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Los 'caramonazos' del PP

Lo peor de la campaña electoral andaluza es que todavía le quedan 45 días. Hasta las diez de la noche del 2 de diciembre no se conocerá la composición del nuevo Parlamento de Andalucía. Mientras tanto vuelven los temas clásicos: los pactos, Catalunya, los debates televisivos y los caramonazos (el diccionario de uso del motrileño lo describe como un “fuerte golpe en la cara o la cabeza con un objeto”) del PP.

Los populares andaluces llevan 36 años y medio en la oposición, y siguen preguntándose por qué, pero sin hallar respuesta.

No es tan difícil. Por un lado, está la dependencia de los andaluces del Presupuesto de la Junta, lo que algunos llaman “las paguitas” y otros, efecto redistributivo para reducir la desigualdad. Según datos aportados en marzo pasado por la ahora ministra de Hacienda y ex consejera andaluza, María Jesús Montero, la transferencia de renta indirecta proporcionada por la Junta para una familia media andaluza es de 9.716 euros. Por otro lado, están los aciertos del PSOE. Y después, los errores del PP y su incapacidad para plantear una alternativa en una región donde sus habitantes se autoubican en el centro izquierda.

Juanma Moreno, su candidato, tiene preparada una campaña dura, como acreditó el mismo día de la convocatoria electoral cuando se fotografió delante de un antiguo prostíbulo en el que se había usado una tarjeta de la Junta para pagar consumiciones indeterminadas. Desveló entonces que el director de la fundación Faffe había abonado con esa misma tarjeta unos 32.000 euros en cinco prostíbulos entre 2004 y 2009.

Probablemente Moreno también tendrá propuestas atractivas para cautivar a los votantes. Pero lo que aún no ha hecho Moreno ni sus asesores ni el nuevo gurú que ha fichado es una guía para forasteros de su partido en las campañas andaluzas. Es un clásico que se repite siempre: tocan tambores electorales y los dirigentes nacionales del PP empiezan a darse caramonazos contra los suyos, como si pertenecieran a una panda de ballenas suicidas que acaban varadas en la playa sin que los científicos sepan por qué.

Desde hace mucho tiempo, los dirigentes del PP (también de otros partidos) confunden la crítica a las políticas de los socialistas andaluces con los menosprecios a los andaluces. Especialmente, en tres aspectos: el PER, la educación y el acento.

Aquí van varios ejemplos:

Esperanza Aguirre, expresidenta de la Comunidad de Madrid, del PP: “Se usa el dinero de los contribuyentes para dar pitas, pitas, pitas”.

Alejo Vidal Quadras, ex eurodiputado del PP: Blas Infante [al que el Parlamento andaluz considera padre de la patria andaluza] era un “cretino integral, un subnormal profundo”.

Josep Antoni Duran Lleida, exdirigente de CiU: “No hay derecho. Nuestro payés no puede recoger la fruta porque no hay dinero, mientras que, en otros sitios de España, con lo que hacemos nosotros, reciben el PER para pasar toda la jornada en el bar de su pueblo”.

Montserrat Nebrera, exdirigente del PP de Catalunya: “Tiene un acento [Magdalena Álvarez] que parece un chiste”.

Rafael Hernando, exportavoz del PP: “Andalucía es como Etiopía. Hay que sacar a Andalucía del pelotón de los torpes”.

Juan Soler, ex dirigente del PP de Madrid: “Es floja [Trinidad Jiménez], le falta cuajo y su acento la hace más apta para Dos Hermanas o Vélez-Málaga”.

Joan Puigcercós, ex dirigente de ERC: “En Andalucía no paga impuestos ni Dios”.

Ana Mato, ex vicesecretaria de Organización del PP: “Los niños andaluces son prácticamente analfabetos”.

Otra vez Ana Mato: “En Andalucía hay niños en el suelo de las escuelas”.

A esta lista, que es incompleta, se sumó este jueves la exministra Isabel García Tejerina: “En Andalucía te dicen que lo que sabe un niño de 10 años es lo que sabe un niño de ocho en Castilla y León”, dijo en Los Desayunos de TVE. La apoyó su secretario general, Teodoro García: “Los andaluces no tienen culpa de tener un Gobierno de Susana Díaz que se gasta más en prostitución que en educación”. Y la desautorizó Juanma Moreno, quien a estas horas ya debería saber por qué el PP andaluz no logra alcanzar el poder en Andalucía. Con este panorama, no es de extrañar que la socialista Susana Díaz vaya proclamando por todos los rincones: “Estoy feliz”.

[PD. Una de las críticas más contundentes al sistema público andaluz de enseñanza lo lanzó en su día el primer presidente de la Junta, Rafael Escuredo, en un acto de su partido. Escuredo aludió así a la ganadora de Operación Triunfo: “Qué bien canta esa niña, pero ¿qué estamos haciendo con la educación pública?”].

Lo peor de la campaña electoral andaluza es que todavía le quedan 45 días. Hasta las diez de la noche del 2 de diciembre no se conocerá la composición del nuevo Parlamento de Andalucía. Mientras tanto vuelven los temas clásicos: los pactos, Catalunya, los debates televisivos y los caramonazos (el diccionario de uso del motrileño lo describe como un “fuerte golpe en la cara o la cabeza con un objeto”) del PP.

Los populares andaluces llevan 36 años y medio en la oposición, y siguen preguntándose por qué, pero sin hallar respuesta.