Ecologistas de toda la Península se concentran en Sevilla contra el “boom minero”
Coincidiendo con el Salón Internacional de la Minería que se celebra en la capital andaluza, diferentes entidades han organizado un “contrasalón minero” para poner el foco en los daños medioambientales
El Palacio de Congresos de Sevilla (Fibes) ha sido este martes escenario de dos estampas radicalmente opuestas. Por la mañana, la imagen la han representado diferentes cargos públicos, derrochando optimismo y orgullo en la inauguración de la cuarta edición del Salón Internacional de la Minería (Mining and Mineral Hall, MMH). Mientras que por la tarde, el protagonismo ha recalado en una movilización ciudadana bajo el lema “todas las minas contaminan”.
Activistas de todo el territorio español y portugués se han congregado a las puertas del congreso con pancartas y micrófono en mano, para protestar contra los impactos ambientales y sociales que causa la minería extractiva. Esta concentración es una de las actividades del “contrasalón minero” que han organizado desde Ecologistas en Acción, junto a Amigos de la Tierra y otras plataformas en defensa del medioambiente, como contrapunto al encuentro internacional que se celebra del 18 al 20 de octubre en la capital andaluza en pro de mostrar la minería como sector clave de “un futuro verde y sostenible”
Precisamente, en este marco, el presidente de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno Bonilla, ha anunciado que esta nueva legislatura va a ser “la de la autorización de los grandes proyectos mineros de Andalucía y de otras importantes medidas”, entre las que se contempla la “Estrategia para una minería sostenible”. No obstante, ecologistas de todo el territorio luso y español consideran que este concepto es “una mentira”. “El extractivismo no puede ser sostenible”, sentencia Isidoro Albarreal, del área de minería de Ecologistas en Acción Andalucía, para añadir: “aunque se mejoren algunas técnicas, no hay un solo proyecto minero que no provoque daños ambientales o contamine la atmósfera, las aguas y los cultivos”. “Todas contaminan”, concluye haciendo referencia al lema de este contrasalón.
Residuos persistentes
En sentido similar se expresa Antonio Eloy, un portugués que lleva cuatro décadas al frente de la lucha contra las minerías y en favor “de la salud”. Al igual que su compañero Isidoro, Sara Acuña también se muestra preocupada por el “engaño” que, según estas asociaciones, se propaga desde las instituciones. “La minería verde que nos quieren vender con este espectáculo no existe”, aseguran. De ahí que se propongan “visibilizar que las minas contaminan antes de empezar, durante la explotación y siguen haciéndolo décadas después de que la actividad minera termine”, señala esta defensora del planeta.
Por eso, antes de reunirse en el Fibes, algunos activistas han llevado a cabo un acto simbólico en el río Guadalquivir, a la altura de la Algaba, para advertir de los vertidos tóxicos que lleva arrojando la tubería de la mina Cobre Las Cruces desde 2009, afectando a la agricultura y la pesquería que bebe de él, como alertan desde los colectivos ecologistas.
Testimonio de la huella contaminante que deja la minería con el paso del tiempo es Juan Ortuño, presidente de la plataforma afectados por los metales pesados, que se ha desplazado desde Cartagena (Región de Murcia) para apoyar la manifestación. “Vengo a contar que en mi tierra ya ha sucedido”, lamenta este detractor de la actividad minera. Hace treinta años que cesó la explotación en su ciudad y los residuos continúan causando estragos en la población, especialmente en los niños, como denuncia Ortuño. “El 22% de los niños del Llano del Beal tienen necesidades especiales”, dato que contrasta con el 4% de la comunidad y que el activista achaca a los niveles de metales pesados en sangre que perjudican el desarrollo neurológico, entre otros daños, de acuerdo con sus propios estudios.
Además de compartir experiencias, durante la congregación se han producido enfrentamientos dialécticos entre los ecologistas y algunos miembros del sector minero que se acercaron a las pancartas a la salida del foro. Uno de ellos defendió que los locales están “contentísimos” porque las minas son sinónimo de empleo, pero Isidoro Albarreal lo rebatió reprochando que “son proyectos mentirosos” y que no existe “ni uno solo que se haya restaurado después”, con los problemas medioambientales y de salud que ello acarrea. Aludía en este punto al caso de Cartagena, donde “los padres han pedido que se asfalte el patio del colegio por la contaminación”, como recuerda Isidoro con indignación.
Proyectos en ciernes
Entre los manifestantes, también se encontraban plataformas andaluzas como Alcalaboza Viva, que abandera la protesta contra el proyecto minero de Valdegrama, en la provincia de Huelva. Desde esta organización, temen que si prospera esta iniciativa que ya cuenta con la autorización de la Junta, se vea afectada “una zona de gran biodiversidad” que colinda con la ribera de la Alcalboza, “las únicas aguas no contaminadas de toda la provincia”. Uno de sus rostros visibles en la concentración, María Luisa Romero, lamenta que desde Europa se refieran a estas territorios “de altísimo valor medioambiental” como “zonas de sacrificio para que la tecnología pueda prosperar”.
Al respecto, Sara Acuña desde Ecologistas en Acción denuncia que este tipo de proyectos se financien con fondos europeos de Next Generation que precisamente vulneran una de las condiciones impuestas desde la Unión Europea para optar a dicha financiación: el de “no causar un perjuicio significativo” al medioambiente, como ella misma indica a este periódico. “Lo hacen alegando que su actividad económica tiene un interés público superior”, expone e inmediatamente se pregunta: “¿qué entienden por interés público? ¿el de unas pocas empresas o el de toda la población y las generaciones futuras?”.
Para los ecologistas, el hecho de que el Mining and Mineral Hall cuente con un “amplio respaldo institucional y empresarial” (como ha aplaudido el alcalde de Sevilla, Antonio Muñoz, durante la presentación del evento internacional) es un “ejemplo claro” de que “este boom minero viene promovido por las instituciones no solo locales, sino estatales y europeas que nos lo venden como algo necesario para la transición energética”, deplora Adriana Espinosa, coordinadora estatal de Amigos de la Tierra.
Reciclaje y reducción frente a la extracción
Sin embargo, el movimiento ecologista que conforma el contrasalón minero entiende que se trata de “un falso dogma”. “Esa transición tal y como se plantea es insostenible porque que no cuestiona cuántos materiales, cuánta energía necesitamos para vivir”, explica Adriana. “Esta apuesta solo responde al interés particular de las grandes corporaciones que se benefician de estos proyectos mineros a costa de los locales y del planeta”, se aqueja la activista.
Frente a la extracción, los ecologistas defienden “reciclaje y reducción”. “Ahora mismo hay una cantidad de metales que ya se han extraído, que se encuentran en los aparatos móviles, teléfonos, portátiles que no se reciclan convenientemente”, sostiene. De hecho, esta alternativa basada en la recuperación de minerales ya extraídos se va a abordar en profundidad, junto a otras cuestiones, en las mesas redondas que ofrece el programa del contrasalón minero. Y es que, a lo largo de la semana, las organizaciones ecologistas van a desarrollar una serie de actividades paralelas al congreso internacional que se da cita en la ciudad hispalense por cuarto año.
Así pues, con la pretensión de hacer la réplica a la semana de la minería en Sevilla, desde el contrasalón se propone otro modelo de progreso moderno y sostenible “que gravite sobre la vida y el bien común”, en contraste con la actual apuesta por el extractivismo que ha reafirmado el presidente andaluz en la inauguración del congreso minero.
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