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¿Por qué la izquierda transformadora no atrae a los jóvenes?
Arranca la campaña para las europeas del 9 de junio. Serán para nosotros las sextas elecciones en un año, tras las municipales, autonómicas y generales que tuvimos aún en 2023 y las vascas, catalanas y europeas de este mes y medio de 2024. Y, como pasó en las generales del 23J, las encuestas vaticinan la derrota progresista.
Frente a ello, la líder de Sumar y vicepresidenta segunda del gobierno, Yolanda Díaz, llama a movilizarse para que, como entonces, los votos venzan a los malos presagios. Pero un hecho innegable y preocupante es la desconexión de mucha juventud de las izquierdas transformadoras. Los jóvenes, en línea con el conjunto de electores, se debaten entre PP y PSOE, ya procedan los datos de sondeos o del CIS, y Vox queda tercero, seguido de Sumar y con Podemos en sexta plaza. La izquierda transformadora española no logra un apoyo juvenil que los impulse como en Francia sí logra Mélenchon.
Hace tiempo que la falta de músculo joven y estudiantil es evidente en las movilizaciones progresistas en España. Más llamativo si cabe, por contraste, por la gran presencia juvenil en las manifestaciones con las que la derecha y ultraderecha está exhibiendo su capacidad de “hacerse con la calle”.
Las izquierdas transformadoras son indudable motor de los cambios
Pasa que, como vamos de elección en elección, parece que no da tiempo a pensar. Pero dudo y ya lo siento que la mera advertencia a los nuevos votantes del peligro extremo para la democracia y la paz que supone la ultraderecha baste para movilizarles y para que, acto seguido, voten opciones plenamente democráticas, como intenta convencerles, casi a la desesperada, el vídeo de los abuelos víctimas del fascismo promovido por el Parlamento Europeo.
Pero, ¿no es urgente entender por qué los jóvenes dan la espalda a quien, como la ministra de Juventud, Sira Rego (Sumar), propone bajar la edad del voto a los 16 años? ¿Por qué no depositan su confianza en quienes, como Sumar, siendo socios de gobierno del PSOE, insisten al presidente Sánchez en que dé respuesta a la necesidad de empleo estable, salario justo y vivienda digna y asequible, que tanto les afecta a los propios jóvenes?
Lucidez, compromiso y defectos a superar
Las izquierdas transformadoras son indudable motor de los cambios. En España han sido claves incluso, a partir del 15M, sociológicamente, para que el PSOE de hoy sea el que es, el de Pedro Sánchez y María Jesús Montero, y no el de Susana Díaz y Javier Lambán que querían Felipe, Guerra y Cebrián. Son izquierdas múltiples, diversas y a menudo descoordinadas o mal avenidas, razón por la cual cuesta hasta elegir un nombre unificador para ellas. Pero cuentan entre su militancia y simpatizantes con gran parte de la más destacada inteligencia de nuestro país.
En frente, las propuestas del PP y Vox, mal llamadas “liberales” y “ultraliberales” cuando son “expoliadoras” de la mayoría social y “ultracapitalistas”, buscan a toda costa mantener y aumentar los privilegios de los ya privilegiados absorbiendo impuestos de la gente trabajadora para lucrar a los dueños de grandes empresas privadas (de la sanidad, la educación, las energías, la construcción…) y para impedir que funcione el ascensor social. Todo con el objetivo de que quienes sigan en la cima por los siglos de los siglos sean los privilegiados de siempre, sus hijos, nietos y biznietos. Mira que predican de la “libre competencia en el mercado”, pero son incapaces de competir limpiamente, sin doparse.
Aunque las encuestas apunten a que Sumar podría sacar 4 diputados y Podemos 2, lo que iguala los 6 que sacaron juntos hace 5 años, el desencuentro actual no atrae a nadie
Para que la izquierda transformadora alcance esa conexión con la mayoría ciudadana y con la juventud, semilla de futuro hay retos que superar con urgencia. En efecto, urge lograr mejoras en trabajo, sueldo y casa. A quien co-gobierna se le presupone una capacidad de influencia que no puede ser cero. A ver, en Cataluña Los Comunes tumbaron los presupuestos por oponerse a un macro casino (aunque ahora el candidato en listas europeas de Comuns dentro de Sumar, Jaume Asens, diga que no es línea roja para apoyar como president al socialista Salvador Illa). En el Gobierno central debe haber margen y pericia para negociar.
No cabe distraerse de dar respuesta a las necesidades de la gente. Ni dejándose llevar por polémicas como el choque “Óscar Puente/Javier Milei/Pedro Sánchez”, o las cuitas del presidente sobre la “máquina del fango” que no se concretan en regeneración democrática, o la “amnistía Guadiana” que desaparece en la campaña catalana y reaparece en la europea… Ni por la tentación de sacar perfil electoral propio con los dimes y diretes de yo soy más antitaurino y tú menos, yo abolicionista de la prostitución y tú solo regulacionista… Ni con peleas derecha-izquierda, PSOE-izquierdas transformadoras o Sumar-Podemos.
Porque esa es otra. Aunque las encuestas apunten a que Sumar podría sacar 4 diputados y Podemos 2, lo que iguala los 6 que sacaron juntos hace 5 años, el desencuentro actual no atrae a nadie, repele. Hay que analizar, trabajar y superar la incapacidad de transaccionar y de generar unidad. Una incapacidad nacida quizá del reverso tenebroso de la lucidez: la soberbia intelectual. De ella y de la enfermedad de competir que a todos nos inocula desde chicos el ultracapitalismo, hasta a quienes lo criticamos.
Coherencia, visión y aliados
Entre la mucha mejora por hacer, quizá lo esencial sea lograr que la gente vea y crea que las izquierdas transformadoras tienen una alternativa real y posible a la actual deriva de empeoramiento vital, climático y de convivencia que parece imposible de parar.
Si, como apuntan las encuestas, hay un gran avance neofascista en las europeas, todo será peor y más difícil de revertir el 10 de junio
Porque si uno defiende de palabra los derechos humanos, pero es parte de un gobierno que sigue pagando a Mauritaria, Túnez o Marruecos para que arreste a personas negras y las lleve a morir al desierto, si ni siquiera como gobierno progresista se garantiza aprobar la ILP de regularización de los 500.000 trabajadores inmigrantes que son explotados en nuestro país mientras el Banco de España dice que necesitamos que vengan 25 millones más, la credibilidad se evapora. Y se difuminan las fronteras con los discursos racistas de la ultraderecha.
Hace falta visión, estrategia a corto-medio-largo plazo, aliados locales e internacionales, además de financiación, estructura, implantación territorial, comunicación certera... Tanto que, obviamente, no se logrará todo en 15 días y menos aún siendo de campaña. Pero hay que empezar a avanzar ya porque madres, padres y docentes sabemos que la juventud cree y respeta más los hechos que los discursos. Y porque si, como apuntan las encuestas, hay un gran avance neofascista en las europeas, todo será peor y más difícil de revertir el 10 de junio.
Dicho lo cual, las y los jóvenes tienen su propia cuota de responsabilidad en votar o no y qué. En el campo, si uno siembra patatas no cosecha tomates. A los humanos, los valores que nos inculcan nos condicionan mucho, al punto de que la adoración del dinero y el éxito lleva a extremos de disparatada idolatría a personajes como el tal Llados. Pero nadie está determinado al 100% como un vegetal. Sois ya mayores de edad, podéis votar, considerad el mundo alrededor, qué conviene para vivir como queréis vuestra diversidad, para que el planeta no pete, para convivir sin enfrentarnos y cuidando la salud mental. Todo lo que os interesa se juega el 9 de junio en las europeas. Informaos, leed, debatid en grupo. Participad para avanzar.
Arranca la campaña para las europeas del 9 de junio. Serán para nosotros las sextas elecciones en un año, tras las municipales, autonómicas y generales que tuvimos aún en 2023 y las vascas, catalanas y europeas de este mes y medio de 2024. Y, como pasó en las generales del 23J, las encuestas vaticinan la derrota progresista.
Frente a ello, la líder de Sumar y vicepresidenta segunda del gobierno, Yolanda Díaz, llama a movilizarse para que, como entonces, los votos venzan a los malos presagios. Pero un hecho innegable y preocupante es la desconexión de mucha juventud de las izquierdas transformadoras. Los jóvenes, en línea con el conjunto de electores, se debaten entre PP y PSOE, ya procedan los datos de sondeos o del CIS, y Vox queda tercero, seguido de Sumar y con Podemos en sexta plaza. La izquierda transformadora española no logra un apoyo juvenil que los impulse como en Francia sí logra Mélenchon.