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La lista de Vox
Vivimos un 'machismo voxiferante' que necesita del eco de sus palabras para reconocerse, como quien necesita de un espejo para saberse. Su ideología es la “anti-ideología”, sólo saben ir en contra de alguien o de algo: de la Igualdad, de las mujeres, a quienes acusan de denunciar falsamente para “quedarse con la casa, los niños y la paga”, de los extranjeros, de los independentistas, de los “partidos traidores”… y así una lista interminable para identificarse en el “no ser” sin saber muy bien lo que son ni quiénes son, tal y como indican los perfiles publicados de sus votantes.
Por eso necesitan agarrarse a algo sólido, y lo único que aparece de forma estructural y mantenida en el tiempo, y lo único que realmente amenaza su construcción machista de poder sustentada sobre la desigualdad es la Igualdad. Este es el motivo por el que el eco de sus palabras es el mismo aquí en España que en los Estados Unidos de Trump, en el Brasil de Bolsonaro, en la Francia de Le Pen, en la Italia de Salvini o en la Hungría de Orbán. Ninguno de esos países tiene el problema del independentismo, tampoco el de la memoria histórica, pero en todos ellos se vive el avance de las mujeres, del feminismo y de la Igualdad como una amenaza.
Esa es la razón que lleva a hacer del ataque a la Igualdad uno de los elementos principales de su identidad política. El problema que tiene es que las consecuencias de la desigualdad son objetivas y manifiestas en todos los ámbitos (discriminación, precariedad laboral, brecha salarial, abusos, acoso, agresiones sexuales, maltrato, femicidios…) por eso necesitan crear una realidad paralela para retener la mirada de sus seguidores y seguidoras, y generar la confusión necesaria para que sus propuestas tengan también algo de eco.
La petición de Vox al Parlamento Andaluz para que les proporcionen los nombres de las funcionarias y funcionarios que trabajan en las Unidades de Valoración Integral de Violencia de Género (UVIVG), es muy gráfica y reveladora de todo lo que hay detrás de este partido, y de lo que están dispuestos hacer. La justificación que han hecho en su petición sobre la respuesta profesional dada en las UVIVG, insinuando que no responde a criterios profesionales, sino a razones ideológicas y económicas, pone de manifiesto varias cosas importantes:
1.- La primera es, una vez más, la incoherencia de su planteamiento, puesto que si, como insinúan, los informes de las UVIVG fueran ideológicos o económicos y, por tanto, recogieran una violencia inexistente, el porcentaje de condenas no sería del 23%, sino que sería mucho más alto.
2.- La segunda, es el desconocimiento del sistema judicial y de las normas procesales básicas al dar a entender que los informes forenses son vinculantes, y que el juez o la jueza asume lo que se recoge en ellos sin tener en cuenta ningún otro elemento de juicio ni prueba alguna.
3.- La tercera es la falta de respeto a jueces, juezas y fiscales, a quienes consideran marionetas en manos de los profesionales de las UVIVG, que mueven los hilos con sus informes para que ellos impongan sentencias condenatorias.
4.- La cuarta, desenmascara a Vox y muestra lo que está dispuesto a hacer con tal de imponer su ideología y su realidad ultraderechista. Pensar que hay profesionales capaces de mentir y prevaricar con tal de que la realidad sea compatible con lo que necesitan para desarrollar sus ideas o conseguir beneficios económicos, indica que ellos están dispuestos a hacerlo, como ya ha ocurrido a través de todos los bulos y mentiras que se han demostrado falsos.
'La lista de Vox' sobre quienes ellos consideran “feminazis”, a diferencia de la 'lista de Schindler' en la Alemania nazi, no busca salvar a nadie de la injusticia, sino condenarla a ella. Ya lo han hecho en parte al poner en cuestión la profesionalidad de los funcionarios de las UVIVG, quienes cada día realizan un magnífico trabajo para que miles de mujeres, niños y niñas salgan de la violencia de género.
Pero no debemos sorprendernos de esa actitud política. Ya lo dice el refranero, “piensa el ladrón que todos son de su condición”, y cuando faltan los argumentos, se acude a las mentiras para que todo encaje. A Vox la realidad se le queda chica porque no coincide con lo que les gustaría que fuera. Por eso recurren a bulos y falacias sin importarles las consecuencias de sus planteamientos ni el ridículo de sus conclusiones, porque al final también alimentan la confusión necesaria que les permite mantener la duda y la pasividad social frente al problema de la violencia de género.
La petición de Vox al Parlamento de Andalucía busca cuatro objetivos:
1.- Alimentar la confusión social a través de todos los mitos y bulos que se han levantado alrededor de la violencia de género (denuncias falsas, violencia es violencia, los hombres sufren más violencia que las mujeres, los 'chiringuitos' que aportan beneficios económicos…)
2.- Intimidar a los profesionales de las UVIG a la hora de abordar los casos de violencia de género.
3.- Hacer dudar a las víctimas para que crean que ya no las van a atender adecuadamente, ni van a recibir las medidas y recursos necesarios para salir de la violencia que han sufrido.
4.- Mantener la cohesión entre sus filas y elevar la tensión interna para que respondan en defensa de su ultramachismo.
No debemos caer en sus trampas, pero tampoco permitir que las pongan para que la gente caiga y no avance en el camino hacia la Igualdad.