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Por una Cartuja realmente accesible

Sergio Montero

Secretario de Acción Sindical de CCOO de Sevilla —

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Si no tienes coche, ir y volver de la Isla de la Cartuja ha sido, desde siempre, una odisea. La deficiente oferta de transporte público en el Parque Científico y Tecnológico Cartuja (PCT) ha obligado a muchas de las 30.000 personas que hasta allí se desplazan diariamente a disponer de vehículo privado para llegar al trabajo o al lugar de estudios. Un vehículo que, en la mayoría de casos, ha costado mucho esfuerzo conseguir y otro tanto mantener.

A partir del próximo mes de abril, esas personas trabajadoras y estudiantes van a sufrir otro revés económico porque su Ayuntamiento, el que debería velar por su bienestar, va a empezar a multarles si aparcan su vehículo sin distintivo ‘ECO’, ‘0 emisiones’, ‘B’ o ‘C’, cerca de su oficina o de su universidad. O les va a ‘invitar’, si no quieren afrontar la sanción, a dejar el coche en una suerte de aparcamiento oscuro, con las aceras y el pavimento en mal estado y de dudosa seguridad para el o la viandante. 

Y a todas esas sevillanas y sevillanos, que en gran parte proceden del área metropolitana y otros municipios de la provincia alejados de la Cartuja, nadie les ha preguntado. Ni se han tenido en cuenta sus necesidades o condiciones económicas para enfrentarse a una medida de tamaña envergadura como la implantación de la zona de bajas emisiones (ZBE) en el PCT Cartuja. ¿Necesaria? Por supuesto. No hay discusión o debate posible en ese sentido. El cambio climático es un hecho, más en una ciudad como Sevilla, en la que año tras año los veranos son cada vez más largos. Y sin una zona de sombra en el camino desde el coche hasta la puerta del centro de trabajo o educativo. Un detalle que, al parecer, no tiene importancia para quienes la han puesto en marcha. 

Desde CCOO abogamos por la creación urgente de una mesa de negociación que incluya a todas las partes implicadas para abordar desde todos los ángulos ese ansiado plan de movilidad que llevamos años demandando

Basta ya de tomar decisiones a espaldas de quienes las tendrán que acatar sin rechistar. Cuando la ZBE vio la luz, CCOO presentó un documento de alegaciones a la consulta pública realizada por el Ayuntamiento hispalense con el objetivo de paliar lo máximo posible el impacto negativo que estaba claro que tendría sobre la ciudadanía al no haberla tenido en cuenta. De hecho, gracias a esas advertencias, el abanico de distintivos que podrán seguir accediendo al parque en primera instancia es más amplio de lo que en un principio iba a ser.  

Pero no es suficiente. Cualquier proyecto relacionado con la movilidad de las personas tiene que configurarse pensando en esas personas. Es una cuestión de empatía, y también de responsabilidad política y empresarial, esa que tanta falta nos hace en los tiempos que corren. Y por eso no cejaremos en nuestro empeño de conseguir una Cartuja realmente accesible, con un transporte público potente, con el ferrocarril –ese apeadero infrautilizado- y autobuses lanzadera como las alternativas más eficientes. Porque de eso se trata. De eficiencia climática.

Urge que tanto el Consistorio como la dirección del PCT Cartuja oigan lo que la gente tiene que decir al respecto. Urge que las empresas consensuen medidas de flexibilidad horaria, teletrabajo y conciliación laboral y personal, con más atención si cabe a las necesidades de aquellas personas con horarios especiales o responsabilidades de cuidado. 

Y desde CCOO abogamos por la creación urgente de una mesa de negociación que incluya a todas las partes implicadas para abordar desde todos los ángulos ese ansiado plan de movilidad que llevamos años demandando. El diálogo y la colaboración son fundamentales para encontrar soluciones justas y equitativas que beneficien a todo el conjunto de las trabajadoras y trabajadores. 

De lo contrario, cuando en pocos meses comiencen las injustas sanciones, el escenario de conflictividad está garantizado. 

Si no tienes coche, ir y volver de la Isla de la Cartuja ha sido, desde siempre, una odisea. La deficiente oferta de transporte público en el Parque Científico y Tecnológico Cartuja (PCT) ha obligado a muchas de las 30.000 personas que hasta allí se desplazan diariamente a disponer de vehículo privado para llegar al trabajo o al lugar de estudios. Un vehículo que, en la mayoría de casos, ha costado mucho esfuerzo conseguir y otro tanto mantener.

A partir del próximo mes de abril, esas personas trabajadoras y estudiantes van a sufrir otro revés económico porque su Ayuntamiento, el que debería velar por su bienestar, va a empezar a multarles si aparcan su vehículo sin distintivo ‘ECO’, ‘0 emisiones’, ‘B’ o ‘C’, cerca de su oficina o de su universidad. O les va a ‘invitar’, si no quieren afrontar la sanción, a dejar el coche en una suerte de aparcamiento oscuro, con las aceras y el pavimento en mal estado y de dudosa seguridad para el o la viandante.