Con más de un siglo de vida, la Cámara de Comercio de Córdoba es un termómetro de las consecuencias de la crisis en el pequeño y mediano empresariado, donde la financiación es el principal escollo. Su presidente, Ignacio Fernández de Mesa, demanda una partida para las Cámaras andaluzas en los presupuestos de la Junta que les permita afrontar los gastos corrientes y, con esos medios, poder desarrollar con garantías los programas comerciales con fondos europeos a los que acceden, vitales sobre todo para las ‘micropymes’ a los que la Cámara sirve de muleta, según su presidente.
En 2016, la Cámara de Comercio de Córdoba cumple 130 años ¿Cómo está de salud?
Muy bien. Como todas las cámaras, ha pasado el sarampión de la pérdida del recurso cameral permanente y nos encontramos ahora mismo en una situación económica cuasi cuasi equilibrada.
Usted es presidente desde 2010. Hubieran tocado elecciones en 2014 pero no se han celebrado. ¿Cuál es la perspectiva que ahora mismo manejan?
Yo no puedo manejar ninguna porque no tenemos información de eso. Sí sabemos que ahora se acaba de nombrar una directora general en la Junta de Andalucía y esperemos que impulse el proceso legislativo para que haya una Ley de Cámaras que, en definitiva, en cascada venga el reglamento nuestro y que se convoquen de nuevo elecciones para que se renueve una cámara ya de larga duración, que vamos a estar cerca de dos períodos de una tacada.
¿Ese desarrollo de la ley que no llega es el principal escollo de las cámaras actualmente?
No. La ley lo que tiene que regular son muchas cosas y, en particular, la composición de los plenos, los comités ejecutivos…y, en definitiva, la financiación para las cámaras de comercio. Yo creo que el principal problema que tienen las cámaras de comercio ahora mismo, en Andalucía y en España, es la cuestión económica, la falta de recursos.
¿En el actual mercado, qué utilidad tiene la Cámara para el empresariado?
Toda, para las pymes, toda. Porque llegamos a sitios donde no llegan otros. En el marco internacional, cuando se produce una misión comercial, las pymes son las que van con nosotros, las grandes empresas van por sí mismas. Nosotros somos los que les organizamos los encuentros, el viaje, la estancia. Les ponemos una alfombra roja para que lleguen a un país y abran sus productos. Eso, y en el otro plano, la proximidad que tenemos con la sociedad, es la utilización más correcta posible de nuestros fondos, de los fondos europeos que administramos, para que consigan sus objetivos de creación de empresas, de desarrollo de innovación, de financiación, de formación de los empresarios, e incluso de los trabajadores. El abanico es muy amplio.
¿Cuál es su diagnóstico del tejido empresarial actual?
Pues que hacen falta más empresarios. Para que este país crezca y crezca más y se mitigue el desempleo, hacen falta más empresas, más empresarios, más innovación y más gente que se lance a crear riqueza. Los que están ahora mismo no son suficientes. Por eso tienen un papel las cámaras tan importante de promover el desarrollo empresarial.
Desde esa perspectiva de innovación, ¿funciona el actual modelo productivo? ¿Qué habría que cambiar?
Creo que el modelo productivo hay que ajustarlo a la innovación. Hay que renovarse de una manera muy importante. Hay que renovarse de acuerdo con las nuevas tecnologías, actuar las empresas a través de las webs, cada vez con una presencia más y más en las operaciones que se desarrollan a través de internet. Eso es un aspecto muy importante que hay que cuidar. Y luego en el plano social, hay que procurar crear más riqueza para crear más empleo. Y habrá que estar atentos a las normas laborales de manera que sean lo más eficaces posibles para la creación de empleo y para el desarrollo de la economía.
Apuntaba antes la ayuda que la Cámara presta a las pymes, de las que se dice que son la base de la economía. ¿Hacia dónde deben caminar las pymes?
Creo que, por ejemplo aquí en Córdoba, el sector agroalimentario es importantísimo. Y claro que existen buenas e importantes empresas agroalimentarias que hacen una internacionalización muy interesante. Pero el problema son las ‘miniempresas’ agroindustriales, agroalimentarias. Son pequeñas empresas a las que les cuesta mucho abrirse camino en la economía y el comercio. Yo creo que habría que intentar, no sé si agrupar o apostar por empresas de mayor envergadura y que, aunque fueran pymes, no fueran tan ‘micropymes’ como son; que traspasaran el ámbito familiar a un ámbito más social.
Precisamente hace poco se conocía un estudio de la Red de Cátedras de Empresa Familiar que dice que, en Andalucía, 8 de cada 10 empresas son de carácter familiar y destacaba la poca formación del empresariado y el no saber en qué manos se va a dejar la empresa en un futuro… ¿Qué habría que hacer para mejorar la perspectiva de las empresas familiares?
El primer paso que da una empresa familiar es la confianza en tu socio. Eso está ganado, el trabajar en conjunto. Pero hay un tema que cuando se constituye la empresa familiar siempre se mira de reojillo: es la continuación de la empresa familiar, la siguiente generación y la siguiente. Creo que deberían de arbitrarse normas de manera que se facilitase esa transmisión de negocios y de patrimonio. Creo que ese es el aspecto más interesante, la continuidad. Lo más difícil es la continuidad. Aunque muchas de las pequeñas empresas que se crean no duran más de un año o dos. Pero tal vez (hay que mejorar) la continuidad, una vez que se ha consolidado, y por supuesto los mayores apoyos posibles de formación y de financiación, con microcréditos.
¿Cuáles son los sectores del futuro en nuestra economía?
El agroalimentario desde luego, el de las energías renovables es un sector muy importante y, hablando aquí en Córdoba, un sector con mucho futuro y que está creciendo es el sector de la joyería, que tiene mucha trascendencia económica en nuestra provincia. Creo que bascula entre la agroalimentación y agroindustria, la joyería, pero básica y fundamentalmente esos dos.
El talento que ha emigrado con la crisis, ¿volverá?
Yo creo que muchos van a volver. Ahora precisamente hemos terminado la selección con la Cámara de Comercio en Núremberg, donde vamos a mandar a 30 jóvenes a trabajar por un período de tres años a Alemania. Pero estoy convencido de que la mayoría de ellos siempre vuelven, la experiencia es que siempre vuelven. Lo importante es que volverán con un bagaje muy interesante, una experiencia de lo que es vivir en un medio extraño y, por supuesto, conociendo las cosas que se hacen allí. Y esos vendrán, estoy convencido, vendrán y enriquecerán…. Para eso hay que fortalecer la economía de Córdoba, para que esas situaciones no se produzcan. Pero vamos, podemos decir que este año candidatos para salir fuera de España han sido sensiblemente menos que el año pasado, lo cual yo creo que significa que la economía va hacia adelante, que hay expectativas aquí y no hace falta salir fuera.
El apuntalamiento del tejido productivo va ligado a la acción de las administraciones. En los distintos ámbitos, ¿cuáles son las principales demandas a la Administración que hace la Cámara?
Una demanda importantísima es una legislación cameral adecuada y medios financieros a las cámaras para poder subsistir. Nosotros somos un organismo intermedio con la Unión Europea y tenemos fondos que podemos desarrollar y aplicar a actividades más que interesantes para los empresarios, los emprendedores y los trabajadores. Pero el problema que tenemos son los gastos corrientes: el pagar la luz o arreglar un ascensor o el mantenimiento de un edificio. Ahí es donde verdaderamente muchas cámaras tienen problemas y dificultades en cuanto que tienen posibilidades de hacer pero no pueden desarrollar esos objetivos que se les puede encomendar porque no tienen medios para ello. Ese es el pilar básico de demanda a la administración andaluza, que en los presupuestos se consignen cantidades para poder apoyar a las cámaras y que colaboren con nosotros, que confíen en las cámaras para el desarrollo de esa acción tan importante y la vertebración de Andalucía.
¿A corto y medio plazo, la exportación tiene que seguir siendo un puntal importante en nuestra economía?
Debe seguir. En un mundo globalizado donde encuentras competencia por todos los lados de importaciones de productos con costes mucho más bajos, y si queremos seguir funcionando, habrá que adaptarse a esa situación, habrá que mejorar las cadenas de producción y la tecnificación y habrá que ahorrar más dinero. La palabra exportación cada vez se va a difuminar más porque las relaciones internacionales más frecuentes, los movimientos de materias primas, de mercancías son tan grandes, la movilidad de las personas es tan grandísima, que hay que estar preparado para ello, para competir en un mercado globalizado cada vez más difícil.
¿Cuáles son los puntos fuertes y flacos en nuestra exportación?
Tenemos muchísimos puntos fuertes. Hay muchísimas personas, muchísimas empresas que son competitivas hacia fuera. La joyería exporta mucho, la agroalimentación exporta una barbaridad, los automóviles salen hacia fuera de una manera muy importante. Yo creo que los costes los estamos controlando y eso nos hace más competitivos en el exterior. No digo que estén cumplidas todas las circunstancias que facilitan la exportación, pero yo diría que eso está muy avanzado. Y además desde muy pequeñas empresas -lo vemos aquí en la Cámara-, están dispuestas a exportar y lo intentan. Yo creo que es un punto fuerte la voluntad hacia el exterior que hay por parte de las empresas. ¿Punto débil? Que al ser en muchos casos microempresas, es muy difícil en ocasiones conectar con el exterior. El idioma es una barrera muy importante, lo vemos nosotros en misiones comerciales en el exterior. En no pocos casos hay una dificultad de idioma que hay que salvar con intérpretes y eso -hay empresarios que no-, hace que algunos empresarios se achiquen. El conocimiento de los idiomas y una formación más abierta creo que es necesario para eso.