El duodécimo congreso del Partido Comunista de Andalucía (PCA) ha concluido este domingo, con un nuevo líder, Ernesto Alba, y con la aprobación de una estrategia muy concreta que marcará el futuro de IU, donde son mayoría. La clave está en una reivindicación del PCA de más competencias, de más capacidad financiera y de más poder de decisión frente a una IU de la que quieren que “vuelva a sus orígenes” y, por tanto, que pierda la estructura de partido con la que sostienen que se ha vestido estos años.
En concreto, el PCA se plantea como objetivo el impulso de una “herramienta electoral” a partir de “las experiencias de IU, Unidad Popular y otras candidaturas que ya están gobernando en muchas ciudades”. Tampoco lo ven tan dramático, porque ya a las últimas elecciones generales concurrieron como confluencia con siglas como Unidad Popular o Unidos Podemos. Por tanto, sin decirlo, dejan claro que puede ser IU u otra cosa. Ya lo comentaba el hasta ahora secretario general del PCA, José Manuel Mariscal, en una entrevista con eldiario.es/andalucia: “Para mí, lo único irrenunciable es el PCA”.
De momento, en los documentos aprobados en el congreso se insiste en el compromiso de fortalecimiento de su papel como partido en el trabajo en los conflictos sociales y laborales. “Una acción que debe ser simultánea al proceso de superación de IU en Andalucía como partido para devolverle su origen como movimiento político y social”, remarcan.
“Este fortalecimiento y reactivación del PCA se desarrollará a través de su trabajo de confluencia en IU e irá acompañado de un proceso de superación de ésta”, han explicado los comunistas, convencidos de que debe ser “un proceso natural de creación de un nuevo espacio que recoja la IU actualmente existente y vaya más allá”. Para la puesta en marcha de este nuevo espacio, el PCA hace un llamamiento a otras organizaciones, políticas y sociales.
En este sentido, no ocultan que el fortalecimiento organizativo y político del PCA “deberá tener un correlato con la reivindicación de recursos financieros que le permitan desarrollar esa acción, a través de protocolos con IU y en los espacios de confluencia que se construyan”. Entre otras cosas, el PCA pretende eliminar las cuotas de los afiliados a IU, para que sólo haya aportaciones voluntarias, y así manejar sus propios números. Eso sí, insisten: “El PCA participará, con IU, como sujeto activo en los espacios de confluencia”.
El congreso ha concluido la mañana de este domingo con la elección de su nuevo comité central, máximo órgano entre congresos. Dos listas competían por la composición del órgano. La lista encabezada por Ernesto Alba ha obtenido 171 votos, el 62% del total y 38 miembros. La de Miguel Ángel Bustamante, 105 votos, el 38%, con lo que le corresponden 23 miembros del órgano. Ha sido el comité central el que luego ha ratificado a Ernesto Alba como secretario general en sustitución de José Manuel Mariscal, quien se ha despedido del cargo en una organización que aglutina a la mitad de los comunistas del país, tras siete años.
Recién elegido, Ernesto Alba ha explicado que el mandato del PCA estará marcado por un “proyecto de ruptura” desde Andalucía, para disputar el voto pero también “la complicidad con nuestros iguales, cabreados -como nosotros- con las instituciones del régimen, contra la troika, contra un gobierno rehén y contra una presidenta de la Junta de Andalucía esclava de ella misma”.
“Las condiciones actuales de Andalucía son un mar abierto para poder construir una referencia en otros lugares de nuestro país”, ha apuntado el nuevo líder, quien se ha referido a las condiciones materiales de la vida de la gente en el territorio, “marcadas por el paro, la pobreza y la precariedad”, fruto de una gestión de un PSOE “cortijero e irresponsable” y una presidenta “castigada” por “simbolizar el continuismo”.
El principal documento que han debatido en el congreso es el titulado Unir las luchas: reconstruir la conciencia de clase, que expone la nueva realidad de la clase trabajadora de Andalucía, los retos para su unidad, el papel de la comunidad autónoma en la geopolítica internacional y europea, la posición sobre la UE y el euro y la construcción del citado bloque político y social “para la revolución”.