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Votar desde el extranjero: una carrera de obstáculos para llegar las urnas

Eva tiene 24 años, es de Sevilla, estudió Traducción e Interpretación en Granada y lleva desde agosto viviendo y trabajando en Stavanger, la cuarta ciudad de Noruega. Llegó sin saber cuánto tiempo estaría, pensando que quizás volvería en enero de este año, así que no se registró como residente permanente, aunque finalmente seguirá allí hasta marzo, y puede que todo 2015.

Hace pocas semanas descubría que se le había complicado mucho el derecho al voto: el Gobierno cerró el censo a 31 de diciembre de 2014. Cuando empezó a documentarse, descubrió que ya era tarde para registrarse como residente permanente e incluso que si lo hacía poder tener aún más problemas. El correo en el que ha respondido a las preguntas de eldiario.es/andalucia sobre su caso lo ha titulado “Cómo atrapar un unicornio”.

Las elecciones anticipadas en Andalucía serán su ensayo para los engorrosos trámites que necesitará para ejercer su derecho al voto los comicios de este largo año electoral si los escasos recursos consulares, la falta de información, el tiempo y su propia falta de fondos -en Noruega no trabaja de lo que estudia y su trabajo es más bien precario- no lo impiden.

¿Cuántos andaluces votarán desde el extranjero?

Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) publicados el pasado martes 27 de enero, un total de 209.768 andaluces están llamados a votar el próximo 25 de marzo, registrados en el Censo de Españoles Residentes Ausentes (CERA), que recoge a los residentes permanentes en el extranjero. Esta cifra puede variar, ya que desde el pasado 27 de enero hasta el próximo 21 de febrero se abre el periodo de alegaciones al censo electoral. Eso sí, el del CERA es muy reducido, del sólo del 2 al 9 de febrero. El número de andaluces en el CERA ha aumentado en algo más de 9.000 personas desde los comicios europeos del año pasado y 33.000 respecto a las autonómicas de 2012.

Además, los residentes que no se encuentren en el CERA pueden registrarse como Residentes Temporales en su propio censo. Este último está pensado para quienes sólo se trasladan al extranjero durante un periodo concreto, como puedan ser los estudiantes erasmus o los temporeros. El CERA ya está cerrado, pero es posible registrase como Residente Temporal acudiendo a la oficina consular o embajada más cercana en persona, llevando el DNI o el Pasaporte para verificar su identidad, y entrar en otro censo, el ERTA. En el caso de Eva, a la espera de que en Stavanger exista un viceconsulado, tendría que viajar hasta la embajada en Oslo. 

Estar en el ERTA permitirá, además, votar en las municipales y las generales de final de año a quienes, como Eva, no se han registrado en el CERA y pueden hacerlo como residentes temporales, aunque su proceso es mucho más complicado que el de los registrados en como residentes ausentes y deberán repetirlo para cada uno de los comicios. Los residentes temporales siguen formando parte del CER, el censo electoral de residentes, sólo que adquieren la opción de votar por correo desde el extranjero.

¿Qué deben hacer para votar?

Aunque se esté registrado en el CERA, es necesario pedir el voto rogado. En otros comicios ha sido necesario pedirlo presencialmente, igual que dentro de nuestras fronteras hay que acudir a Correos DNI en mano, pero desde las pasadas Europeas es posible hacerlo por Fax.

Aunque antes que nada, quiénes se encuentren en el caso de Eva deben acudir a la oficina consular más cercana, pues estar como Residente Temporal sí hace necesario el registro presencial. “En Stavanger ahora mismo no hay Viceconsulado, por lo que tendría que desplazarme igualmente. Sin embargo, es posible que acepten que la Policía o algún otro órgano oficial noruego me lo sellen para demostrar que las he presentado yo personalmente dentro de Noruega”. 

Una vez en el ERTA, toca el paso de solicitar el voto por correo desde el extranjero, de varias maneras: presencialmente en el Consulado, por correo certificado o vía fax a la Delegación Provincial de la Oficina del Censo Electoral (OCE) de la mesa donde voten en España, deben solicitar la documentación para ejercer el derecho al voto por correo -el DNI, el pasaporte, el certificado de nacionalidad o el de registro del CERA emitido por el Consulado, cualquiera de los cuatro vale- y presentarla debidamente cumplimentada del 28 de enero al 21 de febrero. 

Una vez recibida la petición, la OCE les enviará el voto por correo y las papeletas al domicilio del votante antes del 2 de marzo. A partir de ahí, los inscritos en el CERA pueden elegir entre votar por correo enviando el sobre al Consulado antes del 17 de marzo o votar en urna en el mismo Consulado acudiendo personalmente del 18 al 20 de marzo. En cuanto a los del ERTA, deben enviarlo por correo a la Junta Electoral de sus circunscripción o entregarlo al propio Consulado para que lo envíe a esta. Eva, con recursos escasos, está calculando como reducir sus viajes a Oslo al mínimo imprescindible.

¿Qué dificultades les esperan?

“Ahora mismo estoy cambiando de trabajo, me toca tirar de ahorros y, sorpresa, Noruega es carísima. Es un gasto considerable que no esperaba tener que hacer en las próximas semanas y no sé muy bien de dónde voy a sacar el dinero. A la responsable que me ha ayudado por teléfono le ha dado la risa floja cuando le he preguntado por el reembolso de los viajes para poder votar y me ha comentado que no hay muy buenas experiencias con el tema. Que se supone que es posible pero que je je je”, explica Eva. Esto último lo matizan en Marea Granate: “Se supone que el voto por correo se reembolsa, pero hay gente que está esperando los tres euros de la Europeas todavía. Y según el país, podemos hablar de 20 ó 30 euros”.

En las elecciones al Parlamento Europeo de 2014 sólo votó 1,84 por ciento del censo de votantes españoles en el extranjero. En las últimas andaluzas, en 2012, de 176.251 ciudadanos de nuestra región recogidos en el CERA sólo presentaron la solicitud para votar 14.998, según datos del INE, y se aceptaron las de 12.599. De estos últimos, al final sólo votaron 8.305, un 4,73 del total. En las Europeas de 2014 fue aún peor: de 200.854 votantes andaluces se registraron 7.101 y votaron 3.697, apenas un 1,8 por ciento. ¿Por qué esas cifras?

Alejo Beltrán, fisioterapeuta onubense residente en Montpellier y miembro de Marea Granate, critica “la absoluta falta de información”. Los registrados en el CERA deberían ser informados correctamente para que sepan los pasos a seguir y, sobre todo, que tienen que solicitar el voto rogado o no podrán ejercer su derecho al sufragio ni acudiendo personalmente a la embajada en las fechas previstas.

“Y aunque hagan todo el papeleo en tiempo y forma, se pueden encontrar con que la escasez de recursos de los consulados les juegue malas pasadas”, advierte Alejo, que atiende a eldiario.es/andalucia por teléfono en el descanso entre dos pacientes. “De las Europeas tenemos casos de gente a la que nunca le llegaron las papeletas, y del proceso de censo de este otoño que se registró a tiempo pero luego en el Consulado los funcionarios no lo pudieron tramitar en fecha. Están en el CERA, pero tarde para municipales y generales, para las que constan como residentes en España. Técnicamente podrían registrarse en el ERTA, pero en muchos consulados alegan que no se puede estar en los dos censos”.

De momento, Marea Granate ha creado su propia guía para las elecciones andaluzas y ha lanzado una campaña para recomendar la inscripción como residente temporal, aunque ya advierten que casos como el de Eva no van a ser raros. “A muy poca gente se les ha devuelto el dinero del voto por correo o el desplazamiento para votar de las Europeas, y muchos nos tememos que en estas elecciones y las que están por venir no va a ser diferente”.

La primera recomendación para todo el que “crea” que está debidamente registrado en el CERA es que se acerque al consulado más cercano y consulte el censo, que estará a consulta entre el 2 y el 9 de febrero. “Si llega”, aclara Alejo. Eva, por su parte, después de repasar todos los pasos que debe dar para depositar voto, deja un “ya sólo queda que no desaparezca misteriosamente en su periplo hacia España”.

La joven exiliada concluye calculando cuántas veces tendrá que ir y venir entre Stavanger y Oslo, cuántos días de trabajo puede perder -hasta ahora estaba de au pair con una familia para aprender noruego- y si no le convendría más “coger un avión y venirme a España para votar en mi mesa electoral. Porque la llevan clara si creen que nos va a amedrentar tanto papeleo”.