El debate abierto de un tiempo a esta parte en la sociedad española sobre la gestación subrogada o los vientres de alquiler –según quien se refiera a ello- se ha puesto sobre la mesa este lunes en Córdoba para ahondar en el conocimiento de los factores que intervienen en esta realidad. Para “aumentar el saber y la comprensión sobre el tema”, en palabras del director del Aula de Debate de la Universidad de Córdoba que organizaba un encuentro para confrontar posiciones a favor y en contra de este tipo de práctica.
Ante el atril, dos expertos juristas para dar precisamente argumentos legales en uno y otro sentido sobre la gestación subrogada, una práctica que no está legalmente reconocida en España pese a que su fruto, los niños y niñas gestados por una tercera persona, sí se inscriben con la filiación de los padres cuyas células reproductoras se han unido. De hecho, los contratos de gestación por sustitución son nulos en España.
“La gestación subrogada es un derecho y una explotación, según cómo y dónde”, afirma Miguel González, confundador de Universal Surrogacy Agency, un bufete de abogados radicado en Málaga y especializado en la maternidad subrogada. Él defiende este tipo de maternidad como “un derecho siempre y cuando se regule aportando todas las garantías” para los intervinientes en el proceso. Y como ejemplo pone el de estados de EEUU como California donde “este debate ya está superado” y esa práctica es legal desde hace 30 años frente a países como India donde, admite, “se producen barbaridades” en una gestación sin ningún tipo de protección llegando a ser “una obligación y un servicio a la familia”.
Sin plantear el debate moral que la maternidad subrogada abre en nuestro país, este experto sitúa en el desarrollo de una ley garantista la conformidad para que la gestación subrogada se abra paso. Ya sea con una contraprestación económica como en EEUU o Ucrania –“se presta un servicio y tiene un precio”- o bien se realice de manera “altruista” como en Canadá, Reino Unido o Portugal, cita.
Y plantea la gestación subrogada como “lo único que les queda” a las personas que quieren tener hijos, que no pueden por medios naturales y la vía de la adopción –“larga y muy complicada”- no les da resultado.
“El cuerpo humano está fuera del comercio”
Enfrente, la legalidad vigente en España que no permite la maternidad subrogada y los argumentos que ligan esta práctica a la comercialización del cuerpo de la mujer como mero objeto. “Son contratos de mercantilización de la capacidad reproductiva de las mujeres”, apunta Octavio Salazar, profesor de Derecho Constitucional y firme defensor del feminismo que, para empezar, pone de relieve precisamente que sean dos hombres quienes estén debatiendo sobre la maternidad subrogada.
Más allá de la ley que declara nulo los contratos por gestación subrogada, pese a que desde 2004 sí se puedan inscribir en España como hijos los niños gestados con esta práctica en otros países, los argumentos jurídicos recogen también conceptos ligados al debate moral. “La dignidad en su sentido constitucional, que le da contenido jurídico a tratar a la persona no como un medio sino como un fin”, no como objeto que sirve para la reproducción sino como persona. Y se alude también a “la moral” concepto jurídico: cuando el Código Civil señala que los contratos con causa ilícita no suponen efecto alguno cuando sean “contrarios a la ley o a la moral”, entendida como los valores que regulan el modelo de convivencia.
Por encima de la ley estatal, este experto recuerda que las propias normas del Derecho Internacional establecen que “el cuerpo humano está fuera del comercio de los hombres”, como se ve en ejemplos como la donación de órganos o la propia adopción de niños, para no convertir al ser humano en un “objeto de lucro”, como es el caso de los pagos que se realizan en la gestación subrogada en varios países.
“Y si regulamos la gestación subrogada, ¿obtendremos mayor garantía de la mujer para disponer de su cuerpo o estaremos regulando su mercantilización?”, deja en el aire de este debate que parece tener un recorrido aún muy largo.