Un pequeño insecto llegado de China está poniendo en jaque la economía de la zona del Valle del Genal de Málaga, principal productor andaluz de castaña, con unos 5 millones de kilos al año. Se trata de un producto muy apreciado tanto dentro como fuera de España, exportándose a países como Italia, Francia, Alemania o Gran Bretaña.
La plaga ocasionada por la llamada avispilla del castaño fue detectada en esta zona hace apenas tres años, pero se extiende de forma rápida y permanente, afectando ya, según Francisco Boza, responsable de castaña de COAG Andalucía, a la mitad de la superficie de castañar del Valle del Genal y puede que este año llegue al 80 por ciento con diferentes intensidades.
Las pérdidas, según Boza, hasta ahora no son apreciables, pero esperan que este año ya se note en los focos más intensos, como en las localidades de Juzcar o Cartajima, ya que por la experiencia en otros países las grandes pérdidas llegarán de golpe.
El sector de la castaña es de vital importancia económica para las dos comarcas andaluzas en las que se asienta, el Valle del Genal y Sierra de las Nieves en Málaga, y Aracena-Picos de Aroche en Huelva, aunque esta última provincia no está afectada por la avispilla.
Tercera región productora
La producción andaluza de castañas, a nivel nacional, se sitúa como tercera región productora, detrás de Galicia y Castilla y León. Se extiende sobre una superficie de 12.800 hectáreas de las que se extraen 5.200 toneladas. Málaga es la provincia que posee mayor superficie, produciendo el 70 por ciento de Andalucía, seguida de Huelva, Sevilla, Granada, Almería y Córdoba. Del cultivo viven 2.200 familias (con una superficie media de 4 hectáreas), con una producción de unos 5-8 millones de kilos al año, según la meteorología, y una facturación de entre 6 y 10 millones de euros al año.
De esta forma, el sector de la castaña proporciona entre 50.000 y 60.000 jornales al año en las labores de recogida, principalmente con mano de obra familiar, más los jornales propios de los trabajos de mantenimiento y mejora de cultivo.
Es además un cultivo muy social, el principal recurso económico con el que cuentan los pueblos que conforman comarcas como la del Valle del Genal, fijando población al territorio. Sólo en la recogida, se crean unos 30.000 jornales en esta zona. De ahí que la preocupación vaya en aumento.
El viaje de la avispa
Aunque la avispa (Dryocosmus kuriphillus), que representa una de las plagas más perjudiciales para el castaño y sus ecosistemas, es originaria de China, comenzó su viaje en 1941 llegando a Japón y posteriormente a Corea en 1963. En los años setenta, concretamente en 1974, se detectó en Estados Unidos y en Europa en 2002, en Italia en la zona del Piamonte.
Francia, Eslovenia, Suiza, Hungría, Croacia, Holanda, Eslovaquia, Alemania, Republica Checa son los países que ha ido infectando en Europa desde entonces, hasta recalar en España hace cinco años en Cataluña, por donde se ha extendido al País Vasco, Cantabria, Asturias, Galicia, Castilla y León, Extremadura y Madrid.
La plaga en Andalucía se localiza en Granada y en Málaga, donde se detectó por primera vez en 2014, en la zona conocida como Refugio del Juanar, en el término municipal de Ojén.
El invasor
La avispa del castaño puede afectar, según un informe de la Dirección General de la Producción Agrícola y Ganadera Servicio de Sanidad Vegetal de la Junta de Andalucía, a los llamados Castaño japonés, Castaño americano, Castaño chino y Castaño europeo y sus híbridos, y en menor medida a Castanea seguinii. Su forma de reproducción es por partenogénesis (basada en el desarrollo de células sexuales femeninas no fecundadas), siendo todas hembras, y capaces de poner cada una 150 huevos en el árbol.
En invierno, las larvas, se desarrollan en el interior de las yemas del castaño, provocando que se formen agallas (hinchamiento de los tejidos de color verde o rosa), y comienzan a salir entre finales de mayo y finales de julio. La agallas causan pérdidas en la producción del fruto, debilitamiento del árbol e incremento del riesgo de contraer otras enfermedades, e incluso la muerte del castaño.
Lucha de avispas
Para combatir la plaga ayuda que se quemen en el mes de mayo las ramas afectadas, en el mismo lugar donde se encuentran para evitar la dispersión de la avispilla. Pero, según las investigaciones realizadas en otros países durante los últimos años, especialmente en Italia, el control más eficaz es controlar las larvas con otros insectos parásitos enemigos naturales, especialmente himenópteros (abejas, abejorros, avispas y hormigas, entre otros).
Entre estos enemigos naturales se encuentra la especie Torymus sinensis. Una microavispa parasitoide también originaria de China. Al ser otra especie exótica, su utilización en el medio natural debe realizarse, según el Ministerio de Agricultura (MAPAMA) bajo el principio de precaución y con las investigaciones necesarias para conocer su efecto ambiental sobre la biodiversidad autóctona.
El sector de la castaña a nivel nacional viene demandando desde el primer momento (2014), que se aproveche la experiencia europea y se actúe con la suficiente intensidad y contundencia para minimizar los daños en la economía agrícola más frágil, la de montaña, según Francisco Boza, que se queja de que en su lugar han empezado de cero. Volviendo a estudiar (la posible afectación a la fauna autóctona) lo ya estudiado por Italia, Francia, Japón, basándose en la Ley de Biodiversidad, y autorizando solamente “sueltas experimentales de Torymus sinensis” en Andalucía y Galicia, este año ampliadas a Asturias.
Los primeros resultados de los estudios realizados por el IFAPA de Churriana (Málaga) y la Estación Fitopatlógica de Areiro (Pontevedra) han sido positivos: la Torymus sinensis no ha desplazado ni ha competido con la fauna autóctona. Este año será el segundo año de estudios, reforzados con el CSIC.
El sector, en una reunión celebrada en el mes de abril, le demandaba al MAPAMA (responsable de la autorización de la suelta del Torymus sinensis como agente de control biológico), que si los informes son otra vez favorables se diera la autorización para 2018 y se pusiera en marcha el Plan Nacional de Contingencia con sueltas masivas.
Sin embargo, el Ministerio sigue siendo reacio a una suelta masiva de un insecto que no deja de ser foráneo, lo que avalan estudios como el del investigador científico del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN) del CSIC José Luis Nieves-Aldrey, que en una entrevista con Efeagro asegura que hasta que no estén todos los estudios de impacto ambiental (a finales del 2018 o principios de 2019) no es prudente autorizar la suelta masiva. Además, cree que esta medida no es la panacea, porque experiencias de otros países apuntan a que el Torymus sinensis tarda hasta siete años en implantarse y la avispilla nunca desaparece completamente.
Sueltas experimentales
En Andalucía, La Consejería de Medio Ambiente soltó el 4 de mayo, en fase experimental el parásito, en árboles de tres sectores de la provincia de Málaga, en el Valle del Genal, Sierra de las Nieves y Sierra Blanca. La suelta comenzó a media mañana, cuando la temperatura ambiente era la óptima para que la avispa depredadora volase activamente a la búsqueda de las agallas, terminando a primera hora de la tarde antes de que comenzase el descenso de la temperatura.
Para Francisco Boza, las sueltas en Málaga de 130 dosis (cada una de las dosis cubre de dos a tres hectáreas de castañar, un total de 190 ejemplares) a cargo de la Junta de Andalucía son claramente insuficiente para la cantidad de avispilla que hay en el Valle. Ahora están a la espera de que se les convoque al sector por parte de la Delegación de Medio Ambiente para que el IFAPA les traslade los resultados de los trabajos de investigación de este año y la Delegación les muestre el mapa de sueltas de este año. Lo que sí, considera seguro “es que en las zonas más infestadas de las variedades extratempranas, sobretodo de Juzcar y Cartajima, las pérdidas de producción por causa de la avispilla ya van a ser significativas”.
Aunque es pronto para evaluar la cosecha, Boza adelanta que en la mayoría de las zonas del Valle del Genal se ve una gran carga de erizos, que todavía no se han definido sobre la cantidad de castañas que engordarán o dejarán vanas. Pero en un primer aforo se puede decir que habrá una cosecha alta. Sobre el calibre, dependerá de las temperaturas de lo que resta de verano, aunque seguro superará los tres millones de kilos en el Valle del Genal.
La cosecha comenzará a finales del mes de septiembre en las variedades tempranas autóctonas, siguiendo en octubre con la principal variedad que se cultiva en el Valle del Genal, la pilonga. La cosecha finalizará en el mes de noviembre con las variedades tardías como la Tomasa. En la Sierra de Aracena, la otra gran zona productora, la campaña comienza en el mes de octubre.
Las otras amenazas del castaño
El ecosistema del castaño no solo se ve afectado por la llegada de la avispilla. Desde hace años sufre otras enfermedades como la de la tinta (en Málaga) y del chancro (en Huelva). En lo que se refiere a la tinta o seca del castaño, es una enfermedad producida por el hongo Phytophtora cinnamomi, que causa la muerte súbita del árbol.
Mientras que el chancro, también producido por un hongo, el Cryphonectria parasítica, seca brotes y ramas, pudiendo también provocar la muerte del árbol. Está considerado como el problema fitosanitario más grave del castaño a nivel mundial. Se detectó por primera vez en 1938 en el norte de Italia, en España en 1972 en Galicia. Más reciente es su llegada a Andalucía, ya que no fue hasta noviembre de 2012 cuando se detectó por primera vez en el municipio de Almonaster la Real (Huelva).