¿Cómo se debe rehabilitar el patio del colegio? ¿Qué actividades habrá el Día del Corpus? ¿Cómo serán las nuevas instalaciones de la Casa de la Juventud? ¿Cuál sería la mejor programación cultural para el Día del Libro? Niños de 10 y 11 años de municipios andaluces como Archidona, Casabermeja, Casares o Ardales se han hecho estas preguntas. A diferencia de otros lugares, se hará lo que ellos decidan. Los ayuntamientos de esas localidades y otras tres (El Burgo, Puente Genil y Trigueros) forman parte ya del proyecto piloto de participación 'Ágora Infantil', que permite la participación de los más jóvenes en la construcción, uso o gestión de espacios públicos de acuerdo con sus necesidades. El mundo, diseñado por y para adultos, ya lo es menos en estos lugares.
Dinamizado por la asociación Consortium Local-Global (CLG) y respaldado por la Universidad de Málaga y la Universidad de Huelva, se trata de un proyecto de democracia participativa destinado a chicos y chicas para favorecer su desarrollo como personas activas y comprometidas con su lugar de origen. Las localidades andaluzas que ya se han sumado al proyecto no han sido elegidas al azar sino que ya habían realizado trabajos propios de “innovación democrática”, explica a eldiario.es Andalucía el director de CLG, Andrés Falck.
El proceso es sencillo. La asociación ofrece al ayuntamiento un desarrollo metodológico por el cual pondrán a disposición de chicos de 5º y 6º de Primaria una política pública. Puede tratarse de cuestiones concretas como las que se han mencionado o pueden tener un enfoque más abierto en el que los niños decidan sobre qué quieren decidir, como es el caso de El Burgo (Málaga). El consistorio, en este caso de un pueblo pequeño, se pone en contacto con el CEIP San Agustín y comienzan las sesiones participativas.
Técnicos municipales les explicarán si es viable técnica o económicamente tal o cual propuesta, deliberarán sobre ventajas e inconvenientes, etc, etc. Un pleno infantil (el “punto de solemidad” copiado de los adultos) culminará el proceso con una decisión que deberá adoptar el municipio. CLG apoya el arranque del proyecto pero “la vocación a medio-largo plazo es que derive en un planteamiento político participativo interiorizado en los municipios”.
Falck incide fundamentalmente en dos aspectos a tener en cuenta a la hora de afrontar el proceso participativo con chicos tan jóvenes. Una es que ellos dispongan de información suficiente para poder tomar decisiones por sí mismos y la otra, más de fondo, es fomentar una participación ciudadana de la que tanto se habla “pero luego cuando a alguien se le propone que participe no sabe, no quiere o no le interesa”. El objetivo es favorecer el desarrollo de personas comprometidas con su territorio.
El municipio de Ardales ha sido el primero en realizar un pleno infantil dentro del marco de este programa de democracia participativa. El alumnado de 5º de primaria del CEIP José Núñez de León ha presentado las propuestas para la programación de actividades de la Semana Cultural de Libro. La sala de plenos del Ayuntamiento de Ardales congregó a familiares de los menores, miembros del centro escolar, equipo de gobierno y representantes de las distintas formaciones políticas
“La participación hay que trabajarla desde temprano”, señala el director del grupo dinamizador, que alude a la formación recibida y a la “visión hegemónica de dejar la decisión en manos de otros”, olvidando que “las instituciones son nuestro patrimonio también”. ¿Por qué niños? Por impulsar la participación en las decisiones que afectan al lugar y porque, sin ir más lejos, así lo marca la Convención Internacional de los Derechos del Niño (de 1989), que dice sin ambages que “los menores de edad tienen derecho a ser consultados sobre las situaciones que les afecten y a que sus opiniones sean tenidas en cuenta”.
En el colegio también
A veces, los procesos de participación tienen como marco de actuación el propio colegio de los chicos. Ágora Infantil fomenta la participación ciudadana desde el aula de clase y pretende que se utilice como espacio de decisión en el que los niños analicen su territorio, realicen propuestas, deliberen y construyan colectivamente una propuesta. Lo que se propongan puede llegar hasta su ayuntamiento para que la ponga en marcha.
Los chicos de 10 y 11 años expresan sus opiniones, identifican necesidades, aprenden a escuchar y a ser solidarios, construyan consensos, respetan la diversidad cultural y comiezan a comprender el funcionamiento de la administración pública. Un mezcla de acción, aprendizaje, juego, diversión, sin vergüenza para opinar y ganas, teniendo muy en cuenta también el arraigo con el lugar.
Para todo ello cuenta con un equipo de seis profesores de las Universidades de Málaga y Huelva con un perfil interdisciplinar con experiencia en el campo de la sociología, la psicología social y el magisterio, destaca Falck, que resalta su amplio bagaje en el trabajo de la participación y la infancia con trabajos previos sobre la temática en España (especialmente en Andalucía), Uruguay, República Dominicana y Nicaragua.