El cangrejo de río no es autóctono. Así se titula un estudio multidisciplinar liderado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) que no deja lugar a dudas. Y el desarrollo del trabajo tampoco: el conocido como “cangrejo autóctono” (Austropotamobius italicus) es una especie introducida desde Italia a finales del siglo XVI por “expreso deseo del rey Felipe II”.
La sentencia del Tribunal Supremo que adelantó eldiario.es/andalucía prohíbe la pesca, posesión y comercio del cangrejo rojo americano (Procambarus clarkii) –y otras especies incluidas en el Catálogo español de Especies Exóticas Invasoras– está basada en la “amenaza grave” que el crustáceo supone “para las especies autóctonas, los hábitats y los ecosistemas”. Según el CSIC, no obstante, el considerado cangrejo autóctono es también alóctono, es decir, de otro país.
¿Y cuando una especie alóctona deja de serlo para convertirse en autóctona? El fallo judicial que anula el decreto que permitía la “extracción de esta especie destinada a la industria alimentaria” no distingue fechas de introducción. El texto, tras la denuncia de organizaciones ecologistas, no marca un punto de inflexión. “La posibilidad de que el cangrejo de río no fuera nativo de España ya se había planteado con anterioridad”, subraya el estudio encabezado por el investigador del CSIC en la Estación Biológica de Doñana, Miguel Clavero y publicado en julio de 2015 en la revista Biological Reviews.
Tras la sentencia del Supremo, la población sevillana de Isla Mayor vive entre la alarma y el “desastre”. La mayor parte del pueblo vive de alguna forma de la pesca del cangrejo rojo, un sector industrial puntero a nivel europeo y uno de los mayores del mundo que factura 20 millones de euros anuales y produce cerca de 200.000 jornales. El Ayuntamiento local y las empresas alertan de que las grandes distribuidoras han parado los pedidos para una campaña que estaría a punto de comenzar y que supone “el pilar más importante del municipio”, en palabras del alcalde, Juan Molero.
“Un animal importado desde Italia”
“Se trata de un animal importado desde Italia”. La afirmación tajante del trabajo científico de “los primeros estudios genéticos sobre cangrejos de río” que descubrieron “a comienzos de la pasada década” que los crustáceos “de la península ibérica eran muy similares a los del noroeste de la península italiana y, en cambio, tenían muy poco en común con los de Francia”.
“Aquellos resultados provocaron cierto revuelo científico y promovieron estudios más exhaustivos, aunque sus resultados fueron poco concluyentes”, explica Clavero. La principal conclusión, añade, “es que toda la información analizada refuerza la evidencia histórica de que el cangrejo de río es una especie introducida en España” como “atestiguan numerosos documentos históricos” que muestran “las gestiones diplomáticas realizadas por la corte española para conseguir cangrejos italianos”.
Fueron “al menos cinco años de negociaciones”, cuentan, y “en 1588 el Gran Duque de la Toscana ordenó el envío de un cargamento de cangrejos con destino Madrid”. A lo largo de los siglos XVII y XVIII, estos cangrejos de río se introdujeron en la meseta norte y el valle del Ebro. La expansión de la especie se intensificó mediante numerosas introducciones durante el siglo XIX y continuó durante el XX, apuntan, “hasta ocupar prácticamente todas las zonas calizas de la península ibérica”. En la década de los años 70 “fue abundante y pescado en grandes cantidades” hasta que su población “se desplomó” por la “rápida expansión de dos especies de cangrejos de origen norteamericano y de las enfermedades asociadas a ellas”.
¿Tiene sentido conservar una especie introducida?
El concepto de invasora es una de las bases, precisamente, que usa el Supremo para la anulación de la excepción que permitía la pesca y comercio del cangrejo rojo. “Estamos en presencia de una especie exótica invasora con acreditada constatación científica sobre su carácter dañino”, dice el alto tribunal. Procambarus clarkii forma parte del listado de las 20 especies exóticas invasoras más dañinas presentes en España. Mientras, el de río, el 'autóctono', es una de las principales prioridades en la conservación de la biodiversidad en España.
“Se dedican muchos recursos a su cría en cautividad, a la creación de poblaciones mediante sueltas y al mantenimiento de las poblaciones silvestres que aún existen”, señala Miguel Clavero sobre Austropotamobius italicus. “¿Tiene sentido centrar esfuerzos de conservación en una especie introducida?”, pregunta el investigador. “Nuestro trabajo debería llevar a un replanteamiento de las estrategias españolas de conservación de la biodiversidad, cuestionando el papel prioritario del cangrejo de río”, concluye.
Estos días, tras la sentencia que tiene a Isla Mayor en mitad de una prohibición que supone su supervivencia económica, según el Ayuntamiento isleño, la propia Estación Biológica de Doñana defendía la permanencia del cangrejo rojo americano en el entorno del Parque Nacional de Doñana. El impacto del crustáceo en la marisma no es grave por su presencia durante décadas y por haberse convertido en sustento principal de la dieta de muchas especies, principalmente las aves. Si desaparece el cangrejo rojo, sí produciría en la actualidad una grave problemática en el ecosistema natural de Doñana.
A diferencia de trabajos anteriores, “basados exclusivamente en datos genéticos”, los autores defienden un estudio que recopila e integra información de varias disciplinas científicas: ecología, biogeografía, arqueología, paleontología, lingüística o genética y ha recurrido “a un libro de gastronomía y farmacia”. Este carácter multidisciplinar hace que este tipo de estudios sean “más útiles y robustos que los basados en un único punto de vista a la hora de tratar cuestiones complejas o polémicas”.