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Régimen franquista: “capacidad mutante”, longevidad y violencia sobre el “vencido”

Cómo explicar la naturaleza, evolución y larga duración del franquismo. Definir aquellos procesos que consolidaron el régimen nacido del golpe de Estado y la Guerra Civil y los espacios comunes con las dictaduras de la Europa de entreguerras. De la represión y el control ideológico a la dimensión alcanzada por el apoyo social, la política penitenciaria o las prácticas económicas autárquicas. Una esencia “resultado de la guerra civil”, un trayecto de cuatro décadas donde “la condición de vencido se tuvo hasta la muerte de Franco”. O cómo desentrañar su articulación institucional mediante “nuevos enfoques historiográficos”, sintetizan los profesores universitarios Antonio Barragán y Miguel Ángel del Arco.

El Museo de la Autonomía de Andalucía, junto a la que fuera última casa de Blas Infante -de donde fuerzas franquistas sacaron al denominado Padre de la Patria Andaluza para ejecutarlo- es un “buen lugar” para reflexionar sobre ese convulso periodo histórico. El franquismo, un régimen que adoptó un carácter mutante. Capacidad de cambio y adaptación necesaria por su extensión temporal, analiza el catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de Córdoba, Antonio Barragán. El régimen demostró, mucho más allá de los años inmediatamente posteriores al alzamiento militar, una capacidad “de adecuarse a las condiciones externas e internas de cada momento”.

“Condición de vencido, hasta la muerte de Franco”

Con el objetivo de despiezar la articulación del franquismo en Andalucía, el Seminario Permanente del Centro de Estudios Andaluces, trató un tema “que no puede ser explicado sólo y exclusivamente por las dimensiones que resultan de la guerra civil: la represión, el control social y político”. Existían otros factores que estabilizaban el desarrollo del franquismo. “Ciertos apoyos sociales” entramados con el pegamento de “un discurso nacional católico” y trufado de una variedad generosa “de contenido simbólico y mítico”. Así se buscó una cohesión para “el régimen político instaurado en España por los vencedores de la Guerra Civil”, marca Barragán. Ayudado, precisa, también por “circunstancias exógenas de carácter internacional”.

¿Por qué el franquismo pervivió durante tanto tiempo? El profesor Miguel Ángel del Arco (Universidad de Granada) percibe el color del apoyo de la sociedad civil andaluza a la dictadura “entre el gris y el negro”. Pese al aislamiento y las condenas internacionales, a la disidencia o “a los decenios de agitación política” precedentes, “el régimen nacido del golpe de Estado de julio de 1936 disfrutó de una llamativa longevidad y de una estabilidad que muchos dictadores de Europa y América del siglo XX bien pudieran envidiar”, desarrolla. Tras superar “años de silencio”, los historiadores subrayan el elemento central del ADN franquista: violencia y represión “en todas sus dimensiones”.

“Durante toda la dictadura la condición de vencido se tuvo hasta la muerte de Franco”. Antonio Barragán establece así, una “gradación” dentro de los “vencidos” que incluye los “irreductibles, aquellos a los que el régimen no integró, como dirigentes políticos y sindicales o quienes no dudaron en seguir combatiendo la dictadura”, caso de los guerrilleros, los denominados maquis. Estaban también “otros a los que la política carcelaria intentó redimir a través del trabajo, de dejarles bien claro quién había ganado la guerra”. Los presos esclavos.

Represión: de la tapia del cementerio a la marginación

¿Y cuál fue el papel de la sociedad en todo este proceso? Ahí reside una clave esencial. “Los andaluces, como el resto de españoles –dice Del Arco–, también participaron históricamente de esos años, adoptando determinadas actitudes hacia la dictadura que explicarían su asentamiento, vida y longevidad”. La propia guerra dividió a la sociedad andaluza, apunta Barragán, con amplias zonas donde “no hubo guerra” y fueron luego, sin embargo, presas de una “represión brutal”.

¿Por qué ese horror? “Desde el principio hubo vencedores y vencidos”, señala Miguel Ángel del Arco, y “no sólo hablamos de tapias de cementerios, sino también de políticas de marginación”. Eso significa que el franquismo “usó los distintos poderes para sus intereses y los franquistas y sus familias prosperaron, como lo hizo la forma que tenían de ver la vida, la moral del nacional catolicismo”. Frente a esto, los republicanos “o estaban en las cunetas o estaban en el exilio”. O marcados por la represión, ejercida a nivel cultural, social, político y económico. ¿La violencia en la base de la relación entre vencedores y vencidos? “Todo fue un castigo político por lo que esta gente pensaba o había hecho en el marco de una democracia”.