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Andalucía, laboratorio de ensayo de políticas anti-mujer de Vox

El Gobierno progresista centra la atención tras casi un año desde que el presidente Sánchez convocó elecciones. En el Consejo de Ministros se sentarán el PSOE, con 140 años de historia, y miembros del 15-M, solo cinco después de nacer Podemos. Entre los retos de crear empleo, asegurar pensiones, detener la despoblación, mejorar salud, educación, reconstruir convivencia con Cataluña, destaca avanzar en igualdad de mujeres y hombres. Y mientras, en Andalucía, se nombra responsable de Salud sexual y reproductiva a la directora del Secretariado para los cristianos perseguidos del Obispado de Córdoba, un ariete anti abortista.

Nada es casual en la llegada al cargo de Trinidad Lechuga Varona, médico de familia de Córdoba como el consejero Jesús Aguirre que es consejero de Salud y Familias. Siendo esta coletilla, “familiar” imposición de Vox para apoyar la Junta de PP y Ciudadanos de la que es sostén clave.

Vox despidió 2019, en Sevilla, con su estilo provocador y desagradable. Celebró, el 28-D, Día de los Inocentes, una concentración donde líderes y simpatizantes repartían supuestos fetos de 14 semanas hechos de plástico. No dan puntada sin hilo y la acción tan irrespetuosa con el dolor de quien ha abortado se convierte, en quince días, en el nombramiento de esta alto cargo del Obispado cordobés, que llama al aborto “crimen abominable” y “matanza de inocentes”. De inmediato Vox anuncia que espera que Lechuga “sea consecuente” y el consejero Aguirre alaba su trayectoria de “defensa de los no nacidos”.

El retroceso de las mujeres, en el podio de objetivos Vox

El nombramiento ocurre el día que el Instituto Andaluz de la Mujer (IAM) deja sin ayudas públicas a 241 de los 317 proyectos contra la violencia machista y la trata de blancas que venían décadas funcionando. La Junta se ha buscado una argucia para debilitar el tejido asociativo de ayuda a la mujer. Ha impuesto un cambio de criterio por el que los proyectos de más dimensión, 76, son financiados al 100% y los demás no reciben nada. “Nos quedamos en carne viva. Esto es una ruina”, ha dicho Valentín Márquez el coordinador de Médicos del Mundo, ONG con programas, desde 1993, de atención a prostitutas en Almería y Málaga para prevenir la violencia sobre ellas y procurarles atención sanitaria.

Vox tiene claro su tridente de ataque y avance: promover la confrontación con el nacionalismo (catalán y, hasta azuzar un hoy inexistente conflicto vasco), atacar a los migrantes como los nazis a los judíos y quitar derechos a las mujeres.

Las interrupciones de embarazo son una realidad. Su gestión era algo ya consensuado, con masivo respaldo social. Nadie obliga a abortar a ninguna mujer que quiera tener su hijo pese a las peores circunstancias. La cuestión es si imponemos cárcel a quienes por la gravedad de su caso –nadie aborta con frivolidad-, dé el tremendo paso.

Premio a la familia más numerosas en vez de justicia económica

El amor a la vida implica evitar situaciones como la de la adolescente de 16 años que pidió abortarpero, por la reforma del PP en 2015, necesitaba permiso de sus padres y, temerosa de su reacción, tuvo al bebé en un hostal con su novio, también menor, quien luego lo ahogó en el Besós.

El amor a la vida lleva a evitar que españolas que no puedan pagarse abortar en el extranjero se sometan a carnicerías clandestinas.

El amor a la vida impulsa a cambiar las políticas migratorias asesinas que hacen que este 2020 haya empezado con una mujer pariendo en una patera un recién nacido que llegó muerto a Canarias y otra sufriendo un aborto ya en su séptimo mes de gestación para espanto de los 43 náufragos con ambas, la mitad niños.

El amor a la vida urge a cambiar las políticas económicas y fiscales por las que, en España, cada vez más personas renuncian a tener hijos porque carecen de empleo estable, de sueldo digno, de una vivienda accesible, para comprar o hasta alquilar. Porque no se concilia. Y, luego, el 4,2% de los menores de 16 años no puede permitirse una comida de carne, pollo o pescado al menos cada dos días.

La visión sectaria de la actual Junta andaluza lleva a dar un premio a la familia más numerosa como en la dictadura franquista. Urgen del Gobierno central medidas que contrarresten la involución a la que la ultraderecha nos arrastra. Medidas del Ministerio de Igualdad liderado por las feministas Irene Montero, Victoria Rosell y Noelia Vera. Pero también de Sanidad, con Salvador Illa, del PSC y, según se destaca, “de fuertes convicciones cristianas”. A los intransigentes no les entrará en la cabeza que justo él regule el aborto y la eutanasia. Pero en un Estado de Derecho moderno y avanzado, como el nuestro, rige la ley; las convicciones son privadas. Hay separación Iglesia-Estado. La unión de ambos sólo le parece a algunos rechazable cuando la fe es musulmana.  

El Gobierno progresista centra la atención tras casi un año desde que el presidente Sánchez convocó elecciones. En el Consejo de Ministros se sentarán el PSOE, con 140 años de historia, y miembros del 15-M, solo cinco después de nacer Podemos. Entre los retos de crear empleo, asegurar pensiones, detener la despoblación, mejorar salud, educación, reconstruir convivencia con Cataluña, destaca avanzar en igualdad de mujeres y hombres. Y mientras, en Andalucía, se nombra responsable de Salud sexual y reproductiva a la directora del Secretariado para los cristianos perseguidos del Obispado de Córdoba, un ariete anti abortista.