Todavía no ha sido formalmente elegido presidente nacional del PP, cuando Alberto Núñez Feijóo ya ha escuchado cómo su compañera Isabel Díaz Ayuso le pone deberes: “Querido Alberto, gracias por tu generosidad por encargarte del partido (...) Pero no nos hemos reunido aquí para ganar un congreso, sino para ganar elecciones”. El gallego se ha subido a un tren en marcha que no ha detenido la velocidad ni siquiera después de descarrilar.
En el congreso nacional del PP que viene a cerrar de un portazo la etapa de Pablo Casado para abrir enseguida la refundación que abandera Feijóo, nadie ha nombrado al ex presidente saliente. Nadie, ni siquiera el informe de gestión de la ejecutiva saliente, que leyó Cuca Gamarra, ahondó en el desgarro interno sin precedentes que ha vivido el PP.
Los seis presidentes autonómicos del partido, juntos sobre el escenario del salón plenario de Fibes, en Sevilla, prefirieron enfocar sus discursos hacia el futuro, hacia lo que le depara al nuevo PP, pasando de puntillas sobre el último capítulo de su historia reciente. Todos, excepto la presidenta de Madrid: “Este congreso es la respuesta a una crisis que nunca debió existir”, dijo quien ha librado un pulso brutal con el líder de su partido, y lo ha ganado. Cuando pronunciaba estas palabras, Casado aún no había entrado en el plenario. El palentino llegaba a Fibes, acompañado de su mujer y de Pablo Montesinos, cuando ya había empezado el foro de líderes regionales.
La madrileña fue la última en intervenir. Alfonso Fernández Mañueco había mencionado a Casado para agradecerle su participación en la campaña electoral de su comunidad, de la que dijo: “Lo que va a regir en Castilla y Léon son los valores y las políticas del PP, que nadie lo dude”, disipando los miedos sobre la influencia que tendrá Vox en su Gobierno de coalición. Un mensaje que agradeció especialmente el presidente andaluz, Juan Manuel Moreno, que teme las turbulencias de la ultraderecha con mando en plaza y el eco que tengan en las próximas elecciones de Andalucía, aún por convocar.
Juan Vivas, presidente de Ceuta, fue el más cariñoso con el ex presidente del PP. “Gracias a Casado por su entrega al servicio del PP, de España y de Ceuta. Nunca nos ha faltado su apoyo”. El presidente de Murcia, Fernando López Miras, uno de sus últimos respaldos antes de la rebelión de los barones, no fue tan explícito, pero su alegato en favor de la unidad de un partido en el que “no sobra nadie” se entendió como un guiño. “De este congreso debe salir un PP unido en torno a un líder y sin fisuras. Sólo lo conseguiremos si contamos con todos. En este PP no sobra nadie. Todos son más necesarios que nunca. Todos”, y repitió “todos”, cinco veces más.
Unidos contra Sánchez
Al recoger el testigo, Díaz Ayuso pronunció la palabra que todos habían esquivado: “crisis”. “Este congreso es la respuesta a una crisis que nunca debió existir”, dijo, mirando de soslayo al presidente andaluz, que había proclamado con solemnidad que el congreso “ya es un éxito”. La madrileña no nombró a Casado. Tampoco aparecía su nombre en los comunicados de prensa que difundió el PP nacional, pese a las palabras de cariño de algunos barones. Díaz Ayuso no eludió mentar la tormenta, pero ahí lo dejó.
Fue un perfil más bajo que otras veces, como si hubiera dado un paso atrás para dejar el protagonismo a Feijóo. Claro que en su discurso posterior, Ayuso se volvió a medir con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, a quien ha elegido como némesis personal desde su victoria en las elecciones madrileñas. “Nosotros somos el PP, no somos burócratas socialistas. Intento hacer memoria, pero no logro encontrar un gobierno tan sectario como el que tenemos, no existe en Occidente un gobierno que se apoye en un grupo de comunistas, golpistas y filoterroristas”, subrayó.
A Díaz Ayuso le precedió el aplauso más largo y entusiasta del salón plenario, dos decibelios por encima que el que recibió Feijóo. La madrileña leyó el decálogo de principios que hace 32 años, aquí en Sevilla, presentó José María Aznar, de quien se ve heredera directa. Su ataque contra el presidente del Gobierno, enfocado al papel de España en la actual geopolítica, parecía casi mimético del que pronunció el ex presidente del Ejecutivo, que intervino por videoconferencia por haber positivo de Covid-19. “Me entristece que España no sea uno de los principales actores en el mundo. Sánchez nos ha convertido en irrelevantes, pero España es mucho más que Sánchez y sus socios comunistas. España tiene que volver a ser referente mundial”.
La primera vez que Alberto Núñez Feijóo subió al escenario lo hizo como presidente de Galicia, la vez siguiente era el único candidato a la presidencia del partido. El gallego intervino para despedirse como barón territorial, el más veterano, y se dirigió a Moreno para “cederle” el puesto de “decano de los presidentes autonómicos del PP”. “Juanma, espero que estés a la altura de mi predecesor, el ex presidente de Castilla y León, Juan Vicente Herrera.
El líder gallego no ha hablado aún como candidato a la presidencia del PP y su intervención ha sido un repaso triunfal a la gestión de sus gobiernos y, de paso, el de sus compañeros. “Tenemos políticas alternativas al socialismo y al populismo, tenemos el mismo discurso para toda España, ese es el marchamo del PP y demuestra que tenemos un modelo de gestión”, ha dicho, poniendo el énfasis en la política económica, clave en un momento de inflación disparada. “Es posible bajar los impuestos cuadrando las cuentas públicas. Todos los presidentes del PP lo hemos hecho, lo sabemos hacer”, dijo.
Los presidentes autonómicos han coincidido en dos ideas fuerza: “unidad” y “solvencia”. Todos han cerrado filas con Feijóo. El presidente andaluz ha tratado de agitar el patio de butacas, apelando al optimismo, con la mirada puesta en las próximas elecciones. Este congreso va a jugar un papel determinante, pero no decisivo, en la fecha de los comicios, que depende en exclusiva de Moreno. El presidente de la Junta quiere agotar la legislatura y convocar en otoño, pero los últimos días la presión ha aumentado para que dé por finiquitado el mandato, disuelva el Parlamento andaluz después de Semana Santa y convoque a mitad de junio. “El primer hito, la primera meta volante de este PP son las elecciones andaluzas”, ha dicho el portavoz de la Junta, Elías Bendodo, elegido por Feijóo para ocupar el número tres en su ejecutiva.