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Díaz: “La Escuela de Hostelería de Islantilla seguirá abierta si es viable; si no, no”

“La escuela seguirá abierta si es viable; si no, no”. Así se tajante se mostró este lunes la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, con los trabajadores y alumnos de la Escuela de Hostelería de Islantilla. Los afectados por la crisis que vive esta escuela la estaban esperando a las puertas de la empresa Agromartín de Lepe (Huelva), a donde la presidenta acudió en el marco de una jornada de apoyo a la agricultura andaluza.

Los alumnos y profesores la estaban esperando, avisados por las fuerzas del orden de que no se podían acercar a la presidenta, aunque ese acercamiento sí se produjo. Cierto es que durante las horas previas se produjeron llamadas a tres bandas para intentar que el acercamiento se produjese, y nada más bajarse del coche, ya se escuchó el primer grito por parte de los trabajadores: “presidenta, no te olvides de la escuela”, acompañado de un “da la cara” desde el alumnado. A Susana Díaz no le gustó este último grito, y así se lo hizo saber a sus

interlocutores segundos después, pero salvado ese momento de leve tensión, se inició el diálogo.

Blas Moreno, el portavoz de los trabajadores, fue claro y directo. Miró a los ojos de Susana Díaz y le dijo: “Por favor, salve la escuela o ciérrela, pero no nos tenga así más tiempo, que nos estamos volviendo locos”. Los portavoces aludieron a la entrevista en la cadena SER del pasado noviembre, en la que Díaz aseguró que no solo salvaría la escuela, sino que depuraría responsabilidades. Sin contestar a esa pregunta concreta, Susana Díaz supeditó al estudio de su viabilidad el mantenimiento o el cierre de la escuela, en la que sus alumnos mantienen un

encierro desde hace dos semanas y la plantilla lleva tres meses sin cobrar.

Díaz les ha precisado que tiene constancia de que “se han abonado dos” de las cinco nóminas pendientes -después de que en 2013 acumularan once nóminas sin pagar que les fueron reintegradas a final de año- y ha señalado que “la situación es mala”. “Sigue siendo jodido”, dijo textualmente la presidenta a los alumnos. “Si no es viable, se cierra y si es viable hemos de salir de esta situación, por ello vamos a ver la viabilidad y en función de eso nos

sentamos“, les dijo, además de manifestar que lo que le cuentan es que ”la escuela no está en las mejores condiciones para ser viable y yo quiero verlo“.

Casi con lágrimas en los ojos, Blas Moreno le dijo a la presidenta que “Luciano Alonso -el consejero- es muy duro con nosotros. Muy duro”. “No creo que sea más duro con este tema que con otros”, le respondió Díaz. A los alumnos les dijo que ese futuro se analizará no sólo pensando en la plantilla y que “hay que ver la viabilidad del modelo formativo y no dar más patadas al balón en este conflicto y que cada dos o tres meses estemos con la misma historia”.

Así, incidió en que “si se demuestra que es viable tiene que funcionar bien, correctamente, ello, contemplado por encima de todo el modelo formativo” y, tras dejar claro que en estos momentos “no tengo argumentos sólidos” para defender la viabilidad o no de la escuela, se comprometió a darles una respuesta lo antes posible.

“No sabía que estabais encerrados”

Una portavoz de los alumnos le pidió a Susana Díaz que tuviese en cuenta que, entre otras cosas, llevan dos semanas encerrados en las instalaciones de la escuela. “Eso no lo sabía”, aseguró la presidenta. Un encierro que se prolonga desde hace dos semanas, y que este lunes dio un nuevo paso, ya que los alumnos cerraron con cadenas la escuela a primera hora, y no dejaron entrar a nadie en las instalaciones.

El portavoz de los alumnos, Israel García, ha dicho que tomaron esta decisión en la tarde del domingo, y ya por la noche decidieron cerrar con cadenas y candados todas las puertas de la escuela, y seguir encerrados dentro de la misma. A primera hora de la mañana, cuando los primeros trabajadores llegaron a la escuela, se encontraron con todas las instalaciones cerradas.

García señala que los alumnos se encuentran ya “desesperados” tras estas tres semanas, y han sufrido restricciones desde la gerencia como la prohibición de usar los baños del edificio, mientras que también tienen prohibido tomar alimentos de las cámaras y despensa de la escuela.

El portavoz asegura que los alumnos se están viendo obligados a salir a los campos del entorno de la escuela a hacer sus necesidades, o bien algunos de los que viven cerca de la escuela les han ofrecido sus casas para que vayan al baño y se aseen. El mismo portavoz ha dicho que la gerencia de la escuela ha obligado a los empleados de mantenimiento a cerrar todas las puertas interiores con llave, de modo que “lo único que nos permiten es mantener los colchones en el suelo de los pasillos y seguir con el encierro, pero nos quieren rendir dejándonos sin poder hacer las necesidades más básicas”.

El encierro de los alumnos lo secundan los 60 que quedan en la escuela, después de que fuesen 86 los que iniciasen las clases, pero hayan ido dejando los estudios ante la ausencia de elementos en la escuela para trabajar, o la incertidumbre sobre si sus clases serán certificadas debidamente. A media mañana interrumpieron el encierro para reunirse con Susana Díaz. De ella consiguieron solo el compromiso de que se va a estudiar la viabilidad del centro. Ellos aceptaron, aunque sin entenderlo, esos argumentos. “¿Cómo puede no ser viable una escuela de que salen cien alumnos y noventa y cinco tienen contratos fijos”. Esos números deberían ser argumento suficiente, pero parece que la pelea que les queda por delante tiene todavía algunos capítulos por escribir.