El Parlamento de Andalucía ha aprobado este miércoles los Presupuestos Autonómicos para 2021, los terceros del Gobierno de PP y Ciudadanos, con la misma mayoría que aseguró la investidura del presidente Juan Manuel Moreno Bonilla y que ha afianzado la estabilidad de la legislatura. La alianza PP-Ciudadanos-Vox, esa fragmentación del voto conservador que suma más que el bloque de izquierdas, es más sólida en Andalucía que en ninguna otra comunidad.
El objetivo que les unió, hace ahora dos años, sigue intacto y está por encima de cualquier fisura interna, ya sea ideológica o de interés partidista. Ese objetivo es mantener apartado del poder al PSOE, el partido que gobernó Andalucía de forma ininterrumpida durante tres décadas, y cuyos errores sirven de cobertura a Moreno Bonilla para gobernar sin sobresaltos parapetado tras un argumento cómodo e irreprochable: los socialistas no pueden exigirnos lo que ellos no supieron hacer en 37 años de Gobierno, y no pueden reprocharnos nada, porque cualquier mancha en el breve historial del nuevo Ejecutivo empequeñece a la sombra de la “herencia recibida”.
La izquierda asistió deslavazada al debate final de Presupuestos: el PSOE de Susana Díaz sigue sin encontrar su voz como líder de la oposición -cuestionado desde dentro por un sector crítico cada vez más agitado- y Adelante Andalucía es un juguete roto e inoperante, con seis diputados de IU al mando, y los otros 11 apartados (nueve expulsados del grupo por “tránsfugas” y dos críticos con la nueva dirección).
Los Presupuestos de 2021 representan un éxito de esa negociación política que acerca a la derecha liberal con la ultraderecha, pero en términos económicos es otra historia. Las cuentas de Andalucía, liberadas del corsé de las restricciones de gasto, son las más expansivas de la historia -casi 40.200 millones de euros, un 3,7% más que el presente ejercicio-, pero sobre sus hombros recae una responsabilidad titánica: resistir el impacto de la crisis económica provocada por la pandemia mundial, que amenaza con reducir un 6% el PIB regional y disparar la tasa de desempleo al 30%, según las previsiones más pesimistas de algunos observadores económicos. El virus ha destrozado uno de los pilares que soporta el PIB regional: el turismo, la hostelería, los hoteles... La Consejería de Economía, en cambio, presentó las cuentas con un vaticinio distinto: prevé que la economía andaluza crezca un 7% en 2021 -un efecto rebote en forma de V- y que se creen 174.000 puestos de trabajo a final de año.
Los números del consejero de Hacienda, Juan Bravo, son abultados en materia social -el gasto sanitario y educativo alcanza cifras récord (suman el 56% del total)-, pero conservadores a la hora de exprimir el nuevo margen de endeudamiento que autoriza Bruselas y el Gobierno central. Todas las consejerías aumentan su presupuesto, excepto Cultura, que cae un 1,4% -con un significativo recorte en materia de Memoria Histórica-, y un tajo en políticas de cooperación y ayuda al inmigrante, que se transforma en una partida extra para seguridad en centros para menores extranjeros no acompañados, por exigencia de Vox.
Ocho de cada diez euros de los Presupuestos van destinados a gasto social, una constante que solía repetir el PSOE en todas sus cuentas autonómicas. El cálculo ahora es similar y el truco de esta sentencia también: en gasto social se computa la enorme partida de personal de la Administración -108.000 sanitarios; 107.000 profesores- que acapara el 32,6% del total del Presupuesto. Además se incluye la subida del 0,9% del sueldo de los funcionarios aprobada por el Ejecutivo de Pedro Sánchez.
Fondo Covid
Las cuentas recogen, pero no asignan a ninguna partida concreta, un fondo Covid de 450 millones de euros, que hará las veces de “hucha” para las necesidades sobrevenidas que pueda ocasionar una tercera ola de contagios del coronavirus. Tampoco están consignados los fondos de recuperación de la Unión Europea -el llamado programa Next Generation-, porque Bravo desconoce aún el montante que llegará a Andalucía (la Junta reclama 23.000 millones de euros de los 140.000 que recibirá España), ni los fondos de contingencia que el Gobierno repartirá a las comunidades (13.000 millones, de los que la Junta espera 2.400 millones).
En materia fiscal, los Presupuestos de 2021 mantienen la rebaja del tramo autonómico del IRPF en vigor durante este ejercicio -más ventajosa para rentas superiores a 60.000 euros al año-, pero no profundiza en la “bajada masiva de impuestos” prometida en campaña electoral, estancada por la crisis de la Covid. La Junta vuelve a destinar el mismo gasto para el sector instrumental -lo que el PP llama peyorativamente “administración paralela”-, pero ha pactado con Vox un calendario de aplicación de las auditorías encargadas sobre las empresas públicas, cuyo resultado se anunciará en el primer trimestre de 2021.
La votación
Sea como fuere, no ha habido sorpresas durante la votación. Tan solo una reseñable: fue rechazada una sección de la Consejería de Transformación Económica, Industria, Conocimiento y Universidades, por 57 votos en contra (PSOE-A, Adelante y diputados no adscritos) y 51 a favor (PP-A, Ciudadanos y Vox), por un error con siete votos de los escaños populares que emitieron un voto negativo. Todas las secciones del Presupuesto, correspondientes a las consejerías, fueron apoyadas por PP-A, Cs y Vox, y rechazadas por Adelante y PSOE-A.
Las enmiendas a los Presupuestos que se mantuvieron para este debate final ascendían a 583, de las que 155 eran del PSOE-A; 20, de Vox; 283, de Adelante Andalucía, y 125 de diputados no adscritos. Se han aceptado cinco de Adelante Andalucía (a las consejerías de Turismo, de Educación, de Transformación Económica, de Salud y de Igualdad), dos del PSOE-A (a las consejerías de Agricultura y de Igualdad), y cinco de Vox (a la Consejería de Cultura), todas ellas con transaccionales.
Como se recordará, durante la tramitación del Presupuesto en comisión, ya quedaron incorporadas al texto las 36 enmiendas conjuntas de PP-A y Ciudadanos, 27 enmiendas de Vox, una de Adelante y otra de un diputado no adscrito.