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Vox pro feminismo… iraní

Primer lunes de septiembre y veo en redes la denuncia de Amnistía Internacional de una injusticia inaceptable: la condena a 38 años de cárcel y 148 latigazos a la abogada iraní Nasrin Sotoudeh por “defender a las mujeres que se negaban a acatar las degradantes leyes sobre el uso del velo o hiyab”. Pulso emoticono de enfado y antes de compartir busco fecha de la noticia: marzo. Entonces suena el teléfono y pierdo el hilo.

La radio me ayudó a retomarlo la tarde del día siguiente, martes. Julia Otero en Onda Cero, al entrevistar a la escritora Najat el Hachmi conectó con el eurodiputado de Ciudadanos Luis Garicano para aludir a un tuit suyo criticando el silencio de la Unión Europea sobre la condena a Sotoudeh. “¿Cómo es posible tal silencio?”, preguntó Otero. Y Garicano primero acusó de connivencia a la izquierda y feminismo europeos y luego se comprometió a luchar contra la existencia de un feminismo de segunda y de primera.

Su tesis coincidía con la de Hachmi que, en antena, presentaba Siempre han hablado por nosotras, responsabilizando al progresismo occidental por su mal entendido respeto identitario. “Todavía nos llamarán fachas por decir que el velo es imposición machista”, decía Otero, “pero no hay feminismos de blancas o no blancas, sino de todas”. Hachmi llegó a pedir a Garicano protección para las niñas obligadas a llevar velo en nuestro suelo. “Algunas van al colegio con él desde los 3 años”. ¿Cuántas? ¿Dónde? ¿Datos?

Comparto la tesis de Najat el Hachmi de que cubrir el cuerpo de la mujer es ejercer control sobre ella y la responsabiliza de deseos que los hombres deben controlar en respeto de la libertad sexual. Comparto la denuncia de todo dogmatismo sectario, también de izquierdas, con el que yo he topado, más que en esta materia, en relación a la guerra siria donde algunos apoyan al dictador Bashar Al-Asad, hijo del dictador Háfez Al-Asad, por situarlo con Rusia-Irán-China versus el EEUU-Israel y Arabia saudita. Pero defender los derechos humanos en todo régimen e ideología no me hace obviar la complejidad de los asuntos, ni caer en manipulaciones simplistas.

¿Estáis viendo la insólita movilización feminista en Palestina tras el asesinato de Israa Ghrayeb? ¿Veis que llevan la pancarta mujeres con y sin velo? ¿Ignoramos sus razones?

Igual que el nacionalismo español-católico del PP es la máquina más eficaz de independentismo catalán, el imperialismo occidental genera enrocamiento de esencias musulmanas. Ojo, y mantiene de socio clave al país más ultra: la Arabia Saudí que deja a las mujeres como eternas menores y castiga la disidencia descuartizando a Jamal Khashoggi y condenando en 2012 a diez años y mil latigazos a Raif Badawi.

Atacar al feminismo español

El interés por el feminismo árabe no paró en el martes. El miércoles por la mañana Carlos Herrera en la COPE aplaudía el anuncio de Vox de no participar en una reunión de la Comisión de Exteriores del Congreso con representantes de Irán porque su protocolo vetaba dar la mano a las políticas españolas. Y a partir de ello dejaba “un recado a las feministas de boquilla”. Las españolas, se refería:

Obvia Herrera que es curioso también que al Vox de La Reconquista le dé por el feminismo iraní la semana en que su portavoz en el Congreso, Iván Espinosa de los Monteros, acusa con mentiras a las españolas de ser, no víctimas del machismo, sino peligrosas asesinas de hijos. Las próximas elecciones veremos en los telediarios monjas con sus tocas votando quizá a partidos antihiyab.

Mientras, qué poco eco de la denuncia del jefe de Médicos Sin Frontera en Grecia, Tommaso Santo: el campamento de Moria en Lesbos, con 1.000 retretes, que en 2015 –año de la muerte de Aylan– tenía 3.000 personas encerradas, tiene hoy 10.000. De julio a agosto han detectado 73 niños con enfermedades mentales. 17 se han autolesionado. Tres han intentado suicidarse.

¿Exigirá Ciudadanos en la UE el fin de esta tortura? ¿Aceptará que el premio Sajarov que pide para las feministas iraníes sea ex aequo para las víctimas de este tormento? 

Primer lunes de septiembre y veo en redes la denuncia de Amnistía Internacional de una injusticia inaceptable: la condena a 38 años de cárcel y 148 latigazos a la abogada iraní Nasrin Sotoudeh por “defender a las mujeres que se negaban a acatar las degradantes leyes sobre el uso del velo o hiyab”. Pulso emoticono de enfado y antes de compartir busco fecha de la noticia: marzo. Entonces suena el teléfono y pierdo el hilo.

La radio me ayudó a retomarlo la tarde del día siguiente, martes. Julia Otero en Onda Cero, al entrevistar a la escritora Najat el Hachmi conectó con el eurodiputado de Ciudadanos Luis Garicano para aludir a un tuit suyo criticando el silencio de la Unión Europea sobre la condena a Sotoudeh. “¿Cómo es posible tal silencio?”, preguntó Otero. Y Garicano primero acusó de connivencia a la izquierda y feminismo europeos y luego se comprometió a luchar contra la existencia de un feminismo de segunda y de primera.