina de Memoria Democrática de la Junta de Andalucía, con la Diputación provincial y la Universidad de Córdoba.

La tarea que ha desempeñado la Comisión Municipal de Memoria Histórica se ha llevado a cabo en los últimos seis meses con estudios sobre material histórico, archivos,  documentación de prisiones, cementerios y museos, entre otras fuentes.

Los nombres más populares del callejero que se propone retirar

José Cruz Conde: militar y político, alcalde de Córdoba, se le destaca como uno de los artífices del éxito del levantamiento militar en Córdoba que provocó la Guerra Civil.

Conde de Vallellano: político, alcalde de Madrid durante la dictadura de Primo de Rivera y ministro de Obras Públicas durante la dictadura franquista.

Antonio Cañero: rejoneador y militar, tras el levantamiento de 1936, se reincorporó al Ejército y encabezó la conocida como Columna Cañero. 

José María Pemán: escritor, apologista de la dictadura de Primo de Rivera y comprometido con el régimen franquista, que le reconoció con distinciones.

Cronista Rey Díaz: profesor, filólogo y abogado, estuvo al cargo de la prensa y propaganda franquista desde julio de 1936, además de llevar la contabilidad de los asesinados en los cementerios.