Tras las segundas elecciones generales de 2019, IU y Podemos intentaron pactar por primera vez un reglamento de funcionamiento para Adelante Andalucía, que había nacido y entrado en el Parlamento andaluz sin estatutos ni normas de funcionamiento interno. La coalición de izquierdas, dirigida por Toni Valero, redactó el primer borrador, y el equipo de Teresa Rodríguez lo complementó con sus aportaciones. El origen de la crisis interna que sufre hoy Adelante puede leerse en aquel documento de contrapropuesta, al que ha tenido acceso este periódico, y que nunca llegó a votarse ni a aprobarse.
Adelante Andalucía nació como coalición electoral hace dos años y mutó en partido político instrumental hace siete meses. Pero carece de unos estatutos como los que tiene el PSOE, el PP, Podemos, IU, Ciudadanos o Vox. No existen unas normas de funcionamiento escritas que establezcan quién y cómo se toman las decisiones importantes, qué principios políticos son imperativos para sus miembros, cuál es el código ético para sus cargos públicos y qué régimen disciplinario se aplica si no se cumple.
El documento, de seis páginas, lleva por título “Propuesta para las Bases de Funcionamiento de Adelante Andalucía”. Al sentarse a redactar su primer reglamento, los socios cofundadores partían de una idea común: crear “unas mínimas bases de coordinación” entre los miembros de Adelante –Podemos, IU, Izquierda Andalucista y Primavera Andaluza– para dar “cohesión y coherencia” a su acción política dentro y fuera de las instituciones. Sería un reglamento “de carácter interino hasta la celebración del I Encuentro de Adelante Andalucía a finales de 2020 o principios de 2021”, y habría tres órganos de coordinación y decisión de ámbito territorial: regional, provincial y local.
Sobre el papel aparecen escritas, por primera vez, las claves de un cisma interno que era un secreto a voces. El equipo de Toni Valero y Ernesto Alba (secretario general del PCA) elaboran un texto con reglas de organización interno (cómo se toman las decisiones y cómo se ejecutan), pero los de Teresa Rodríguez añaden cláusulas políticas muy específicas que, según sus socios, “no tienen encaje en un reglamento de funcionamiento”
A los dos documentos les separan unas semanas claves de 2019 en las que se confirma la imposibilidad de Pedro Sánchez para formar Gobierno, la repetición de las elecciones generales en noviembre, y un creciente movimiento para que, a la segunda, Unidas Podemos cierre una coalición con los socialistas para gobernar. La contrapropuesta de Rodríguez para el reglamento interno de Adelante incluye un veto explícito al PSOE, la misma cláusula que Podemos había impuesto dos años antes a IU y sus alcaldes como condición para confluir juntos en las elecciones: “Aquellas decisiones referentes a la modificación o desarrollo de elementos estratégicos que constituyen pilares centrales de la configuración política de Adelante Andalucía deberán tomarse por consenso”, dice el borrador. Y añade: “Línea política: dique a las derechas alternativas al PSOE (no cogobiernos)”.
La propuesta de reglamento aborda un tema fundamental para una fuerza de coalición integrada por cuatro formaciones políticas con trayectorias y prioridades distintas: “Cómo se toman las decisiones importantes”. IU diferencia entre “decisiones estratégicas” y “decisiones cotidianas”. Las primeras son de estrategia política, las que “constituyen pilares centrales de la configuración de Adelante”, y que deberán tomarse “por consenso”. Por ejemplo, el programa electoral, los mecanismos de coordinación del partido, la conformación de listas, la elección de las portavocías y el código ético. Anticapitalistas añade la referencia explícita al PSOE, no como objeto de debate, sino como una decisión ya cerrada, una especie de principio identitario: “No cogobiernos”.
Para el resto de decisiones cotidianas, sobre políticas sectoriales, “debe primarse la síntesis y el diálogo en las deliberaciones” dentro de Adelante, “alcanzándose acuerdos que permitan que todas las partes se sientan vinculadas a los mismos”. Y añade: “Solo en el caso de no existir consensos se tomarán acuerdos por mayoría simple entre las personas que forman parte de la coalición. Asimismo, para las decisiones que se entiendan de un carácter especialmente relevante, se podrá proponer el establecimiento de un mecanismo de mayoría cualificada en pos de la cohesión de Adelante”.
La decisión de mantener Adelante como partido instrumental en el registro del Ministerio de Interior, de concurrir con esta marca en las próximas generales y el rechazo a formar gobiernos de coalición con el PSOE fueron tres medidas impulsadas por Anticapitalistas y los grupos andalucistas, en contra del criterio de IU y de la nueva dirección de Podemos, que ahora comanda Martina Velarde. En la propuesta de reglamento interno de Rodríguez, no aparecen como decisiones de “carácter especialmente relevante” que exijan una “mayoría cualificada”. Valero lo ha llamado “anomalía democrática”, de ahí que haya lanzado un ultimátum a la gaditana para que retire Adelante del registro de partidos; de ahí que haya retado a los Anticapitalistas a someter a consulta de las bases la propuesta de presentarse en las generales con esta marca, en vez de Unidas Podemos.
La unanimidad rota
Una de las razones de la crisis entre IU y Podemos Andalucía (ahora Anticapitalistas) fue el sistema de deliberación y resolución de las estrategias políticas. Antes de las elecciones andaluzas del 2 de diciembre de 2018, las decisiones se tomaban por consenso, pero entonces el consenso era sinónimo de unanimidad. “Hasta la salida de Teresa Rodríguez de Podemos, existía una norma no escrita: ninguna decisión se adoptaba si no llegábamos a un consenso unánime. Eso se parte con la irrupción de Anticapitalistas en Adelante”, explican fuentes de IU. La gaditana no les quita la razón, pero matiza: “Una cosa es el consenso y otra el veto. Está bien funcionar por consenso, pero no cuando lo usas permanentemente para evitar el crecimiento de una iniciativa”.
Tras el fracaso electoral del 2D afloran las discrepancias a la hora de plantear una estrategia política a más largo plazo. Entonces la unanimidad desaparece, las decisiones se someten a votación dentro de un grupo de Telegram y el consenso se convierte en “lo que decida la mayoría”. No hay reglas por escrito. Un día levantaban todos la mano a la vez, y al día siguiente eran unos contra otros. Podemos se queda sin voto tras la salida de Rodríguez y su equipo, su espacio lo ocupan los Anticapitalistas -recién ingresados- y junto a los dos grupos andalucistas suman mayoría frente a IU. “El único espacio de decisión que hay en Adelante es de horizontalidad al margen del peso político de cada integrante. Lo que no puede ser es que defiendan la horizontalidad cuando te beneficia y hables de tu peso político cuando te perjudica”, reprocharía más tarde Rodríguez a sus socios.
La propuesta de reglamento que hizo IU planteaba que las nuevas formaciones que se incorporasen a Adelante tendrían una representación “en función de la realidad de ésta, quedando incorporadas a las diferentes juntas donde tenga presencia [regional, provincial o local]”. Anticapitalistas entró de la mano de Rodríguez, sin que esta cláusula tuviera vigencia, ya que carecía de representación institucional (aunque ahora la mayoría de los diputados salientes de Podemos en el Parlamento andaluz pertenecen a esta corriente). No era la única discordancia.
El borrador también dejaba claro que “los desacuerdos que pudieran surgir entre los partidos integrantes de Adelante se plantearan en los órganos correspondientes previamente a su manifestación pública”. Los Anticapitalistas hacían caso omiso de esta propuesta. De hecho, uno de los grandes encontronazos entre socios lo protagonizó la portavoz adjunta de Adelante, Ángela Aguilera, cuando usó el atril de su grupo en el Parlamento para defender que la confluencia concurriera con su marca a las generales de noviembre de 2019. IU defendía que la lista electoral en Andalucía fuera la de Unidas Podemos, como había ocurrido en la convocatoria de junio.
Ahora mismo, las decisiones en Adelante se adoptan dentro del grupo motor por mayoría de sus miembros. En la propuesta de reglamento, el máximo órgano de decisión iba a ser la Junta de Coordinación regional, cuya composición tendría “un mínimo de cinco personas por cada organización miembro de Adelante: como cargos públicos entrarían los portavoces de la coalición en el Congreso, el Senado, el Parlamento andaluz y los órganos de extracción parlamentaria. Adelante como tal no tiene portavoz en la Cámara Baja, donde está representada por Unidas Podemos, pero sí en la Cámara Alta (la ex líder del Partido Andalucista, Pilar González).
Esta especie de ejecutiva provisional tendría la función de “aprobar los principios y bases políticas en que se fundamenta Adelante; establecer la estrategia política general y las líneas básicas de sus políticas; aprobar los reglamentos y todas las normas que hayan de regir Adelante; ratificar las candidaturas electorales resultantes propuestas en cada proceso electoral, por el mecanismo que se establezca; aprobar los programas electorales, los posibles acuerdos de ámbito con otras fuerzas políticas y las directrices generales de la política de pactos de ámbito municipal”. Uno de los vacíos notables del borrador de reglamento es que no establece si este tipo de decisiones se resuelven por mayoría simple o cualificada.
Cuando, a principios de año, IU decide abandonar el grupo motor de Adelante, lo hace en protesta porque los Anticapitalistas se niegan a dar de baja el nombre de la coalición del registro de partidos políticos -con el que ya plantean presentarse a las generales-. Pero, según fuentes de la dirección regional, también se salen porque sus socios cambian la composición del grupo motor en una reunión en la que no estuvieron presentes. Lo hacen, según denuncian, para ampliar la mayoría del sector pseudo nacionalista -Anticapitalistas más los andalucistas- en detrimento del peso original de los comunistas. Así, se da entrada a las portavoces parlamentarias -Teresa Rodríguez e Inma Nieto (IU), que decide no acudir-; la portavoz en el Senado (Pilar González) y la representante de Adelante en el Consejo Audiovisual (Pilar Távora). Pero no entra la portavoz de Adelante en el Consejo de Administración de la RTVA (elegida por IU).