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Cuéntame un cuento

¿Qué le contamos a 675.719 para que vayan a votar? Este es el número de andaluces menores de 25 años.

Podríamos decirles para qué sirve un código penal con raperos en la cárcel, porque un Gobierno sin ética intenta imponer una moral pública; podríamos decirles que ahora las ferias de arte se descuelgan de la vanguardia. Les podemos enseñar, en youtube, algún programa de “La Bola de Cristal” mientras recuerdan que hoy tienen una televisión española vigilada desde Europa, y que el Granma cubano es más plural. Les aclaramos qué es secuestrar un libro antes de que salga. Les explicamos la verdad: cobrar 600 euros al mes por un trabajo temporal de nueve o diez horas, no es un trabajo. Les enseñamos que un coño insumiso es la contraseña para ir al juzgado. Les aclaramos que los altos puestos administrativos del Estado llevan más de un siglo saliendo de las mismas universidades privadas, de los mismos distritos postales. Les podemos enseñar que el poder sigue donde estaba.

Les contamos que, además, un país salvó por completo a un sector económico especulativo a costa de su hucha de pensiones. Les podemos mostrar, también con orgullo, la Constitución del 78 y cómo tres números nos hicieron bajar la cabeza: 155. Les explicaremos que un problema territorial tapa, con sus banderas, la precariedad, la libertad de expresión, y una agenda social cada vez más restrictiva.

Y cuando nos vayamos quedando sin argumentos surgirá la brillante idea: ¡preguntad a los abuelos! Ellos os dirán todo lo que hemos mejorado, de dónde veníamos y dónde nos encontramos ahora. Será entonces cuando estos 675.719 se pregunten dónde están esos abuelos y tendremos que explicarles que, a los 1.484.541 abuelos andaluces, los pueden encontrar en la calle (ese lugar que está más allá de Twitter), pisando el mismo asfalto en el que otros han dejado pisoteadas sus pensiones.

Si a este improvisado programa electoral le sumamos corrupción, recortes en investigación, la situación de la sanidad, los retos de la emigración, ¿con qué ánimo irán a las urnas? La abstención y el populismo, seguramente, se convertirán en las únicas opciones de refugio.

Hasta los poetas saben cuál es el camino.

Escuché las mejores canciones de mi generación destruidas por la publicidad

Like a Rolling Stone en el anuncio de un banco ING

la voz de Bob Dylan donde no debe.

Entonces entendí el cabreo de los dioses

la lluvia de fuego

Sodoma y Gomorra.

Y me declaré vencido.

(Fernando Mansilla. Dejad que los colgados se acerquen a mí. Ed. Amargord, 2017)

 

Pero, si ellos son el futuro, hemos de explicarles que todavía queda esperanza. Porque, además de ser lo último que se pierde, es, lo queramos ver o no, lo único que nos queda.

Estamos en un escenario en el que se representa una sociedad con libertades amenazadas. Un escenario en el que nos movemos entre bambalinas frágiles. Y aquí de nuevo la Transición se reedita.

La derecha se apoya en un Gobierno con guión de NODO tardofranquista, con una “vocación” al centro, similar a un gimnasio, ese sitio donde te apuntas, se lo cuentas a todo el mundo, te compras el chándal y nunca vas. Ni siquiera a darte de baja.

Ahora somos una sociedad menos temerosa de los cambios, porque se ha enfrentado a muchos y los ha sabido superar. Una sociedad que sabe que las oportunidades siempre han venido por la izquierda. Pero no cuando la izquierda ha buscado ese lugar de confort en el centro, sino cuando ha sabido encontrar y centrarse en sus siglas. Cuando convencer a un repartidor de pizzas es más importante que convencer a un directivo del Ibex 35, porque entiende que su papel es solucionar la vida de otros, no la suya propia.

La política se legítima si pivota en: agenda social, realidad y credibilidad. O lo que es lo mismo, si no abandona a determinados sectores de la población sólo porque éstos no suman puntos en el recuento final

Casi nada, esta triada perfecta sería realmente hacer política, frente a centros movedizos, a muros populistas y a otros demonios. Del amor ya hablamos otro día.

¿Qué le contamos a 675.719 para que vayan a votar? Este es el número de andaluces menores de 25 años.

Podríamos decirles para qué sirve un código penal con raperos en la cárcel, porque un Gobierno sin ética intenta imponer una moral pública; podríamos decirles que ahora las ferias de arte se descuelgan de la vanguardia. Les podemos enseñar, en youtube, algún programa de “La Bola de Cristal” mientras recuerdan que hoy tienen una televisión española vigilada desde Europa, y que el Granma cubano es más plural. Les aclaramos qué es secuestrar un libro antes de que salga. Les explicamos la verdad: cobrar 600 euros al mes por un trabajo temporal de nueve o diez horas, no es un trabajo. Les enseñamos que un coño insumiso es la contraseña para ir al juzgado. Les aclaramos que los altos puestos administrativos del Estado llevan más de un siglo saliendo de las mismas universidades privadas, de los mismos distritos postales. Les podemos enseñar que el poder sigue donde estaba.