El día 1 de octubre comenzaba oficialmente la campaña de aceite de oliva 2016/2017 con previsiones de menos producción debido a la falta de agua, y una caída del 8 % en la producción mundial respecto a la anterior, según el aforo de GEA Iberia.
España volverá a ser el máximo productor mundial, con 1.530.000 toneladas, seguida de Italia (270.000), Grecia (245.000), Turquía (173.000), y Portugal, que se quedará en 95.000 toneladas.
El dato de producción total es menor a pesar de que la superficie cultivada de olivar en el planeta ha crecido durante la última campaña casi en un 1 %, con 85.000 nuevas hectáreas. También ha aumentado el número de países productores de aceite de oliva, pasando de los 47, incluidos en este estudio realizado por Juan Vilar, vicepresidente ejecutivo de la firma, a 57. Entre los nuevos países productores se encuentran El Salvador, Etiopía, Kuwait, Uzbequistán, Azerbaiyán o Macedonia.
Europa, con más del 78 % de la oferta global, verá descender su producción más de un 4 por ciento, por la caída de Italia (-74 %), Grecia (-26 %), o Portugal, algo más del 4 %, mientras que España experimenta un crecimiento del 9 %, y Turquía del 17 %.
Balance y previsiones
La producción de aceite en la campaña 2015/2016 según datos de la Agencia de Información y Control Alimentarios (AICA), fue de 1,1 millón de toneladas de aceite en Andalucía, 529.826 toneladas en el caso de Jaén, lo que supone en torno al 47 % de la producción andaluza. En España, la producción final fue de 1.396.700 toneladas. Y a 31 de agosto quedaban en existencia 429 toneladas de aceite, 186 toneladas menos que en la misma fecha del pasado año.
En cuanto a exportaciones, desde octubre de 2015 hasta junio de 2016, Andalucía vendió más de 515.307 toneladas de aceite de oliva al exterior, unas 30.900 toneladas menos que en el mismo período de la campaña anterior, pero con un valor superior: 1.704 millones de euros (un 4,5 % más que en el mismo periodo de 2015).
A falta del aforo oficial de la Junta, que se dará a conocer en unas semanas, se prevé una cosecha media de aceite, aunque el resultado final dependerá de si llueve en las próximas semanas, si no es así habrá una reducción significativa.
De hecho, hay preocupación por cómo puede verse afectada la producción por el prolongado período de sequía que soporta la mayor parte de la superficie de olivar, así como las elevadas temperaturas, factores que unidos están provocando caída y arrugamiento de la aceituna, por lo que se espera “como agua de mayo” las lluvias de octubre.
Calidad, masculinización del campo y venta a pérdidas
En esta nueva campaña los retos son los mismos de siempre. Una búsqueda de la rentabilidad y de la calidad en el aceite, que se traduce en muchos casos en el adelanto en la recogida de la aceituna, en su estado optimo de maduración, lo que unido al mejor tratamiento da lugar a los mejores virgen extra. Algo difícil si no se paga en su justa medida.
A pie de tierra está la lucha de muchas mujeres por no ser excluidas en la recogida. Una mayor mecanización de las tareas, y la crisis, que ha hecho regresar a muchos hombres al campo, hacen que en ciertos lugares prefieran que sean ellos los elegidos antes que jornaleras experimentadas. Los sindicatos ya han planteado el problema ante algunas administraciones para buscar soluciones, que pasaría por una mayor formación de las mujeres sobre maquinaria agrícola.
Por otro lado, en el mercado, no solo se busca un precio sino una apreciación del producto. Hace unas semanas desde la Junta se daba un toque de atención. En Andalucía el primer producto exportado es el aceite de oliva, con un crecimiento del 14,1 %. Sin embargo, el 68 % del aceite que se vende en España se hace como marca blanca, 30 puntos más que la media de los productos agroalimentarios y un porcentaje muy superior al de Italia o Estados Unidos.
Otro problema son las llamadas ventas a pérdidas en grandes supermercados. Donde se utiliza el aceite como producto reclamo vendiéndolo por debajo del precio en origen, que dan lugar a una banalización del producto y echan por tierra las campañas de promoción del sector.
El último caso, DIA. Con la llamada campaña de “los preciazos” denunciada por UPA y COAG ante la AICA, pero no la única.
En este sentido, UPA considera que hay déficits que corregir en la Ley de la Cadena Alimentaria, “el más importante es que no se pueden ir de rositas aquellos que venden a pérdidas, y ese problema se acentúa mucho más porque las competencias se dejan en mano de las autonomías”.
Según Ignacio Senovilla, responsable de Agricultura en UPA, “hay algunas como Cataluña, Murcia, Madrid o Extremadura que se lo están tomando en serio, pero Andalucía no se ha mojado nunca y consideramos que es a la comunidad que más le tenía que interesar erradicar esta guerra contra los olivareros”.
Dos apuntes
Además de los movimientos empresariales y del sector, como los cambios en la cúpula de Deóleo la mayor comercializadora mundial de aceite de oliva y la toma de posesión del tunecino Abdellatif Ghedira como director ejecutivo del Consejo Oleícola Internacional (COI), durante esta campaña se han producido dos hechos que afectan pero son menos conocidos.
Por un lado, en enero el Ministerio de Agricultura publicaba en el BOE el reconocimiento de la Organización Interprofesional del Aceite de Orujo de Oliva como Organización Interprofesional Agroalimentaria.
El aceite de orujo de oliva, que se obtiene aprovechando las grasas adheridas y los residuos de huesos y pieles de las aceitunas y utilizando disolventes en la extracción, para luego ser refinado, se utiliza en las frituras. La producción de este aceite ha aumentado un 20 % en el último quinquenio y España lo exporta a Italia, EEUU y Portugal.
Por otro lado, se ha confirmado la desaparición del MFAO (Mercados de Futuros del Aceite de Oliva), que cerraba su actividad tras doce años de existencia desde que comenzó a operar en febrero de 2004 en Jaén. Y del que la Junta de Andalucía tenía un 32 % de las acciones y el resto lo conformaban entidades financieras y empresas relacionadas con el sector.
Fue en septiembre de 2013 cuando la junta general aprobó cesar sus operaciones como mercado secundario oficial para adaptarse a un nuevo reglamento de la UE. Durante meses se buscó la forma y se trabajo para convertirse en Sistema Multilateral de Negociación (SMN) pero no pudo ser y en marzo se aprobó la disolución del consejo de administración.
El único mercado de futuros del aceite de oliva en el mundo negociaba entre el 10 o el 15 por ciento del aceite total, era referente de precios en el sector y tenía clientes en su mayoría españoles e italianos pero también de otros países europeos, Estados Unidos y China.