“Andalucía es la locomotora económica de España”, “Andalucía lidera la recuperación con un modelo que funciona”... Son frases del candidato a la reelección, Juan Manuel Moreno, y recurrentes en los miembros de su ejecutivo bipartito, ya sean del PP o de Ciudadanos. Comparar el escenario electoral de 2018, cuando el 20 de diciembre el PSOE ganó pero sin mayoría suficiente, con el de 2022, con cita en las urnas el 19 de junio, debe indudablemente pasar por la mención y filtro que han generado los efectos de la inesperada pandemia mundial en 2020.
Es un ejercicio de rigor del que, eso sí, huyen en el Gobierno de la Junta de Andalucía cuando dicen que han batido todas las marcas en inversión en sanidad pública, por ejemplo. Porque lo han hecho como todas las comunidades autónomas: estábamos en lo peor de la pandemia y todos los recursos eran para personal, equipos y material sanitario. Más allá de esto, elegimos cinco parámetros para un comparativa entre los dos momentos, el principio y el final de esta última legislatura.
Menos paro, pero también menos ocupados
El paro ha sido siempre el gran lastre de la comunidad autónoma, que históricamente ocupa la parte baja de la tabla. Y eso no ha cambiado con los cuatro años de Gobierno de PP y Ciudadanos. Sigue siendo la segunda por la cola en España y sin los 600.000 puestos de trabajo nuevos prometidos por Juan Manuel Moreno cuando se presentó. Ya en febrero de 2019, el consejero de Economía, Conocimiento, Empresas y Universidad, Rogelio Velasco (Ciudadanos) explicó que la promesa contenida en el programa electoral de su presidente era “una forma de expresarse durante una campaña electoral”. “Como tiremos de hemeroteca” con las promesas electorales, no quedaría ni un ministro de Economía “sano”, aclaró.
La realidad es que los ocupados en el primer trimestre de 2022 son 3.217.000, por 3.090.000 en el cuarto trimestre de 2018 (último con los socialistas en el poder). 127.000 ocupados más, una diferencia muy parecida al crecimiento vegetativo de la población en edad de trabajar, que ha pasado de 6.934.000 a 7.082.000, según la EPA. Si se toma como referencia el primer trimestre de 2018, hay 250.000 ocupados más, aunque entre medias se ha producido una reforma laboral impulsada por la vicepresidenta Yolanda Díaz y de la que ha sido ajena la Junta de Andalucía.
En cualquier caso, según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), la tasa de paro ha bajado por primera vez desde la crisis de 2008 de la barrera del 20% en el primer trimestre de 2022, situándose en 19,43%, y por delante solo tiene a Canarias, que figura con el índice más elevado de desempleo. Son 5,75 puntos más que la media nacional (13,65%). Comparándolo con el mismo periodo de 2018, supone una mejora, porque entonces era del 24,74% (solo Extremadura estaba peor), y a ocho puntos de la media nacional (16,74%), por lo que el diferencial se ha reducido.
En cuanto a la Encuesta de Población Activa (EPA), el total de parados en el primer trimestre de 2022 se sitúa en más de 775.900. En el mismo periodo de 2018 eran más de 975.700, y en el cuarto trimestre de 2018 (último con los socialistas en el poder), 834.300. Que hay menos gente en la lista del paro en Andalucía que hace cuatro años lo corroboran también los informes del Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE). Cifra, en diciembre de 2018, en 788.767 las demandas de empleo por parte de parados en Andalucía. En abril de 2022, último dato publicado, son 778.798, unos 10.000 menos. Si se compara con diciembre de 2021, por el rigor debido a la variabilidad en el mercado laboral, son 785.641. Una diferencia menor, pero igualmente favorable para el 19J con respecto al 2D.
Esto puede dar lugar a una lectura triunfalista, como la que hace el Gobierno de la Junta cuando baja el paro [el mismo ejecutivo andaluz que se atribuye las bajadas suele culpar al Gobierno de España cuando el paro sube]. Sin embargo, hay otros datos para contextualizar la realidad del empleo en la comunidad autónoma, más alejados del triunfalismo. Ese mismo primer trimestre de 2022, el número de ocupados bajó en unos 32.000, cerca de un punto, y la población activa en 77.900 personas. Esto último supone un descenso del 1,9%, el mayor de todas las comunidades autónomas y lejos de la media (0,13%). Esto se explicaría porque hay parados que se salen del mercado de trabajo, es decir, pasan a la inactividad, y ya no engrosan la lista de desempleados.
El alza de la inversión exterior directa se hereda y mejora
Mirando los flujos de inversiones exteriores directas (IED) que publica el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo, el último informe es de 2021 y se situó ese año en 965 millones de euros. El programa del PP en 2018 no recogía ninguna promesa concreta, pero Moreno sí sacó pecho en un acto de precampaña en Málaga, asegurando que en Glasgow (a donde acudió a la Cumbre del Clima celebrada en noviembre) pudo percibir que “hay más inversores interesados en reunirse con el presidente de Andalucía que con Cataluña”.
La comunidad, por ahora, sigue como cuarto territorio, por detrás de la Comunidad de Madrid (que acapara el grueso con 20.944 millones de euros), Catalunya (2.969) y Euskadi (1.538), sobre un total en España de 28.785. Supone un incremento si se compara con el informe de 2018 de la misma fuente: 423 millones de euros de IED en Andalucía, entonces quinta en la tabla por detrás de las citadas y también de la Comunidad Valenciana (que sumaba el doble de flujo), sobre un total de 46.828 en un año récord para España. Es decir, entonces, y pese a que había crecido la IED, su porcentaje de participación sobre el total no llegaba a un 1% y en 2021 fue del 3,4%. Sin embargo, es cierto también que esa legislatura fue a peor porque empezó en 2015 con 565 millones de euros en IED, según el correspondiente informe.
Crecen las exportaciones, pero no tanto
El último informe mensual de comercio exterior que elabora el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo es de febrero de 2022. Refleja que las exportaciones de Andalucía crecieron un 30% interanual, situándose en 3.293,7 millones de euros. El mismo mes de 2018 fueron 2.686,2 millones de euros, con un incremento interanual del 5,6%.
Se da la circunstancia de que Andalucía cerró 2021 con un registro exportador de 34.552 millones de euros y un superávit en el balance comercial de 1.358 en positivo, dado que vendió en el exterior más de lo que compró. Desde hace años, esta estadística, elaborada por Extenda, muestra que la comunidad autónoma está creciendo y batiendo sus marcas cada ejercicio. De hecho, 2018 también cerró con el mejor registro de su historia, con 32.439 millones de euros en exportaciones y rozando el equilibrio comercial. Ya entonces se había convertido en la segunda comunidad autónoma en el ranking, solo superada por el País Vasco.
Eso sí, entonces su porcentaje sobre las ventas del total era mayor, 11,4%, mientras que en 2021 redujo su peso a un 10,9%. Igualmente, el pasado año cedió la segunda plaza que había conquistado en 2017 a la Comunidad de Madrid y se ha conformado con el bronce en el podio de las exportadoras. El programa electoral del PP recoge esta caída en la clasificación como un logro: “Ya ocupamos la tercera posición en el ranking nacional”.
PIB en crecimiento, pero en igual posición
El PIB a precio de mercado en 2020 fue de 150.556 millones de euros en Andalucía mientras que en 2018 superaba los 160.580. En medio, la pandemia, que hay que tener en cuenta. En 2018, Andalucía aportaba un 13,38% del PIB de España (por detrás de Comunidad de Madrid y Cataluña) y en 2020 se mantiene en idéntico porcentaje y en igual tercera plaza. Aun sin cifras concretas en su programa, Moreno dice aspirar a que el PIB andaluz supere al de Catalunya en ocho años.
Sobre la mesa están las previsiones elaboradas por entidades como BBVA Research. En 2018 registró un incremento del 2,2% en Andalucía (la media nacional fue del, 2,4%). En 2021 fue del 5,4% (5,1% de media), pero lógicamente se venía de una caída espectacular en 2020, de un 10%. Para este año y el próximo, el mismo estudio prevé crecimientos en Andalucía, pero por debajo de la media.
El Gobierno de la Junta tira de otra fuente. El Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía (IECA) publica estimaciones de avance del PIB. La última es del cuarto trimestre de 2021 y permite afirmar a los miembros del ejecutivo que la economía creció un 6,1% en comparación con el trimestre previo. Independientemente de que no hay datos cerrados más allá de 2020, ni por tanto la posibilidad de una comparativa en igualdad de condiciones, se puede mirar el mismo dato ofrecido por el IECA del cuarto trimestre de 2018: entonces creció 2,1%, tres veces menos, pero era una cifra consolidada y no se venía de una caída como toda la experimentada en 2020.
Francisco Ferraro, catedrático en Economía y presidente del Observatorio Económico de Andalucía (OEA), aclara que “no hay todavía datos homogéneos” para hacer una valoración más allá de 2020. Igualmente, reconoce que un mayor incremento del PIB en 2021 “responde lógicamente al efecto rebote” por cuanto que los territorios que “experimentaron una mayor caída de la actividad por la pandemia” son los que tienen más que recuperar pasado lo peor.
El también catedrático de Economía Manuel Delgado Cabeza recalca que lo importante es la distancia entre el indicador para España y el indicador para Andalucía, no el valor absoluto. “Pero desde mi modo de abordar la situación de Andalucía, más importante todavía es la posición que ocupa” dentro de la división de tareas en el país. En este sentido, expresa: “Si el aumento del PIB o el de cualquiera de los demás indicadores es el resultado de que se profundiza nuestra especialización como economía extractivista, es decir, especializada en la apropiación y explotación de patrimonio natural para exportar a cambio de una muy baja remuneración, y aquí entrarían la agricultura intensiva, el turismo y la minería, no solo no nos estamos acercando a las economías de referencia, sino que nos alejamos de ellas”.
En su opinión, “cuando aumentamos la especialización en agricultura intensiva, turismo o minería, profundizamos nuestra situación de dependencia económica, subalternidad política y alienación cultural”. Es algo que este experto del grupo de investigación de la Universidad de Sevilla sobre la economía en Andalucía viene argumentando en sus trabajos desde hace mucho tiempo. Él insiste en no caer en el error de calificar la andaluza como una economía “atrasada”, cuando en realidad es “subalterna”.
El PIB per cápita sigue en la cola y peor
El INE no publicará nuevos datos del PIB per cápita hasta diciembre de 2022. Los últimos se refieren a 2020, por tanto año pandémico, y lo sitúan en 17.747 euros en Andalucía, frente a 23.693 de media en España. Solo por delante, pues, de Canarias. También, según el INE, es peor dato que en 2018, cuando el PIB per cápita en Andalucía era de 19.107 euros (la media nacional también era mejor: 25.727) y entonces, era, sin embargo, la tercera por la cola. La pandemia ha hecho también que la tasa de crecimiento haya sido negativa en 2020 en el conjunto de España (-10,3%) y en Andalucía (-9,1%). En cambio en 2018 fue positiva en más de dos puntos y medio. En 2019 creció, pero bastante menos: no llegó a un 1,5%. Por tanto, si en 2018, el PIB per cápita de Andalucía representaba un 74,2% del nacional, en 2020 ha pasado a un 74,9%, de forma que sigue igualmente lejos de la convergencia.
Concepción Martínez Alcalá, del Departamento de Economía de la Universidad de Jaén, precisa que a partir de un indicador del nivel de vida como es el Índice de Desarrollo Humano (IDH) subnacional, “dentro de España, se observa cómo las regiones mejor situadas en este aspecto, por orden, son la Comunidad de Madrid, el País Vasco y Navarra; mientras que las que se sitúan en los últimos lugares, en orden ascendente, son Melilla, Ceuta, Extremadura, Canarias y Andalucía. En el gráfico primero para el periodo 1990-2019 se observa cómo se mantienen las diferencias entre Andalucía, la media nacional y la Comunidad de Madrid desde que hay datos del IDH. El detalle de los años 2018 y 2019 para Andalucía, Comunidad de Madrid y el total nacional, permiten apreciar mejor estas diferencias”.
En paralelo, hay mayor exclusión, un dato del que huye la derecha en sus discursos. “Se ha producido un notable incremento de la población en situación de exclusión, que pasa del 19,2% en 2018 a un 26,3% en 2021, lo que supone un crecimiento del 36%”. Lo dice el último informe Exclusión y Desarrollo Social en Andalucía, fruto de la investigación realizada por la Fundación Foessa a través de la Encuesta sobre Integración y Necesidades Sociales 2021. Cierto que en estas cifras hay que considerar el impacto de la pandemia, pero también es verdad que este empeoramiento ya había empezado. “En términos evolutivos, desde 2018 se ha producido en Andalucía un incremento importante del porcentaje de población afectado por situaciones de exclusión en el eje económico (con un crecimiento del 21%, pasando del 28% al 33,7%)”, precisa el estudio.