Encuestas frente a heridas

PP y PSOE acaban de pactar lo que ellos y la prensa del status quo han llamado “Pacto antiyihadista” que, además de incluir en la ley la cadena perpetua, amplía el concepto “terrorismo” de modo que, según expertos, abarcaría acciones ciudadanas anti-desahucio o protestas contra el despilfarro como la de Gamonal. Es, en palabras de Joaquím Bosch, de Jueces para la Democracia, “populismo penal para buscar beneficios electorales” (05’45) y, añado yo, de paso endurecer la represión social ya en marcha con la Ley Mordaza. Que, por cierto, el PSOE tampoco propone derogar.

El Gobierno pepero impone al tiempo, contra el criterio de toda la comunidad educativa, una reforma universitaria clasista con el doble cínico argumento -célebre la excelencia del Ministro Wert en el cinismo- de que las familias ahorrarán porque los Grados -cursos forzosos para titularse- serán más cortos y, además, los nuevos licenciados podrán incorporarse antes al mercado laboral. Olvidando, él, ¡con lo listo que es! que el paro juvenil supera el 50% y el otro 50% empleado lo formarán quienes puedan pagarse los carísimos Másteres.

He aquí dos puñaladas certeras, “¡zas, zas!”, al cuerpo social, al Estado de bienestar y a nuestra convivencia en paz y justicia.

Frente a los hechos se alza la pompa del barómetro del CIS, como una bola de cristal, hipnótica, que nos quedamos mirando embobados. Los pro-Podemos, satisfechos con el sorpasso al PSOE como segunda fuerza nacional, los socialistas con caras que desmienten la calma de sus palabras y el PP frotándose las manos porque, pese a la trama Gürtel, la contabilidad B, la financiación irregular y los destrozos en educación, sanidad, justicia, dependencia ¡siguen como primera fuerza!

Izquierda Unida es tema aparte, porque pese a mantenerse en las encuestas se empeña en nadar con flotador de piedras. Y claro, a fuerza de peleas como la de Madrid y abandonos como el de Tania Sánchez, un día le va a costar hasta ese flotar.

¿Qué pasará este año multi-electoral cuando en vez de sondeos -reflejos de la opinión social o herramientas para influir en ella- afrontemos el recuento de votos?

Andalucía es la primera parada del tren de las cuatro estaciones. Susana Díaz predica que es preferible mayoría absoluta y su eco reverbera -jefes de servicio mediante- en los pasillos de las consejerías. “Por el bien de la estabilidad, del empleo”... a buen entendedor pocas palabras bastan y más con tres décadas de gobierno a las espaldas. Moreno Bonilla parece haber visto en sueños el ángel anunciador de la lista más votada que al PP le costó décadas de picar piedra lograr en la elección contra Griñán. Podemos ha metido la pata dando el partido por perdido y la reacción en forma de vídeo casero de Teresa Rodríguez tengo dudas, la verdad, de que sea lo mejor para ganar credibilidad. Total, que no se puede descartar que la cosa quede más o menos como está.

Un pequeño paso para Susana Díaz que, con el galón de las urnas se engrandecería ante Pedro Sánchez, pero ¿un gran salto para Andalucía? ¿Adelante, atrás, al vacío? O, no salto, inmovilismo. Volados los puentes con IU, ¿pacto con PP, con Podemos, gobierno en minoría, tocata y fuga a Madrid o, en plan Montoro cuando dijo lo de “dejad que se hunda España que ya la sacaremos nosotros”, mirar en la distancia el hundimiento del PSOE/Titanic para luego obrar el milagro de hacerle levantar y andar, como a Lázaro?

En las locales de mayo, los ciudadanos se van a encontrar con las papeletas de los partidos clásicos y, según casos, otra de Guanyem/Ganemos que a veces incluye y otras no acuerdo con IU o Podemos. En Córdoba, Ganemos asume los postulados de Podemos contrarios a los de IU y se presenta como agrupación de electores y en cambio, en Sevilla Ganemos integra a IU como coalición de partidos pero la rama Podemos impulsa una agrupaciones de electores. ¡Facilísimo de entender! ¡Y sencillo a la hora de elegir en la cabina electoral!

¿En las elecciones europeas no fue clave para Podemos una papeleta clara, vamos con la cara de Pablo Iglesias, para que la gente no se equivocara?

Creo que salvo en las ciudades como Valencia o Barcelona donde se ha logrado confluir y, en este último caso, además, eligiendo de cabeza de lista a alguien inconfundible como Ada Colau, Podemos está sacrificando las locales -como las regionales andaluzas- en el altar de una posible que no segura, ¿quien sabe si probable? victoria nacional.

Pensando en la cual, antes de noviembre, yo quisiera saber -si no es mucho importunar- ¿qué piensa Podemos de la Ley antiyihadista, de la cadena perpetua, de la reforma universitaria?

Ya sé que en cuanto que uno se sale de “desalojar a la casta”, “sacar de las instituciones a la mafia y ponerla a trabajar para la gente honrada”, “renegociar la deuda”, “ofrecer soporte social a esa masa de excluidos víctima de la crisis-estafa” para hacer propuestas concretas, algunas anti-populares, el respaldo sin fisuras de la masa, puede resquebrajarse. Pero la pena de muerte también es muy popular y eso no justificaría el silencio de Podemos ante una hipotética aprobación por el Congreso, ¿no?

2015 empieza con expectativas de cambio. Pero si acabara, como apuntan las encuestas, con el PSOE gobernando Andalucía y el PP España, la esperanza de eso que Podemos llama “la nueva mayoría social” tendría que esperar cuatro años más. Tiempo de sobra para perpetrar un buen paquete de recortes y retrocesos democráticos.

Y si Podemos lograra el insólito éxito de llegar a la Moncloa con dos años de trayectoria, pero sin temer incumplir propuestas pues su exiguo programa apenas promete nada, para aplicar, además, políticas tacticistas, de estadistas, electoralistas, de déspotas ilustrados que nos gobiernan con la enseña de “todo para el pueblo pero sin el pueblo”, tampoco ganaría un Nosotros sino, como es costumbre un Ellos.

PP y PSOE acaban de pactar lo que ellos y la prensa del status quo han llamado “Pacto antiyihadista” que, además de incluir en la ley la cadena perpetua, amplía el concepto “terrorismo” de modo que, según expertos, abarcaría acciones ciudadanas anti-desahucio o protestas contra el despilfarro como la de Gamonal. Es, en palabras de Joaquím Bosch, de Jueces para la Democracia, “populismo penal para buscar beneficios electorales” (05’45) y, añado yo, de paso endurecer la represión social ya en marcha con la Ley Mordaza. Que, por cierto, el PSOE tampoco propone derogar.

El Gobierno pepero impone al tiempo, contra el criterio de toda la comunidad educativa, una reforma universitaria clasista con el doble cínico argumento -célebre la excelencia del Ministro Wert en el cinismo- de que las familias ahorrarán porque los Grados -cursos forzosos para titularse- serán más cortos y, además, los nuevos licenciados podrán incorporarse antes al mercado laboral. Olvidando, él, ¡con lo listo que es! que el paro juvenil supera el 50% y el otro 50% empleado lo formarán quienes puedan pagarse los carísimos Másteres.