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Con estos salva-embriones, ¿quién necesita a Herodes?

El ministro Gallardón es el paladín del Gobierno en la “Cruzada anti-aborto y de represión femenina” eufemísticamente bautizada Anteproyecto de Ley Orgánica de protección de la vida del concebido y derechos de la mujer embarazada. Pero como el sistema-solar Rajoy está lleno de astros que pugnan en su brillar, mientras el ministro de Justicia se apresta a salvar embriones, va la de Sanidad y prohíbe las vacunas de varicela para nuestros niños.

¿Por qué? ¿Habrá alguna explicación? Por torpes o malévolos que sean cuesta admitir la arbitrariedad. Ana Mato pudo explicarse en el Parlamento y peroró, pero sin argumentos (27’38’’ del vídeo). Alusiones vagas a dictámenes internacionales, especulaciones sobre posible “traslado de la incidencia de unos grupos a otros”. Lo que, según los pediatras, no se sostiene. De hecho, la noticia trascendió el martes por denuncia de la Asociación Española de Pediatría, la Asociación Española de Vacunología y la Sociedad Española de Medicina Preventiva, Salud Pública e Higiene.

¿Qué ocurría hasta ahora? El calendario de vacunación difiere por autonomías, (que tienen las competencias transferidas). En la mayoría -Andalucía incluida- la vacuna de la varicela (Varivax) se ofrecía gratis a los 12 años. Sólo Navarra, Ceuta y Melilla, la dispensaban antes: la primera dosis entre los 12 y 15 meses, y la segunda entre los dos y tres años. Justo lo que recomienda la Sociedad Española de Pediatría basándose en que el 90% de los casos aparecen antes de los 12 años. En la práctica, el 50% de padres de las autonomías donde la Seguridad Social no paga la vacuna temprana, la venía comprando sin coste para el erario público. En el caso del Varivax, por 71,81 euros.

Pero desde el otoño, sin cursar aviso oficial (denuncian pediatras del servicio público) el Varivax ha empezado a faltar en las farmacias. Y es que la Agencia Estatal del Medicamento ha bloqueado su venta en España.

Las contradicciones saltan:

-¿Por qué no se bloquea también el Prevenar y el RotaTeq vacunas tampoco obligatorias contra el neumococo y el rotavirus y que los padres también compran por su cuenta?

¿Cómo se explican a sí mismos estos salva-patrias tanta palabrería sobre la indisoluble unidad de España y que los niños de Navarra, Ceuta y Melilla gocen de una protección sanitaria que se niega a los del resto del país?

-¿Qué sentido tiene la hueca defensa de la “marca España”, si se ponen piedras en las ruedas de negocios españoles, como las farmacias, al obligar a los padres a comprar las vacunas en boticas de Portugal, Andorra o Francia?

-¿Cuánto más riesgo de Salud Pública entrañará esa compra allende fronteras (las vacunas se estropean si se rompe la cadena de frío, así que habrá que viajar con neveras) o, peor, la ilegal vía Internet a la que ya se recurre de facto?

Todas estas preguntas pueden resumirse en dos (como los Mandamientos, lo digo porque esta semana se han puesto muy bíblicos nuestros políticos, del PSOE, PP y UPyD. ¡Huele tanto a incienso, que el Ministro de Interior ha visto a Santa Teresa!:

-¿Cómo explicar tanto desvelo por el no nacido y tan poco por el ya alumbrado? Aunque, ¡qué cabe esperar de quien quiere prohibir abortar incluso en caso de malformación fetal mientras quita ayudas presupuestarias para que discapacitados y familia tengan vidas dignas! O de quien, como el cardenal Sebastián afirma: “Las mujeres que abortan quieren quitarse de en medio al hijo para disfrutar de la vida”. Estoy esperando que alguien de “grupos pro-vida” le explique que madres y padres disfrutamos CON nuestros hijos, no A PESAR de ellos. “Las mujeres que abortan”, cardenal, son de todo tipo. Como quienes defendemos el derecho al aborto libre, seguro y gratuito. Y no pararemos hasta recuperar la Ley de plazos, única de recibo.

Y, ¿con estos liberales tan metomentodo, quién necesita un Estado intervencionista propio de diabólicos regímenes socialistas o, peor, comunistas? ¿No se suponía, que el PP en la línea reagan-thacherista-neocon-made-in-USA defendía la mínima intervención estatal en la vida ciudadana y que todo se rigiera por oferta y demanda? O sea, que Aznar criticaba una campaña de la DGT preguntándose “¿Quién te ha dicho a ti las copas que yo tengo o no tengo que beber?” pero ahora nosotros no podemos comprar con nuestro dinero la vacuna que sabemos alivia una virulenta enfermedad en nuestros pequeños.

Empiezo a pensar que quieren empujarnos a todos a la ilegalidad. Con lo del aborto, con esto. A la ilegalidad y al riesgo médico. ¿Les vamos a dejar? ¿O desafiándoles a ellos -y a quienes cargan tintas contra la supuesta violencia vecinal en Burgos que yo no justifico, critico, pero que es insignificante dentro del movimiento y frente a la violencia sistémica que es tremenda y arrecia- vamos a invocar el espíritu de Gamonal y lograr que rectifiquen ya, en un objetivo concreto y razonable: que levanten el bloqueo de la venta del Varivax?

PD: No puedo concluir este artículo en que reclamo que se restituya la venta en farmacia de un producto del laboratorio Sanofi sin dar eco a la reciente denuncia de Médicos Sin Frontera sobre el laboratorio Bayer que extiende a “la industria farmacéutica multinacional”: sólo fabrican medicinas para patologías de los países ricos. Y esta realidad también la tenemos que cambiar.

El ministro Gallardón es el paladín del Gobierno en la “Cruzada anti-aborto y de represión femenina” eufemísticamente bautizada Anteproyecto de Ley Orgánica de protección de la vida del concebido y derechos de la mujer embarazada. Pero como el sistema-solar Rajoy está lleno de astros que pugnan en su brillar, mientras el ministro de Justicia se apresta a salvar embriones, va la de Sanidad y prohíbe las vacunas de varicela para nuestros niños.

¿Por qué? ¿Habrá alguna explicación? Por torpes o malévolos que sean cuesta admitir la arbitrariedad. Ana Mato pudo explicarse en el Parlamento y peroró, pero sin argumentos (27’38’’ del vídeo). Alusiones vagas a dictámenes internacionales, especulaciones sobre posible “traslado de la incidencia de unos grupos a otros”. Lo que, según los pediatras, no se sostiene. De hecho, la noticia trascendió el martes por denuncia de la Asociación Española de Pediatría, la Asociación Española de Vacunología y la Sociedad Española de Medicina Preventiva, Salud Pública e Higiene.