Noviembre ha sido un mes ligeramente más húmedo de lo normal, especialmente por un episodio muy concreto de lluvias de sus últimas semanas. Diciembre ha empezado con algo de precipitación. Pero la lluvia de este principio de año hidrológico está siendo del todo insuficiente para paliar la situación de sequía que se vive ya en la cuenca del Guadalquivir, que sufre una situación desconocida en los últimos 12 años.
Las últimas lluvias han alegrado levemente los arroyos que estaban secos y han animado, algo, el caudal ecológico de los ríos. El Guadalquivir, a su paso por Córdoba, presentaba una situación de sequía extrema, con un caudal que apenas sí se movía y un río que era más agua estancada que otra cosa. Las precipitaciones han ayudado a recuperar ese caudal ecológico que se hace tan necesario, pero los arroyos, ríos y escorrentías apenas han llevado agua a los embalses.
En concreto, la capacidad de todos los pantanos de la cuenca es de 8.115 hectómetros cúbicos. Ahora mismo, la cuenca acumula 2.525 hm3 de agua, algo más del 31% de su capacidad. El año pasado por estas fechas estaban a más del 35%. La media de la década es que a estas alturas los embalses de la cuenca deberían estar al 60% de su capacidad. La situación empieza a ser más que preocupante.
Precipitaciones insuficientes
En su reunión del pasado 20 de noviembre, el Comité de Desembalse de la Confederación Hidrográfica ya admitía que las precipitaciones estaban siendo insuficientes. La Confederación, de hecho, ya ha activado el Plan Especial de Sequía en toda la cuenca.
De momento, “y mientras persistan las circunstancias actuales no se realizarán nuevos desembalses para atender las demandas de riego”, ha asegurado la Confederación. La situación es tan preocupante que de abrir algunos embalses para regadío es probable que peligrase el abastecimiento en algunas ciudades y pueblos.
“De acuerdo con lo establecido en el vigente Plan Especial de Sequía, ante la comprometida situación en la que se encuentran las reservas de agua del Sistema de Regulación General, la Comisaría de Aguas y los Servicios de Explotación mantendrán una especial vigilancia para evitar las detracciones de caudales para riego que puedan derivar en un incumplimiento de los caudales ecológicos, procediendo a la incoación de los correspondientes expedientes sancionadores cuando ello proceda”, ha advertido la Confederación.
La falta de riego supondría un golpe muy duro para el sector agrícola andaluz. Miles de hectáreas de regadío (cítricos y mucho olivar) se reconvertirían en un verano en secano. Muchos de sus cultivos se perderían, con los consecuentes puestos de trabajo y rentas de los agricultores.