Una placa corona una pequeña casa. En letras blancas, sobre fondo azul, reza: “Ayuntamiento Constitucional”. “Se puso en la República y ahí sigue”, dice el alcalde de Puerto Moral (Huelva), Mario Guzmán. Un tipo joven que encabeza una corporación monocolor: siete concejales, los siete del PSOE. Porque los panzurracos (que así es el gentilicio del pueblo) siempre votan socialista, como otros 421 municipios en Andalucía.
Por la Casa Consistorial pasa toda la vida, tranquila, “sin sobresaltos”, de un municipio con 285 habitantes, un censo electoral de 221 personas y un colegio “con 40 y tantos niños”. La puerta de entrada tiene tres letreros, también de época republicana, “recuperados en unas obras”: eran las calles de Pablo Iglesias, Largo Caballero e Indalecio Prieto. Toda una referencia.
Pero en Puerto Moral no hay mítines para las elecciones andaluzas. “Ni falta que hacen”. Carteles sí. “Alguno”. El 2D casi todas las panzurracas y panzurracos votarán a los socialistas. Como en todas las citas con las urnas desde que regresó la democracia tras la dictadura de Francisco Franco. Más allá del PSOE hay poco más en este pueblo. “El PP tiene entre 10 ó 12 votos fijos en todas las elecciones”, asegura el regidor.
Por eso los días son “normales” en un punto de la Sierra de Aracena y Picos de Aroche más pendiente de los preparativos del belén viviente que de los ruidos de la caravana electoral. “Del tema Vox no he escuchado nada. De Catalunya algún comentario en el bar, pero poco más”, apunta el alcalde. Todo eso “suena lejano”.
La silenciosa cadencia de las calles deja en otro mundo el estruendo de las trifulcas políticas y los ecos de las encuestas. Las calles están cuidadas, al detalle, las fachadas encaladas y las rejas de las ventanas lucen macetas que ponen colores verde y arcilla al contraste de la piedra. Y las papeletas están preparadas para un plácido domingo electoral.
Los ecos de la guerra civil
“Aquí hay una fosa en el cementerio”, refiere Mario Guzmán como una de las explicaciones al arraigo “de izquierdas” entre la población local. En la tumba colectiva hay 13 personas, la mayoría eran del vecino pueblo de Corteconcepción. “Los cogían en un pueblo y lo llevaban a otro para matarlos. Aquí la mayoría de la gente mayor vota al PSOE por eso. Fue una época muy dura y ver que te maten a un familiar por temas políticos influye”, revela.
“Esto es la gente mayor –continúa–, la más joven puede escuchar y saber que su bisabuelo estuvo… pero se va perdiendo”. Paulino Sierra y José Manuel Márquez están sentados en la escalera de la iglesia. El templo, de arte mudéjar, data del siglo XV y da la cara a la plaza de la Libertad donde luce un agradable sol de noviembre.
“A mi abuelo lo mataron”, dice uno. “Al mío también”, responde el otro. Paulino y José son de Puerto Moral “de toda la vida”, sonríen. “Aquí hemos nacido, crecido y engordado”, rematan. Y creen que sí, que la guerra y el genocidio fundacional del franquismo marcó la herencia ideológica.
“Aquí mataron los de derechas todo lo que quisieron y los que se fueron, que si no les pasa lo mismo”. Completa el compañero: “Me parece muy bien que los saquen de las fosas y los entierren bien, que las familias no saben ni dónde están, porque los mataron y los echaron por ahí en las cunetas”. En el cementerio hay una placa con 13 nombres.
“El PSOE ha ganado y ganará siempre, porque aquí hay más socialistas”, zanja José. “Aquí ha habido también muchos de derechas, pero la mayoría han ido muriendo”, alude Paulino. Más o menos saben qué vota cada cual. “A lo mejor con alguno salta la liebre”, ríen. “Y eso que ahora con esos partidos nuevos… Podemos sacó algo” en las últimas municipales. Menos de diez votos, recuerdan. “Los que han votado al de la coleta también han sido antes socialistas”.
“Voto al PSOE, a ninguno más”
A la puerta de una casa una mujer derrama un cubo de agua. Deja un olor a limpio que corre calle abajo. Prefiere no hablar. Tiene un tatuaje en el antebrazo izquierdo. Una nueva mujer aparece en la callejuela siguiente con su “tío abuelo” del brazo. No quieren dar sus nombres. Ni hablar “de eso de la política”. Para qué, sugieren. “Yo no voto a nadie”, zanja el señor.
Otra mujer, que por edad pudiera ser abuela de las anteriores, entra en la única tienda del pueblo. Atiende un joven treintañero. “Llama al del pan que ya está llegando tarde, otro día más… parece que no quiere vender”, le dice su madre. Son las 11 de la mañana.
¿Qué opina la anciana de las elecciones andaluzas? “Que van muchos por las trágalas”, afirma. Por los beneficios. “Yo no quiero salir en ninguna foto”, advierte manoteando. “Yo voto al PSOE y con trabajo, pero a ninguno más”. Eso sí quiere decirlo. Que quede claro. Que las panzurracas y los panzurracos van a seguir votando mayoría socialista.
Curioso gentilicio, por cierto, sobre el que los amigos al sol Paulino y José tienen una teoría. “¿Panzurracos? Será que la gente salía de la fuente que hay ahí arriba con una pechá de agua por el hambre que pasaba, y acababan con la barriga hinchá como los negritos que se ven en el África”, elucubran.
Puerto Moral no es el típico pueblo envejecido, que va casi desapareciendo entre las brumas de la montaña. La cercanía con Aracena “y la calidad de vida” ha asentado a nuevas generaciones. El problema “es el paro”, que ronda el 30% de la población activa, según los datos del Ayuntamiento. El propio alcalde, único liberado de la Corporación Municipal, es “casi mileurista. No me voy a hacer rico con la política, aquí los sobres en B no aparecen”, bromea.
“Las ideas se han heredado”
En el pueblo hay dos bares, una tienda, una farmacia... Y una fábrica de corcho que da algo de trabajo. Además de algún apartamento y casas rurales. Puerto Moral es un lugar codiciado por los amantes del senderismo.
Años antes, el sector hegemónico era la construcción y ahora de nuevo el campo ofrece jornales a regañadientes en las campañas de la aceituna, las castañas o el arándano en Aroche. Y las huertas de autoconsumo que dan un respiro a las familias. La ganadería mantiene “una empresa de ibérico todo ecológico” y también hay “una granja de pollos y pavos”, enumera el primer edil.
Cerca del Ayuntamiento aparece Benito Ruiz. Fue alcalde de Puerto Moral durante 17 años. “Desde los 80”, refiere. Es una suerte de voz de la experiencia, señala Guzmán. Benito logró derrotar a la derecha, que ganó las primeras municipales tras el franquismo. “Antes de que yo entrara estaba el PP, luego entré yo y ya siempre el voto es para el PSOE”, cuenta con un orgullo poco disimulado.
“En los pueblos tan chiquititos se vota al partido pero también a la persona”, explica. Cuando Benito aterrizó en la política había nombres en mayúsculas. “Felipe González y Alfonso Guerra marcaron una época”. Poco queda de estas figuras. “Ya eso de decir 'yo soy de Felipe González' se ha aplacado”. Son otros tiempos.
Benito Ruiz, el alcalde más longevo en democracia de Puerto Moral, analiza el panorama andaluz de cara a las citas con las urnas el 2D. “A Susana Díaz la veo bien, no lo está haciendo mal pero la crisis marca mucho”. Tiene claro el resultado: “va a seguir ganando el PSOE”. Y el resto. “El PP no ha demostrado nada” en décadas por “esta tierra”. Ciudadanos es “más derecha”. Y Adelante Andalucía, rumia la respuesta: “tampoco se puede ser tan radical”.
Benito no entendería que en el Parlamento andaluz entre un partido “de extrema derecha”, en alusión a Vox. “En una región como Andalucía”, “con tanta gente obrera...”, dice. Y en una tierra “donde la guerra civil marcó tanto”.
Porque “ya han muerto casi todos los que se acordaban mucho de eso, los que decían 'aquí mataron a mucha gente', pero todavía hay alguno que se acuerda”, relata. Lo que tiene claro Benito es que los panzurracos votan “siempre” socialista. “Las ideas aquí se han heredado”.