“Por la educación y la cultura que tenemos en muchos
pueblos, la gente quiere taparlo. Lo callan y no lo exteriorizan. Si hay un tema de
violencia de género, se intenta ocultar“. Estas palabras de la presidenta de la
asociación de mujeres 'Almahara' de
Villaralto (Córdoba), Pepa González, sintetizan la realidad que en el mundo
rural se encuentra la lucha por la igualdad y contra la violencia a las mujeres.
Una realidad ante la cual se han unido diez asociaciones y colectivos femeninos
de toda la provincia en un proyecto para llevar a sus pueblos una iniciativa de
formación e información para prevenir y denunciar los casos de malos tratos.
'Empoderarnos para prevenir la Violencia' es el título que
da nombre a esta iniciativa, ideada por diez colectivos de mujeres de distintos
municipios que persigue enfrentarse a la problemática específica que viven ellas en el mundo rural y ofrecerles información y salidas a situaciones de
desigualdad y, en sus casos más extremos, de violencia de género.
A través de conferencias y talleres con actividades para conocer los recursos existentes, acciones de
gestión administrativa, literatura y deporte, entre otras, este proyecto
llevará a los pueblos formación dirigida a las mujeres pero también a la
población en general sobre roles de igualdad, autonomía para realizar gestiones
ante las administraciones y, lo más importante, darles a conocer a dónde pueden acudir en casos de violencia de género.
Recursos existentes con menos presupuesto
Recursos existentes con menos presupuesto
“Afortunadamente aún tenemos recursos”, advierte la coordinadora
de este proyecto, Dulce Rodríguez, quien mira con preocupación los Presupuestos
Generales del Estado para 2014 en los
que se ha rebajado la partida para la lucha contra la violencia de género.
Al igual que espera que en el trámite parlamentario en el que se encuentra el
proyecto de ley para la reforma de la administración local se corrija lo que
aparecía en su borrador: la supresión de las competencias que desde 1985 tienen los ayuntamientos para poder realizar actuaciones en materia de Igualdad
.
Más allá del presupuesto, “la formación, la educación, es
esencial. Las cosas se ven de otra manera. Y eso lo tenemos que aplicar con
nuestras hijas, con futuras generaciones, para que no vivan la misma realidad
que nosotras“, explica Pepa. Y es que esa falta de conocimiento es, en muchos
casos, lo que se encuentran en los pueblos quienes intentan traspasar la
barrera de callar y ocultar la realidad de la desigualdad y los malos tratos.
“A las mujeres en los pueblos aún les cuesta denunciar y
asumir que las humillaciones y el trato vejatorio es también violencia de
género“, resume la coordinadora de esta iniciativa, Dulce Rodríguez, que forma
parte también de la asociación 'Marianne'
de Córdoba para anclar a la capital con la realidad de la provincia.
“Muchas mujeres no asumen que son víctimas y no responsables de la violencia”
“Muchas mujeres no asumen que son víctimas y no responsables de la violencia”
“Aunque parezca mentira, las mujeres no asumen que son
víctimas y no responsables en los casos de violencia“, explica sobre la
realidad que se encuentran en el mundo rural. Y es que, señala, “al 75% de las
mujeres de los pueblos les da vergüenza comentar a sus amistades o familiares
que sufren violencia“.
Ante ello, este proyecto surgido de la unión de colectivos
de mujeres rurales, recorrerá durante este otoño distintos municipios de la
provincia cordobesa, en lo que pretende ser una ruta formativa e informativa
para traspasar el velo que cubre a la violencia de género y la desigualdad en los
pueblos.
Trata, asimismo, de luchar contra los roles machistas que se
repiten en el campo. “La mujer y el hombre trabajan ahora en la campaña de la
aceituna. Pero cuando acaban su trabajo, el hombre se puede ir al bar con los
amigos mientras es la mujer quien sigue trabajando en casa“, explica con este
ejemplo sobre los estereotipos que ahondan en la desigualdad de género.
Trabajo necesario con la juventud
Trabajo necesario con la juventud
Y sobre esos roles, el trabajo con la juventud es
primordial. “Cada vez es más necesario trabajar en la educación de los más
jóvenes, que repiten esos estereotipos de desigualdad sin darse cuenta“,
comenta la coordinadora de la iniciativa. “Muchas chicas creen que es normal
asumir que mientras más le controla su novio, más la quiere“.
“Eso es tremendo y doloroso. Y sigue ocurriendo en pleno
siglo XXI“, advierte quien lleva gran parte de su vida en la lucha contra la
desigualdad y los malos tratos. Por eso, con esta iniciativa que ahora comienza
a recorrer pueblos como Doña Mencía, Rute, Villaralto, Cardeña, Fuente Palmera
o Belálcazar, entre otros, queda aún mucho trabajo por hacer.
Desde uno de ellos,
Juliana cuenta su experiencia. Ella es integrante de la asociación 'Buenavista' de Doña Mencía, donde ya se han celebrado algunos
talleres de este proyecto. “Esta iniciativa hace falta. Las mujeres no
denuncian, se lo callan. Es un problema de concienciación“ sobre la realidad
que viven.
“Las mujeres creo que tenemos ahora una gran responsabilidad
histórica. Si hace treinta años las asociaciones surgían en los pueblos con un
perfil de unir a las mujeres para ir a merendar y poco más, ahora es el momento
de implicarnos en las problemáticas sociales, en divulgar y tener conciencia social
como mujeres del siglo XXI“, explica para resumir la necesidad de que el
asociacionismo femenino tome ahora una línea reivindicativa y luche contra las
desigualdades sociales. Y entre ellas, desde luego, contra la desigualdad de género y
la violencia a las mujeres.