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Si no quieren música tendrán ruido

Anoche se iba a presentar en un bar de la Alameda de Hércules el octavo número de TeVeo, una revista satírica, bastante bruta, editada por un amigo: Rafa Iglesias. Pero no, la presentación ha sido cancelada. De momento, claro, porque no creo que Rafa se asuste tan fácilmente. Y me alegro.

¿Por qué se suspendió la presentación? Según me cuenta el propio Rafa Iglesias, el pasado lunes le llamó, muy asustado, el dueño del citado bar diciéndole, atropellado, que había estado allí gente de medio ambiente (los conocía de otras ocasiones) pidiendo su DNI para fotografiarlo y advirtiendo de que esa presentación (la de TeVeo, que estaba anunciada en un cartel) no se debería celebrar porque podría acabar en la cárcel. Por otra parte, el duelo de otro bar cercano le cuenta ese mismo día a Rafa que un policía local estuvo en su establecimiento, fotografió el cartel de marras y volvió despueÅ› de un par de horas y se lo pidió al dueño para llevárselo. Este accedió: era la policía local.

Ante toda esta situación, Rafa Iglesias junto con su abogado José Ignacio Aguilar se presentaron en la Comisaría de la Policía Local del Distrito Centro de Sevilla para denunciar el acoso y allí le dicen que no hay ningún registro ni expediente sobre el cartel. También que el hecho de fotografiar un DNI está fuera de todo protocolo policial. En la misma comisaría le dicen que, posiblemente, el problema está en que en el cartel de la presentación pone “música en vivo”.

¿En serio? ¿Le van a meter en la cárcel por poner música en vivo? ¿No deberían denunciarlo después de que se hubiese celebrado? ¿No será una aplicación velada de la ley mordaza? Si el acto es delictivo según esta ley funesta, ¿por qué no lo denuncian directamente y punto? Pues no, lo que realmente preocupa (al parecer a la policía local) es que el local no tiene licencia para música en vivo.

Rafa también consultó con Reporteros sin Fronteras ante este ataque a la libertad de expresión. No se han extrañado del modus operandi, parece ser el habitual: asustar sin tramitar expedientes, en plan mafia calabresa, para no dejar rastro.

El caso es que la policía local no, pero la policía nacional sí que ha abierto una investigación para determinar si los carteles de la presentación del TeVeo 8, en los que aparece caricaturizado Felipe de Borbón y Grecia, dañan o no al prestigio de la corona. Hecho que, por si no lo saben (yo me acabo de enterar), puede costarle una multa de entre 6 o 24 meses, pagando al día entre 2 y 400 euros. Vamos, que puestos a delinquir, les sale más rentable conspirar con el jefe de alguna oficina antifraude que, por lo que se ve, eso sale gratis.

El resultado, como hemos dicho al principio, es que la presentación ha sido cancelada.

Esto ha sido en Sevilla y ha sido en junio de 2016, en pleno siglo XXI. Aún suenan los ecos del “je suis Charlie” en las redes y aquí seguimos preocupados por los chistes con nuestros ‘dioses’ locales.

Esto ha sido en Sevilla y está siendo dos días antes de las elecciones generales. Permítanme que recuerde la respuesta de Rafael Iglesias cuando le dijeron que, posiblemente, la advertencia fue por lo de la música en vivo: si no quieren música tendrán ruido. Este domingo es un buen día para gritar en las urnas, para hacer mucho ruido, para que se vayan y se callen todos los que quieren amordazarnos.

Nos vemos en los colegios.

Anoche se iba a presentar en un bar de la Alameda de Hércules el octavo número de TeVeo, una revista satírica, bastante bruta, editada por un amigo: Rafa Iglesias. Pero no, la presentación ha sido cancelada. De momento, claro, porque no creo que Rafa se asuste tan fácilmente. Y me alegro.

¿Por qué se suspendió la presentación? Según me cuenta el propio Rafa Iglesias, el pasado lunes le llamó, muy asustado, el dueño del citado bar diciéndole, atropellado, que había estado allí gente de medio ambiente (los conocía de otras ocasiones) pidiendo su DNI para fotografiarlo y advirtiendo de que esa presentación (la de TeVeo, que estaba anunciada en un cartel) no se debería celebrar porque podría acabar en la cárcel. Por otra parte, el duelo de otro bar cercano le cuenta ese mismo día a Rafa que un policía local estuvo en su establecimiento, fotografió el cartel de marras y volvió despueÅ› de un par de horas y se lo pidió al dueño para llevárselo. Este accedió: era la policía local.