En la provincia todo ha cambiado para seguir, en cierta medida, como siempre, en proporción a los resultados de toda Andalucía. El PSOE recupera la posición de fuerza más votada, aunque pierde un escaño, casi 25.000 votos y cuatro puntos respecto a 2012. El PP no sólo no repite sus buenos resultados de entonces, es que retrocede a su niveles de 1990, con 4 parlamentarios y un 30% de los votos. Irrumpe Podemos como tercera fuerza, con dos escaños, y Ciudadanos con uno. Finalmente, en juego hasta muy avanzado el escrutinio, IU mantendrá el conseguido hace tres años, y que permite el grupo parlamentario para la formación. Con todo, e igual que en el resto de Andalucía, la 'fuerza más votada' ha sido la abstención, del 35 por ciento, que “empata” al PP.
En realidad, y a pesar de que la tarta cambia de proporciones y llegan nuevos colores, habrá apenas cuatro diputados debutantes por la provincia. Todos los del PP -Carlos Rojas, Ana Vanesa García, Juan Ramón Ferreira y Marifrán Carazo- y la de IU, María del Carmen Pérez, repiten. Del PSOE, Teresa Jiménez, Miguel Castellano, María José Sánchez Rubio y Francisco Javier Aragón son ya veteranos en el Parlamento andaluz, y sólo es novata Olga Manzano. Finalmente, si llegan de nuevas los dos de Podemos, José Luis Serrano y Carmen Lizárraga, y el de Ciudadanos, José Antonio Funes.
Para el PP se han cumplido las peores previsiones, aunque se especulaba con mantener el quinto diputado. Sus resultados casi calcan, en votos que no en porcentajes debido a la mayor participación, los de las Europeas del año pasado, los primeros comicios en los que perdió la primera posición tras un exitoso ciclo de municipales, generales y autonómicas desplazando a los socialistas. Estos últimos están lejos de sus mejores resultados, pero la fragmentación del voto entre las nuevas fuerzas y la caída de su rival le devuelven la hegemonía en la provincia. De hecho es el peor resultado en sufragios y porcentaje en unas autónomicas del PSOE en Granada e incluso empeora los votos de las generales de 2011, cuando tuvo 184.000 apoyos, eso sí, con 10 puntos más de participación.
Aunque durante la campaña los temas granadinos, más allá de la polémica sobre la Alhambra, han estado en relativo segundo plano, lo que si parece claro es que los supuestos “mimos” del PP a la provincia desde el Gobierno central, priorizando la eternamente en obras autovía A-7 u otros proyectos, no han tenido efecto. De hecho, incluso algunos, como la llegada del AVE a cámara lenta y los cambios en el proyecto de la estación durante la última legislatura, han podido pasar factura. Asimismo, aunque el PSOE pierde algunos apoyos, parece haber llegado al límite del desgaste por retrasos como el del Metro de la capital, que lo castigó severamente en el último ciclo electoral tanto en esta como en los municipios vecinos a los que también afecta, o en escándalos de corrupción como el 'caso Nevada' o el 'caso Atarfe'.
El desplome popular es de unos 63.000 votos, de los 198.000 de 2012 a 135.000, lo que supone la pérdida de 13 puntos y dos parlamentarios andaluces. Casi un tercio de los sufragios perdidos son en la capital, donde mantiene el puesto de fuerza más votada aunque cae 17 puntos. El PSOE, que tan sólo cae 6, le recorte así 9 de distancia respecto a 2012 y 14 si comparamos con las municipales de 2012. Aunque lo más relevante en la irrupción de Podemos, con 15% de los votos, y Ciudadanos, con el 13, proporciones que en mayo les permitirían tener una holgada representación.
Aunque no está muy claro hasta qué punto puedan ser extrapolables estos resultados, si es cierto que en 2011 y 2012, cuando el orden de los comicios fue inverso, el PP incluso mejoró el número de sufragios totales en las autonómicas respecto a las municipales. Si en mayo de 2011 José Torres Hurtado lograba su tercera mayoría absoluta con 60.000 votos y un 51% de los votos, menos de un año después la cifra subían a 67.000 y 55% para los populares en Granada capital. Eso sí, el PSOE subía en proporción similar. La participación ha sido este año a similar a la de dichos comicios. Por su parte, IU pierde casi 6000 votos, lo que en unas locales le podría suponer perder uno de sus dos concejales, y UPyD se desploma hasta el punto de que se quedaría sin representación, arrasada por la llegada de Ciudadanos.
En ese escenario también concurrirían otros factores, como el tirón de José Torres Hurtado como candidato municipal tras tres mayorías absolutas, aunque quizás lo que se haya visto en estas andaluzas sea un reflejo de su desgaste tras 12 años. También que el candidato de Ciudadanos, el ex senador socialista Luis Salvador, es mucho más conocido en la ciudad que el autonómico Funes. De los 43.300 votos en la provincia para la formación naranja, 16.800 han llegado desde la capital, más de un tercio. También aspiraría a tener representación en otros municipios relevantes de la provincia, como Motril, Armilla, Jun o Guadix.
Finalmente, queda la cuestión de que Podemos no concurrirá con sus propias siglas, sino integrando a sus candidatos en el partido instrumental 'Vamos Granada', separado de Ganemos Granada y de Izquierda Unida. La debacle de la coalición de izquierdas y la rebaja de las expectativas de los podemitas, de todos modos, podrían influir en la más que complicada confluencia, en la que además las fechas ya descartan el modelo de agrupación electoral. Sobre todo porque los resultados en el área metropolitana -donde Podemos es segunda fuerza, a veces empatada con el PP, en algunos municipios tradicionales feudos del PSOE, como Atarfe o Jun- y provinciales si harían que la combinación de fuerzas de ambas formaciones fuese decisiva de cara a la Diputación provincial, que si se extrapolan los resultados el PP empezaría a dar por perdida.