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Abstinentes del PP
Dijo el miércoles pasado Arias Cañete que “El debate con una mujer es complicado. Si demuestras superioridad intelectual o la acorralas, es machista” y se quedó tan pancho.
Tamaña chulería le sirvió al candidato del PP a las elecciones al Parlamento Europeo para justificar su nerviosismo y su derrota en el debate televisado ante su oponente socialista Elena Valenciano.
En su mundo de 1,7 millones de patrimonio personal, paquetes de acciones de compañías petroleras, bancos y aseguradoras, bienes inmuebles por doquier y coleccionismo de coches de alta gama, el exministro de agricultura debe de verse a sí mismo frente al espejo como un personaje idealizado de una película de Vittorio de Sica, de Scorsesse o hasta de Sergio Leone: una suerte de camorrista pendenciero y gruñón aunque de buen corazón, obligado a lanzarse al fango de la política por un sentimiento de abnegación y compromiso por el pueblo, ese mismo pueblo que a la vez que lo ama, lo teme. Ese pueblo por el que él tanto lucha, a veces incomprendido, nunca recompensado, solo en la llanura a lomos de su Austin Cooper del 67.
El candidato popular no quiso permitir que le estropearan tan bonita foto, ni pudo permitirse a sí mismo rebajarse a mostrar su superioridad intelectual. Su gran modestia le llevó a bajar el nivel y, para no herir sensibilidades, se abstuvo de sacar toda la artillería que llevaba preparada para la ocasión. Nosotros, el pueblo, nos quedamos sin saber la verdadera talla intelectual del candidato popular. La talla ética sí que se vislumbró. De hecho, casi nos cegó.
Dos días después nos enteramos de que todos los concejales del PP (menos una) del Ayuntamiento de Toledo abandonaron el pleno justo en el momento en que María Luisa Gómez, portavoz de los padres y madres de los niños enfermos de cáncer del Hospital Virgen de la Salud de la ciudad iba a intervenir para contarle a los ediles la situación de las instalaciones del centro y la falta de personal. En su desbandada, los ediles populares también se abstuvieron de coger una carta que los padres y madres trataban de repartirles, en la que se les informaba de la difícil situación en la que se encuentran.
Unos minutos antes, estos ediles se abstuvieron en la votación de una proposición de IU que instaba al Gobierno de María Dolores de Cospedal a mejorar la atención sanitaria de los menores enfermos oncológicos de la Castilla-La Mancha.
Las críticas que han recibido estos señores y señoras del PP manchego son infundadas. Ellos no son responsables de que en su comunidad autónoma se haya recortado en un 15% el gasto sanitario en los últimos 3 años, casi 8.000 millones de euros. Ellos no son responsables, sólo agachan la cabeza, se lavan las manos, se abstienen.
Vuelvo otra vez a Europa. En las dos últimas convocatorias electorales, 2004 y 2009, la participación fue de apenas un 45%. El descrédito de los partidos y los políticos y la virulencia con la que la crisis ha golpeado desde las últimas elecciones son los dos grandes elementos que, con toda probabilidad, convertirán a la abstención en la gran protagonista del próximo domingo.
Visto lo visto, ¿a alguien le extraña? ¿A alguien le preocupa? A Cañete y a los populares toledanos, no. En absoluto.
Dijo el miércoles pasado Arias Cañete que “El debate con una mujer es complicado. Si demuestras superioridad intelectual o la acorralas, es machista” y se quedó tan pancho.
Tamaña chulería le sirvió al candidato del PP a las elecciones al Parlamento Europeo para justificar su nerviosismo y su derrota en el debate televisado ante su oponente socialista Elena Valenciano.