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El coñazo de gobernar

19 de febrero de 2023 20:32 h

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A Mariano Rajoy no le gustaban los desfiles militares, le parecían un coñazo. Había que comprender al hombre, lo siguen siendo, pero le tocaba. Tampoco le gustaba mucho ir al Congreso ni al Senado. Incluso en su moción de censura se ausentó. No dijo que fuera un coñazo pero lo pareció. Estuvo libando en la calle de Alcalá, mientras le entonaban el gorigori en la Carrera de San Jerónimo. De allí salió al anochecer ya expresidente y visiblemente perjudicado. Pa un desfile gaditano, vamos. 

Moreno Bonilla ha sido menos explícito, no sabemos de momento a qué actos se refiere, pero, en términos generales, ha dicho que algunos son un coñazo. Son las cosas de la mayoría absoluta y campechana. Moreno Bonilla se aburre, la oposición es blandita y la prensa, en general, de cámara; a veces, deja que actúe su cuadrilla, cada día más, sobre todo su valido y actual peón de confianza, una vez licenciado su sobresaliente Bendodo, de Teodoro en la corte; mientras, él, en régimen presidencialista, se dedica a actos y saraos, algunos de ellos, sin especificación, un coñazo.

Dentro de poco tendremos el 28-F, el Día flojito de Andalucía. Ahora que es andalucista se adornará pero no sabemos si será ese el día escogido de máximo coñazo. La verdad es que lo es, sobre todo lo de las medallas y los discursos almibarados. Toca imaginar, especular, en qué actos se aburre. 

Ser presidente en sus condiciones apenas tiene emoción, lo que más le provoca atención son los excesos o insuficiencias de su doble Isabel de Madrid, hermanísima ella

Ser presidente en sus condiciones apenas tiene emoción, lo que más le provoca atención son los excesos o insuficiencias de su doble Isabel de Madrid, hermanísima ella, o su líder, recién declarado hombre y padre, nada progenitor no gestante. A Mariano le apasionaba el Marca, a Moreno no sabemos. Pero si quiere saber lo que pasa en su reino, mejor que le pongan en Palacio un repertorio de las chirigotas del Carnaval de Cádiz, es lo más fiable, pero no en su Canal, que no salen todas. 

Ahí se enterará de que nos hemos dado cuenta que aunque se aburra en sus actos está más que ocupado con su objetivo privatizador. En Cádiz, se han enterado de cómo está la Sanidad Pública en Andalucía y lo cantan; de camino, podrá enterarse qué piensa el personal de la prensa y los medios de cámara, en general, desvirtuados prostituidos, dicen. Los de cámara se entiende porque la precariedad y el heroísmo de los que resisten es de mejor juicio. Para saber cómo está la sanidad en España y en ella Andalucía, puede echar un vistazo al Financial Times, o que se lo lean. Andalucía, la tercera por la cola en financiación per cápita de la sanidad pública, muy cerquita de su modelo madrileño. Moderado pero implacable privatizador.

Cuando no cae sobre él la aburrición, Moreno se emplea a fondo. Según el Ministerio de Hacienda, ha dejado de recaudar 120 millones de sus amigos -esas doscientas familias para las que gobierna a las que se refería Emilio Romero-. A ellos sigue apoyando recurriendo ahora en el Tribunal Constitucional, en copia y pega de su admirada y competidora de Madrid, contra el impuesto a las grandes fortunas. Los favores a los patriotas extractivos de Andalucía de siempre. 

Para otros intereses de los suyos, no se aburre tampoco en su tarea de dejar sin agua Doñana, antes con la excusa de la extrema derecha y la torpeza de los socialistas, ahora, él solito

También, gracias a un desliz fruto de su suficiencia, descubierto por un periodista comprometido no domesticado, sabemos de sus intenciones con la atención primaria -cuando no se aburre privatiza-, de seguir desviando pacientes a la sanidad privada vía conciertos. Ya sabemos las tarifas que va a pagar, que vamos a pagar … y además, según estas mismas páginas, conocimos que cerca de un millón de pacientes han sido derivados a la privada. Alfombra roja para las privatizaciones.

Y para otros intereses de los suyos, no se aburre tampoco en su tarea de dejar sin agua Doñana, antes con la excusa de la extrema derecha y la torpeza de los socialistas, ahora, él solito, acercándose al cabildo onubense del agua. Son muy activos, con éstos no se va a aburrir.

En su tiempo libre de actos, reparte y reparte, sin que conste que acabe rimando. Los nueve rectores públicos andaluces claman contra la privatización de las universidades. Dos nuevas más. Total, ya que los suyos no son mucho de estudiar y más de repetir y carreras cortas comprimidas, qué mejor que una universidad amiga que te lo afine. Por sus correspondientes de Madrid ya conocemos cómo se sacan las carreras y el nivelito de los resultados. En la Universidad, incluso en la pública, te lo afinan y, luego, te hacen ilustre, es cuestión de tiempo y de BOE descentralizado, aquí el vernáculo BOJA.

Se acercan tiempos electorales, no se va a aburrir o, tal vez. Hay pueblos y pueblos, ir de gira a Marbella con cara de moderado puede ser un coñazo obligatorio pero apasionante y hasta un peligro. Son las obligaciones y riesgos del cargo.

A Mariano Rajoy no le gustaban los desfiles militares, le parecían un coñazo. Había que comprender al hombre, lo siguen siendo, pero le tocaba. Tampoco le gustaba mucho ir al Congreso ni al Senado. Incluso en su moción de censura se ausentó. No dijo que fuera un coñazo pero lo pareció. Estuvo libando en la calle de Alcalá, mientras le entonaban el gorigori en la Carrera de San Jerónimo. De allí salió al anochecer ya expresidente y visiblemente perjudicado. Pa un desfile gaditano, vamos. 

Moreno Bonilla ha sido menos explícito, no sabemos de momento a qué actos se refiere, pero, en términos generales, ha dicho que algunos son un coñazo. Son las cosas de la mayoría absoluta y campechana. Moreno Bonilla se aburre, la oposición es blandita y la prensa, en general, de cámara; a veces, deja que actúe su cuadrilla, cada día más, sobre todo su valido y actual peón de confianza, una vez licenciado su sobresaliente Bendodo, de Teodoro en la corte; mientras, él, en régimen presidencialista, se dedica a actos y saraos, algunos de ellos, sin especificación, un coñazo.