Luz verde para extraer los 123 millones de toneladas de cobre, azufre, oro y plata que se cree que la mina de Riotinto (Huelva) sigue guardando en sus entrañas. La Consejería de Medioambiente y Ordenación del Territorio considera “ambientalmente viable” la reapertura de la explotación, dando así el penúltimo paso para conceder a la firma Emed Tartessus la Autorización Ambiental Unificada, el permiso que reúne todos los procedimientos de prevención y control ambiental para proyectos de este tipo.
La empresa y cualquier interesado cuentan, de este modo, con diez días para hacer las alegaciones oportunas y que se conceda así el permiso definitivo para la reapertura de la mina. Según la consejería, el promotor ha de cumplir con más de 300 condiciones para que esto se haga realidad: la gestión del agua y los vertidos a los ríos Tinto y Odiel, la administración de las escombreras y las presas, el respeto a la biodiversidad y la contaminación atmosférica y acústica son las líneas rojas de la reapertura.
Emed Tartessus, filial de Emed Mining, con sede en Chipre, directiva australiana y acciones en la Bolsa de Londres, está obligada a controlar los vertidos al río Tinto con una estación depuradora y ha de reducir la contaminación difusa procedente de las antiguas escombreras mediante un programa de restauración durante la propia explotación, y no al final, para minimizar las aguas ácidas. De ese modo, la empresa minera no solo tiene que hacer frente a los efectos contaminantes de su actividad, sino que ha de reparar el estado en el que se encontraba el yacimiento antes de su compra en 2007.
Pese a que el proyecto prevé una explotación de diez años de las cortes de Cerro Colorado, Salomón y Filo Sur, que están repartidas a lo largo de 1321 hectáreas situadas entre los municipios de Minas de Riotinto, Nerva y El Campillo, la empresa promotora hace hincapié, a través de su web, en que “las actuales cotizaciones del metal hacen rentable la explotación al menos en los próximos 14 años”. La población de la Cuenca Minera de Huelva, que cuenta con una tasa de desempleo del 50% entre sus 17.500 habitantes, lleva varios años esperando con impaciencia que se vuelva a explotar el yacimiento.
Desde la Mesa de la Ría, sin embargo, no se muestran tan entusiasmados con la reapertura de la mina tal y como está planteada. Los ecologistas aseguran que desde 2007, año en que la mina pasó a manos de la empresa extranjera, se han vertido 140.000 metros cúbicos de ácidos al río Tinto. Según Francisco Romero, uno de los miembros de la asociación, las instalaciones de la mina “se han gestionado como vertedero químico del Polo de Huelva”. La asociación lo ha denunciado ante la Junta de Andalucía y amenaza con llevarlo a la propia Unión Europea.
Denuncia, además, que se van a unificar las balsas situadas junto a Riotinto para depositar los lodos de la actividad minera y levantar unos muros de contención similares a los de Aznalcóllar. Según el ecologista, “si uno de sus muros se rompe, una ola de residuos tóxicos de siete metros de altura afectaría a la población de Gibraleón y llegaría a la Ría de Huelva a través del Odiel, afectando aún más al ecosistema de las Marismas del Odiel”. Subraya que este estudio no se ha tenido en cuenta en la Autorización Ambiental Unificada.
Desde la empresa responsable de la mina han preferido guardar silencio y remitirse a las palabras expresadas por la Junta de Andalucía en su comunicado. De momento, prefieren mantener “un perfil de comunicación bajo” y no hacer declaraciones.