Chile, Perú, Argentina, Brasil, Guatemala, Paraguay, El Salvador, Uruguay… Y también, y sobre todo, Sudáfrica. En todos estos países se crearon comisiones de la verdad para reparar la violación de los derechos humanos por parte de regímenes autoritarios o dictatoriales.
El expresidente José Luis Rodríguez Zapatero tocó ayer en Sevilla la fibra sensible del público latinoamericano presente en su conferencia sobre memoria histórica cuando zanjó con rotundidad la posibilidad de que una comisión de la verdad investigara los crímenes del franquismo y ahondara en la reparación a las víctimas.
El público, que asistía a un seminario internacional sobre transiciones democráticas y calidad de la democracia en la Universidad Pablo de Olavide (UPO) y estaba compuesto en buena medida por políticos, funcionarios y académicos latinoamericanos, mostró abiertamente su desacuerdo con el ex presidente del gobierno.
El propio juez Baltasar Garzón, que estaba presente en la sala, le hizo ver su contrariedad. Frente la fórmula “democracia, consenso y reconciliación” propuesta por Zapatero, el magistrado no dudó en plantearle su propia receta: “verdad, justicia y reparación”.
Eldiario.es/andalucia habló posteriormente tanto con el propio Garzón como con otros protagonistas del mundo académico y político latinoamericano relacionado con las comisiones de la verdad. El magistrado español destacó que “la justicia española no ha dado una respuesta judicial a los crímenes franquistas de lesa humanidad. El mecanismo de la comisión de la verdad es el mínimo ético que las víctimas se merecen”.
El magistrado, suspendido como juez desde 2010 precisamente por sus investigaciones sobre los crímenes del franquismo, criticó con dureza la postura del ex presidente Zapatero: “no puede ser admisible la posición política de que una comisión de la verdad no tiene sentido. Desde el ámbito institucional no ha habido petición de perdón, no ha habido reconocimiento de la verdad, sólo ha habido medidas de reparación económicas, morales y simbólicas”.
Según Garzón, que ahora trabaja como asesor del Tribunal Internacional de la Haya, el planteamiento de Zapatero ha quedado desfasado, pues se trata de “una interpretación de la transición que no ha ido avanzando al hilo de lo que es el reconocimiento de las víctimas de crímenes masivos”. El juez aseguró que “si miramos el panorama internacional, el mecanismo de las comisiones de la verdad está instalado como un instrumento de reconciliación, acceso a la verdad y justicia transicional”.
La Comisión de la Verdad, “por encima de cualquier ideología”
El magistrado cree que habría que establecer la comisión de la verdad “por encima de cualquier ideología, con el único fin de otorgar reparación a las víctimas. Comparecer ante un juez o ante una comisión de la verdad, donde puedan contar su historia y que esa historia produzca unos efectos, eso ya es reparador. Eso es lo que se está negando a las víctimas españolas”.
José Carlos Moreira, vicepresidente de la Comisión de Amnistía de Brasil, recordó que “las transiciones no son estáticas” y replicó a Zapatero, que insistió durante su conferencia en “el derecho a la memoria personal y familiar”, que se trata precisamente de todo lo contrario: la verdad histórica es “un derecho de la sociedad. Mientras más se hable de la violencia sufrida, mejor para la sociedad”. Moreira aludió así a una frase pronunciada por Nelson Mandela y recordada por Garzón durante su intervención en el acto: “un pueblo que no es capaz de reconocer lo que ha sufrido, está condenado a sufrir los mismos hechos”.
Milena Petters, profesora de derechos humanos y derecho constitucional de la Universidad Regional de Blumenau en Brasil, tampoco se mostró de acuerdo con Rodríguez Zapatero insistiendo en que la “democracia no es solo consenso, también es disenso. Es necesario conocer todas las caras de la verdad, de los hechos, para poder madurar colectivamente una memoria histórica. La verdad no es única”. Petters señaló, en este sentido, que “no hay justicia si, a la hora de la reparación, no se tiene en cuenta la verdad”.
Luz Buitrago, estudiante colombiana de la UPO que está realizando su tesis doctoral sobre la violación de derechos humanos a pueblos indígenas, mostró su “preocupación” por las palabras del ex presidente. “¿De qué se dio cuenta mientras gobernaba para tener tanto miedo a una comisión de la verdad? ¿Por qué no está de acuerdo con que se salde esa deuda pendiente? La verdad es fundamental para cimentar un país democrático”.
Según Buitrago, “es necesario que se conozca la verdad para que el país salga adelante. Este tema se ha cerrado en falso”. El propio Garzón coincidió con ella: “Con la ley de memoria histórica nos quedamos a mitad de camino. Era el momento en el que se tenía que haber hecho una comisión de verdad y nos terminamos quedando en la peor posición”.