La Roda de Andalucía celebra el 40 aniversario de los primeros Ayuntamientos democráticos alejado de fenómenos como la despoblación y de las cifras del paro que asolan otros municipios la comunidad. El despegue económico del municipio a partir de los 50, y potenciado en la década de los 80 y 90, hace que, hoy día, goce de una situación privilegiada gracias a su espíritu emprendedor. El olivar, la agroindustria y el desarrollo ferroviario lo han convertido a lo largo de su historia en una locomotora de la comarca de la Sierra Sur de la provincia de Sevilla.
Ser el centro geográfico de una comunidad brindó en 1865 a esta localidad su gran oportunidad. Se convertiría en un importante nudo ferroviario porque conectaba Córdoba con Málaga y tenía un ramal a Sevilla. Entonces era simplemente La Roda. Y hay muchas Rodas. Roda de Eresma (Segovia), Roda de Bará (Tarragona), Roda de Isábena (Aragón), Roda de Ter (Barcelona), Roda (Murcia) y La Roda (Albacete). Por eso, la sevillana debía distinguirse para no generar más confusión. En 1916, se renombró como La Roda de Andalucía.
Los 'arrejuntaos'
El tren trajo su transformación. Hasta un centenar de ferroviarios trabajaban para aquella estación y tal peso tenían, que se llegó a construir una barriada para este gremio, tenían su peña (hoy es un museo) y una hermandad, la del Cristo del Perdón. Aquel movimiento de mercancías y viajeros hizo de este pueblo un lugar estratégico, y a la par se desarrolló su afán por emprender. Su crecimiento así lo atestigua: de los 2.539 habitantes que tenía a principios del siglo XX, sesenta años después tenía 5.300 (desde principios de milenio está en torno a los 4.300). “Se les llamaba los arrecogíos o arrejuntaos, eran gente que se había quedado a vivir aquí por la actividad y la riqueza que tenía el pueblo”, explica el actual alcalde, Juan Jiménez (PP), que se define a sí mismo como tal por ser natural de la vecina Estepa, aunque lleve empadronado en La Roda la mitad de su vida.
Los rodenses no querían sólo vivir del campo y del tren. Como cuenta el primer edil, una de las personalidades que más ha podido influir en esa inquietud fue Abelardo Arranz de la Cámara, un empresario “adelantado a su tiempo” con multitud de patentes de maquinaria agrícola y retroexcavadoras registradas, “que usó su empresa, en la que trabajaron más de 200 personas, como centro de formación para jóvenes del pueblo en la década de los 60 y 70 y de ahí salió una generación completa de empresarios. Su trabajo trascendió de tal forma que tiene un parque en su honor”, detalla.
La España vacía y los trenes
La llegada de la democracia municipal supuso un segundo salto. Mientras el sistema ferroviario languidecía, hasta el punto de que la estación quedó sólo para mercancías, llegaban nuevos proyectos para dar salida a ese emprendimiento. Como resume Jiménez, “La Roda ha tenido una evolución, pero también tuvo una involución”, y critica que se haya desmantelado el transporte de viajeros (el último tren pasó en 2007) y se infrautilice la red de Cercanías, lo que a su juicio choca frontalmente “cuando se llenan los discursos de palabras para luchar contra el problema de la despoblación y la España vacía”.
Los dos polígonos industriales que se crearon tras estrenarse la democracia local y un tercero que ahora está en fase de proyecto, dan idea del movimiento económico de esta localidad que, nada más salir de la autovía A-92, recibe con los rótulos de la planta de aceitunas La Española y de Agrosevilla, cooperativa fundada en 1977, que aglutina a otra docena de sociedades integradas por más de 4.000 agricultores y que producen 80.000 toneladas de aceitunas de mesa que se exportan a más de 70 países.
Las dos grandes corporaciones, unidas a un tejido industrial de pymes y una campa de los coches, hace que La Roda tenga en su haber un dato que muchos municipios de esta comunidad ambicionarían: una tasa de paro del 13%, casi 8 puntos por debajo de la media de la provincia de Sevilla registrados en el segundo trimestre de este año según la EPA. “La gente de La Roda tiene iniciativa, la maquinaria agrícola que aquí se fabrica va a toda España y también se exporta, desde remolques de tractores a maquinaria de recogida de aceituna, atomizadoras para fumigar, depósitos de poliéster, bombas de orujo, despalilladoras, tanques de acero inoxidable… Todo lo que rodea a la industria agroalimentaria como maquinaria primaria en el sector de la aceituna y del aceite se fabrica en La Roda”, enumera Jiménez, convencido de que esa es la clave de esa baja tasa de desempleo.
Para que ese carácter emprendedor no se pierda hacen falta nuevos estímulos. Un nuevo polígono industrial es uno de ellos, pero otro es la apuesta por la adaptación de la educación al medio. Aprovechando que el instituto de Formación Profesional de Estepa se ha implantado un módulo de Agricultura, se va a ofertar como centro de prácticas el Parque del Olivar de La Roda, una superficie de 10.000 metros cuadrados donde crecen ejemplares de todas las variedades de olivos existentes en Andalucía, España y del mundo. Una iniciativa que, según Jiménez, “evitará la fuga de talento, generará empleo y riqueza y ayudará a evitar el fenómeno de la despoblación”.
Esta apuesta por el olivar y la industria agroalimentaria, no obstante, llega en uno de los momentos más complicados. Los rodenses fueron de los primeros en sacar los tractores a la calle en agosto de 2018 en contra de la política arancelaria de la administración de Trump sobre la aceituna negra de mesa, siendo Estados Unidos su principal mercado. Un año después, según datos de la Asociación Española de Exportadores e Industriales de Aceituna de Mesa (Asemesa), las exportaciones de este producto a este país han caído este año un 50%, lo que equivale a la pérdida acumulada entre 2018 y lo que va de año de 45,5 millones de euros. Sin embargo, la nueva amenaza de otra oleada de aranceles estadounidense sobre otros productos, entre ellos, el aceite o la aceituna verde de mesa, genera de nuevo incertidumbre.
Un pueblo de izquierdas gobernado por el PP
El estreno de la democracia local en La Roda de Andalucía no fue como en la mayoría de los municipios andaluces. Si en muchos de ellos la huella del franquismo pesaba y tuvieron en 1979 sus primeros alcaldes bajo las siglas de UCD (ganaron las elecciones en la comunidad con un 31,8% de los sufragios), en este caso tuvieron un alcalde socialista que abrió camino a estas siglas con mayorías absolutas ininterrumpidas hasta 2011. La hegemonía de los socialistas durante 30 años fue tal, que lograron resultados tan aplastantes como tener 9 ó 10 concejales frente a uno solo o dos, como máximo, en la oposición. En 1987, el PSOE se quedó a punto de tener un pleno de once ediles socialistas, le faltaron 7 votos para conseguir ese hito político; un éxito que luego se repetiría en 1991.
La paulatina bajada electoral del PSOE llevó en 2011 a la pérdida de la mayoría absoluta, y un pacto entre IU y PP desalojó a los socialistas del ayuntamiento rodeño por primera vez. La coalición de izquierdas se quedó al frente del gobierno con el apoyo de los populares, pero “hubo lealtad institucional, fue un experimento que funcionó porque la buena gestión y arreglar los problemas de los vecinos ¿es de izquierdas o de derechas? No, eso es sentido común”, destaca Jiménez.
En el siguiente mandato, IU rentabilizó aquella experiencia y obtendría esa vez mayoría absoluta. Y en estas últimas elecciones, el resultado hizo que de nuevo el partido más votado, el PSOE, quedara fuera de juego. La falta de entendimiento entre los socialistas y esta vez Adelante Andalucía, que sumaban cuatro ediles cada uno, llevó al PP a alcaldía con tan solo tres concejales, en el que ha sido su mejor resultado electoral en este municipio. Un pacto del PP de nuevo con la confluencia de izquierdas, esta vez de alternancia en el Gobierno, es lo que ha permitido que Juan Jiménez ostente el bastón de mando hasta la primavera de 2021.